Dentro de poco más de un mes se cumplen cinco años del fallecimiento de una mujer que cambió la historia de España, Carme Chacón. Así lo expresa Joana Bonet en su último libro Chacón. La mujer que pudo gobernar de la editorial Península. Una obra que sale a la venta este 2 de marzo y que dará luz a muchos aspectos de la intensa vida de una política que estuvo cerca de convertirse en la líder del PSOE, uno de los grandes del bipartidismo.

En el 38º Congreso socialista celebrado en Sevilla en 2012 tuvo la posibilidad de ser la primera mujer catalana (algo que entonces llamaba mucho la atención) candidata a presidir el país, pero 22 votos de diferencia con Alfredo Pérez Rubalcaba le hicieron perder la oportunidad. 

Ella fue la primera ministra de Defensa y la primera embarazada que pasaba revista a las tropas de las fuerzas armadas. Se adelantó al conflicto de Catalunya como experta constitucionalista y, según Bonet, no dudó en reclamar una política a pie de calle: "Si decimos izquierda, hacemos izquierda". 

Una mujer diligente

Chacón inició su vida política en Catalunya cuando Narcís Serra, miembro fundador del PSC, le ofreció ir en las listas como diputada cuando ella era profesora universitaria en Girona. Pronto pasa a formar parte de la nueva generación del PSOE, la llamada "Nueva Vía", de la que participaría también el futuro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Según la obra de Bonet, Chacón acabó siendo una pieza irremplazable para el proyecto.

Desde el principio, Carme Chacón apoyó la candidatura de Zapatero, que logró imponerse a la de José Bono, aunque no formó parte de su primer gabinete. Algunas fuentes cercanas que se mencionan en el libro señalan que esta decisión se debió a la influencia de Rubalcaba, otras que fue voluntad personal de la propia Chacón. Así, durante la primera legislatura del socialista, ocupó el cargo de vicepresidenta del Congreso. 

Posteriormente, la política se curtió en el Ministerio de Vivienda antes de ponerse al frente de Defensa. Un tiempo en el que recibió duras críticas por instituir la modalidad del desahucio exprés.

En marzo de 2008, se presentó como cabeza de lista por el PSC en Barcelona a las elecciones generales y obtuvo 25 de los 47 escaños en juego. El mejor resultado de las historia del Partido Socialista en la comunidad catalana.

Un ejemplo de compromiso político 

Chacón insistía en la necesidad de que los ministros catalanes volvieran a ocuparse de temas de Estado y nunca cesó en su empeño por feminizar los espacios de la política. Despreciaba a los corruptos y los quería lejos, por ello, explica Bonet, no dudó en mostrarse partidaria de cesar a Alberto Saiz, director del CNI, cuando fue acusado de malversación de fondos públicos.

La autora destaca su ejemplaridad: cuando el conflicto en Afganistán acabó con la vida de dos militares, Juan Andrés Suárez y Rubén Alonso Ríos, Chacón "lo tuvo claro desde el primer momento: saldría aquella misma tarde hacia Afganistán para la repatriación de los cadáveres".

Retirada de la política

Cuando el PSOE perdió las elecciones en 2011, el partido se encontraba dividido para afrontar el relevo de Zapatero. A un lado estaba Pérez Rubalcaba, "el favorito del aparato" que representaba la facción más próxima al felipismo. Al otro, "la favorita de la militancia", Carme Chacón, vinculada a las bases históricamente más progresistas.

Tal y como afirma Bonet en el libro, "al PP le preocupaba más Chacón como adversaria que Rubalcaba", pero el Congreso socialista de Sevilla celebrado en febrero de 2012 se decantó por el cántabro. Ferraz no estaba preparada para una mujer "demasiado de izquierdas" como ella.

El 29 de agosto de 2013, Carme Chacón hacía público que dejaba su escaño en el Congreso. Tres años después, tras el batacazo del PSC en las elecciones generales (perdió seis escaños) de 2016, donde se había presentado cabeza de lista en la capital catalana, anunció que ya no se presentaría más.

Chacón fue una política que logró al menos agrietar el techo de cristal contra el que luchan cada día millones de mujeres. Pero no sólo eso, en su obra Bonet explica que la exministra también tuvo que hacer cara al machismo y sus violencias.