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"La música es el pretexto para motivar a los chavales"

El Hombre Viento es un rapero que compagina la grabación de discos con el trabajo con jóvenes

ESMERALDA MARTÍN

Sentado en la avenida principal de un recinto ferial, con su perro entre las piernas, El Hombre Viento, sobrenombre de Jeremías Pau Toledo, recuerda su llegada al hip hop: su tío le soltó las primeras cintas de rap y sus ritmos se convirtieron en el vínculo que le unía a los chavales de su barrio.

Creció escuchando rap en castellano, dejándose instruir, dice, por discos de Jazz Two o Bano, el rapero que le mostró que “se podía hacer hip hop en castellano de otra forma, desprovisto de violencia. Para todos los chavales de mi barrio marcó un punto de influencia”. Con años de solfeo y violín a las espaldas, este MC con residencia en Aranjuez reconoce que este bagaje, más del que se suele tener en este mundillo, le ha dado una concepción de la composición “más musical que rítmica”.

De esta mente permeable y flexible a las influencias sale ahora un estilo vocal reposado, una lírica cargada de contenidos donde prima la reflexión y una composición musical llena de instrumentación y ciertos aires experimentales: “No tengo una pauta para la composición, aunque suelo comenzar componiendo las melodías con el violín o el teclado. Después grabo a posteriori violines, cuerdas, mandolinas, piano...”. La historia está en componer con cabeza e insuflar novedad al sonido.

El Hombre Viento ha construido así sus tres discos, cada uno un vértice de su evolución personal: “En el primer disco experimenté más con la parte instrumental como soporte de la voz; en el segundo, el disco del que estoy más contento, aprendí a discernir lo que quería de lo que no quería; el tercero representa el proyecto más acabado, mi trabajo más compacto”.

Por su estilo le clasifican más cerca del slam o el spoken word que del rap clásico: “Si mi música se parece a algo, sí, se parecería a eso, aunque me suelen chirriar esas etiquetas”.

Discos gratis

El Hombre Viento aprendió de Bano que había otros maneras de narrar en el rap, en sus reflexiones sobre la industria musical descubrió que también había otros caminos para distribuir su mensaje: su
primer álbum, Viento, acabó saltando de una discográfica a la Red; y el segundo, Más sueño, salió directamente en su página web.

“A mí la piratería no me va a quitar ventas, porque ya vendo poco, así que no me va a ofender que nadie se baje mi disco. Mi segundo álbum salió directamente en Internet como un regalo: si quieres pagarme por él, me pagas, y si no, te lo quedas igual”. El tercero, Las aventuras del Señor Bajito, sigue la línea de una distribución alternativa y sale amparado no por un sello, si no por una asociación donde además trabaja realizando tareas socioeducativas con el hip hop como canal.

Por el momento, su idea es seguir volcando emociones sobre la música. El Hombre Viento se queda desarrollándose en su margen particular: “Me da la sensación de que estoy fuera del circuito del rap; mi manera de hacer las cosas aún no ha logrado contar con el respaldo mayoritario, pero no me preocupa en absoluto: soy feliz con mi perro y mi saco, y mi prioridad es hacer las cosas como las siento”.

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