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Amy Winehouse es la nueva reina del pop

Cinco grammys coronan a la británica // Alejandro Sanz, mejor disco latino.

JESÚS MIGUEL MARCOS

Los Grammy no son los Oscars. Les cuesta mucho más disfrazar su condición de plataforma comercial, son más esclavos del glamour y pasan olímpicamente de los artistas emergentes. Por si fuera poco, cuesta creerse sus mil y una categorías. ¿Cómo justificarían la nominación de Jarabe de Palo al mejor disco derock alternativo latino?

En todo caso, hay que reconocer su esfuerzo por mantener la calidad en unos niveles aceptables. El domingo por la noche, en Los Ángeles, salieron triunfadores como Amy Winehouse, Kanye West y Herbie Hancock, tres artistas radicalmente diferentes pero determinantes en sus respectivas áreas.

La cantante británica fue la gran triunfadora de la noche al lograr cinco estatuillas de las seis a las que aspiraba, entre ellas la mejor canción del año, por Rehab, y mejor álbum de pop vocal, por Back to Black. Su victoria fue doble al batir a sus dos principales rivales –Beyoncé y Rihanna– en su propio terreno. “Esto también es para Londres”, gritó en su discurso de agradecimiento desde, precisamente, Londres, ya que las autoridades estadounidenses pusieron trabas para concederle el visado.

Al contrario que el año pasado, cuando triunfaron unas Dixie Chicks desconocidas en Europa, los Grammy fijaron su objetivo sobre una artista inglesa de gran tirón mediático. Una cantante que, además de admirada por el público mainstream, es respetada en los circuitos alternativos, con la revista New Musical Express a la cabeza.

Y sí, quizás la ceremonia fue más apagada que de costumbre, como señalaban las crónicas, pero el listado de triunfadores fue el más brillante de los últimos años. Kanye West, uno de los raperos más interesantes delmomento, se llevó cuatro estatuillas, todas ellas en las categorías de hip hop.

El nuevo rap de masas
Es una forma de premiar a un determinado rap: elegante, alejado de la violencia y centrado en lo artístico. West ya derrotó al malo de 50 Cent –que presume de haber sido disparado en nueve ocasiones– el pasado mes de septiembre, cuando lanzaron sus álbumes al unísono para ver quién vendía más. El domingo se coronó como el nuevo rey del rap, demostrando apertura de miras –el duo electrónico Daft Punk le acompañó en su éxito Stronger– y ternura –cantó una afectada Hey Mama, dedicada a su madre, que murió
hace unos meses–.

La gran sorpresa de la noche fue el premio al mejor disco del año, que recayó en un músico legendario: el jazzista Herbie Hancock. Es una práctica habitual en los Grammy premiar a una leyenda, como lo demuestran los galardones a Tony Bennett, Ray Charles, Steely Dan o el mismo Bob Dylan en los últimos años. Hancock, pianista de Miles Davis en la década de los sesenta, recogió el premio por su disco River, un homenaje a la cantautora canadiense Joni Mitchell.En los Grammy cuesta encontrar perdedores. Se reparten más de 100 premios, probablemente para que todos se vayan contentos.Bruce Springsteen, Foo Fighters, The White Stripes y nuestro Alejandro Sanz también fueron premiados.

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