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Igualdad Aquí están las mujeres de la música

Las mujeres denuncian el machismo en la industria musical y reclaman visibilidad en todos los oficios del sector

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Rocío Saiz, organizadora de Fiesta Furiosa y cantante de Las Chillers.

madrid, Actualizado:


Cien profesionales del sector musical montaron una asociación hace un año con un claro objetivo: su disolución. Su nombre, Mujeres en la Industria de la Música (MIM), también debería modificarse con el tiempo, sustituyendo Mujeres por Profesionales, puesto que sus asociadas persiguen la igualdad en un mundo donde históricamente han sido relegadas a un segundo plano. No sólo en los escenarios, sino también en la oficina, el estudio de grabación o el backstage. ¿Por qué escasean cuando hay mujeres preparadas para desempeñar cualquier actividad?

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“Si en las facultades son mayoría y obtienen mejores resultados, no se entiende que los hombres ocupen la mayor parte de los puestos”, reflexiona Carmen Zapata, presidenta de MIM. “No me explico cómo las más jóvenes, pertenecientes a una generación muy formada, tienen puestos tan precarios dentro de la industria. Todo obedece al machismo, algo intrínseco al sector, porque no encuentro otra razón posible”, añade la también presidenta de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya.

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Las profesionales ya estaban ahí, pero MIM nació para darles visibilidad, de modo que las nuevas hornadas tengan unos referentes que les animen a coger el micrófono o a sentarse ante una mesa de sonido. “Queremos trabajar la formación y estamos en contacto con escuelas para introducirlas en la música. Las chicas, cuando tienen que exponerse, abandonan porque son juzgadas con inquina. Cuando se suben a un escenario, por ejemplo, se las escruta con más exhaustividad. No sólo se enjuicia su parte artística, sino incluso su aspecto”.

Carmen Zapata y Herminia Martínez.


Zapata considera que la exigencia con las creadoras emergentes es mayor. Cuando se valora a un hombre, sostiene, aunque tenga carencias se tiende a ver algún elemento positivo y se deja la puerta abierta a un futuro prometedor. A una mujer, en cambio, no se le mide por el mismo rasero, por lo que cualquier comentario sobre su falta de virtuosismo es una enmienda a la totalidad de su talento, añade. “Eso provoca que las jóvenes tengan más reparos a la hora de montar una banda o de actuar en directo. Por eso necesitamos visibilizar el trabajo de las profesionales, de manera que les sirvan como modelos”.

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La discriminación por motivos de género se produce a lo largo de toda la cadena, desde el sillón de una multinacional hasta la carga y descarga. “Cuando las tareas no estaban tan mecanizadas, podría entenderse que algunos oficios fueran más duros para ellas, pero hoy es un sinsentido”, afirma la presidenta de MIM, consciente de que su presencia es mayor en las agencias de representación y comunicación, aunque pasa desapercibida en otras parcelas, como la técnica, la producción o la alta dirección.


Irene Moreno García, por ejemplo, ha trabajado como backliner (o sea, en la línea trasera del escenario, pendiente de la buena relación de los músicos con los instrumentos, los amplificadores y demás) y como humper —en español, pipa: el encargado de la carga y descarga de los aparatos—. “Como en ambos oficios no hay chicas, te miran raro. Asocian esa labor con un físico determinado, pero cuando me han visto cargar el mismo peso que ellos, se han callado”, explica Moreno, quien actualmente trabaja en Espiral Audiovisuales como técnica de sonido y de escenario.

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“Ser mujer en un contexto masculino provoca que ellos sean más condescendientes contigo, pero tampoco he sufrido un trato machista porque tuve suerte con las empresas en las que he currado”, añade esta licenciada en Bellas Artes y máster en ingeniería y producción musical. "Sin embargo, sí me he encontrado con amigas y amigos técnicos que se han topado con empresas en las que no querían trabajar con mujeres".

Irene Moreno, técnica de sonido y de escenario.


Tras pasar por salas como Penélope, Caravan, Teatro Barceló y Joy Eslava, Moreno ha saltado del escenario a la mesa de sonido, aunque en ocasiones no ha tenido la oportunidad de demostrar su valía. “En algunos sitios me han tratado muy bien y en otros he advertido un sesgo machista, aunque a veces ni siquiera han contado conmigo. Mis amigos y yo enviábamos currículos: a ellos los llamaban para hacer una entrevista y a mí, con una experiencia similar, no”

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“Cada vez hay más mujeres en todos los oficios, pero el cambio es excesivamente lento. Yo siempre he pertenecido a esa minoría del 20% y pensaba que la situación general iba a mejorar con mayor rapidez, pero la desesperación llega cuando, dos décadas después, ves que todo sigue igual. El inmovilismo está instalado, pero no justificado”, denuncia Zapata, convencida de que no reciben el mismo trato que los hombres aun demostrando una valía similar. Por ello, reclama su lugar en la industria, empezando por los conciertos en salas y festivales, cuya ausencia o presencia testimonial ha sido insistentemente denunciada.


No será por bandas femeninas o mixtas. “Hay más de seiscientas”, zanja la presidenta de MIM, encargada de supervisar que la igualdad en la industria sea efectiva. “Se trata de aplicar unas cuotas de responsabilidad profesional, porque no es tan difícil hacer una programación paritaria”. Ni tampoco mayoritariamente femenina, caso de Fiesta Furiosa, donde se invierten los porcentajes: un 80% de grupos femeninos y un 20%, de masculinos.

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Detrás de un festival que celebra el girl power en la industria musical, está Rocío Saiz, organizadora de otros saraos como el Tsunami o el Hija Que Seca Fest. “Nuestro mensaje de igualdad debe ser combativo, pero al mismo tiempo lúdico: hagamos la revolución bailando”, afirma esta responsable de producción, que ha trabajado para varias agencias. “Nosotras debemos estar ahí, pero no sólo por ser mujeres, sino porque también estamos sacando adelante proyectos muy buenos. Al margen del género, hay artistas increíbles, pero también técnicas de sonido o de iluminación muy buenas”.


Saiz ofrece una panorámica de las trabas que sufren en el sector, pues también ha ejercido de tour mánager (Javiera Mena, Las Odio…) y de artista, al frente de Las Chillers. “Ser chica sobre un escenario es muy complicado, porque tienes que luchar contra cierto tipo de público y de técnicos. Y, cuando estás detrás del palco, también resulta duro y complicado. El trabajo en la parte técnica es una guerra constante. Los hombres, a veces, ni te miran. Como tour mánager he padecido situaciones tan heavies que me estoy quitando de la producción, porque estoy muy desmotivada”. Tampoco cree que resulte fácil vender a grupos femeninos desde la oficina: “Las marcas se sienten atacadas, porque ven esas propuestas como algo reivindicativo, cuando es algo normal”.

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Ana Béjar, cantante, compositora, letrista y poeta.


También ocurre que el mérito de una mujer se lo lleve un hombre. La trayectoria de Ana Béjar es caudalosa: es cantante, compositora, letrista y poeta; ha colaborado en la producción de sus propios discos; y ha liderado bandas como Usura y Orlando, por no hablar de los dúos Todo e íO. “El trabajo creador se le atribuye a la parte masculina del proyecto. Tenemos que luchar por nuestra autoría constantemente. No importa cuántas veces envías los créditos, porque siempre pensarán que corresponde al varón. Aunque haga hincapié para que se reconozca mi trabajo, incluso así se confunden”.


Béjar considera que las mujeres, hasta ahora, han estado indefensas, por lo que valora la labor de asociaciones como MIM. “Cuando hago trabajos con otros músicos, siempre quedo como intérprete, aunque conste como compositora y ejecutora. El papel de la mujer siempre queda relegado a ser una mera intérprete, como la última piececita que le da el toque emotivo. Cuando vas a una prueba de sonido, si vas con un hombre que te ayuda con el equipo, a la primera persona a la que se dirigen los técnicos del estudio es a él. Buscan a un interlocutor masculino. Es indignante, sobre todo cuando ya no necesitas demostrar nada”.

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Y recuerda la carta contra el sexismo que publicó Björk hace un año. “Las mujeres tienen permitido ser compositoras y cantar sobre sus novios. Si cambian el sujeto de estudio a átomos, galaxias, activismo, ritmos de matemática nerd o cualquier otra cosa que no sea cantar sobre sus seres queridos, son criticadas. Los periodistas sienten que falta algo, como si nuestra única jerga fuese emocional”.


Béjar deja claro que el fuego también puede ser amigo. “Tu papel puede ser relegado incluso por mujeres de la industria, porque somos víctimas de la inercia”. A veces parece que esa rutina ha sido superada, si bien la polifacética artista advierte de que el machismo subyace bajo el nuevo envoltorio. “Todo cambia si te meten en el cajón de las chicas. Entonces sí que se potencia ese aspecto, porque precisamente lo que se vende es la condición femenina del grupo”. La secunda Zapata: “Ojo, la industria no es altruista. Si una mujer tiene talento y vende entradas, se la va a promocionar, pero no hay que olvidar lo que está pasando detrás, en el resto de la industria, donde resulta muy difícil obtener visibilidad”.

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Algunas de las que saltan a la vista figuran a continuación, aunque se trata sólo de un somero repaso a los oficios de la industria. Valgan simplemente como ejemplo, porque son todas las que están, pero no están todas las que son.

Marcela San Martín, programadora de la sala El Sol.


Marcela San Martín: programadora de la sala El Sol

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Herminia Martínez García: ingeniera de sonido.


Gema del Valle: fundadora de Subterfuge Records.

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Patricia Godes
: periodista y escritora

Autorretrato de la fotógrafa Blanca del Amo.


Blanca del Amo
: fotógrafa y hostelera


Zara Sierra y Xiana Fumega: comunicación y producción


Elena Cabrera: podcaster


Cindy Castillo: booker de Mad Cool Festival


Diana Cortecero: directora de La Fonoteca.


Mar Catarina
: diseñadora

Arancha Moreno, directora de la revista 'Efe Eme'.


Arancha Moreno: directora de la revista Efe Eme


Cora Novoa: compositora y DJ


Diana Lafuente: cofundadora de La Faena II


Marisa Moya: fundadora de Emerge


Yolanda Villa: gerente de la sala Mardi Gras.


Anabel Vélez
: crítica musical

Yolanda Uriz, productora y artista sonora.


Yolanda Uriz: productora y artista sonora


Marian Lozano
: directora de Premios Fest


Virginia Díaz: presentadora de televisión


Chen Castaño
: directora de Planet Events


Lucía Lijtmaer: comisaria del festival Princesas y Darth Vaders


Marisa Márquez: directora de marketing de Live Nation España

Daniela Bosé, directora de BMG.


Daniela Bosé: directora de BMG


Inma Grass: cofundadora de la distribuidora Altafonte


Ale Castellano: coordinadora de la web MYM


Lara López: locutora


Territorio de nabos

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