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La pesadilla de América según Bruce Springsteen

Más emotivos, menos furiosos; así fueron los conciertos del ‘jefe’ a su paso por Madrid y Bilbao.

JESÚS MIGUEL MARCOS

En los meses previos y posteriores a la invasión de Irak se recordaba la goebbeliana sentencia de que si algo se repite mil veces, sea cierto o no, es ya una verdad. De Bruce Springsteen se ha dicho mil veces lo enorme que es en directo. Y es verdad, pero además, es cierto.

Fue en el año 1977, el de la eclosión del punk, cuando se empezó a decir que lo que hacían Bruce Springsteen & The E Street Band sobre un escenario era algo desorbitado. Treinta años después, y esto es un hecho, el de Nueva Jersey y sus inseparables músicos siguen fuera de órbita.

Sin embargo, en esta nueva gira, Magic Tour, que abrió su ronda europea este domingo en Madrid y ayer prosiguió en Barakaldo, se perciben cambios. Springsteen, aunque no lo parezca, siempre ha sido un culo inquieto. Le gusta cambiar –no jugar–, en función de lo que requiera el momento. Si en su gira de 1996, para presentar The Ghost of Tom Joad, las condiciones eran silencio absoluto y sobriedad, en 2007 el espíritu es doble: denuncia agresiva y celebración. “América vive una pesadilla, pero vamos a despertar”, parecía decir Springsteen con sus conciertos de esta semana.

Por eso el recital alternó momentos oscuros y tensos con otros más luminosos y relajados. “Gobierna Bush, pero su partido perderá”, era el mensaje que traslucía. Springsteen mordía el hueso de la realidad –especialmente en el inicio, brutal, con Radio Nowhere, así como con Gypsy Biker–, pero la luz, en la que él siempre ha creído, entraba a raudales. Fue muy hermoso verle cantar I’ll Work for Your Love, un clásico del 2007, después de dedicársela a “todas las parejas”, y advertirles, como un padre: “tenéis que trabajar muy duro”. Y te lo crees, claro, porque es verdad.

Oscuridad

Springsteen da un hilo argumental a sus directos. El mejor pasaje de la noche de Madrid fue el más oscuro. Tras la hipnótica Magic, se internó en los dos discos más tenebrosos de su discografía: Nebraska y Darkness on the Edge of Town. Vomitó, armónica en mano y voz distorsionada, una pantanosa Reason to Believe, para a continuación interpretar un apabullante Darkness on the Edge of Town –con la fuerza de la gira de 1978– y una incendiaria versión de Candy’s Room.

Fue el punto álgido de un concierto en el que se vio a un Springsteen menos teatral. No hubo juegos con la banda, ni siquiera con el público. Es el boss que roza los 60. Incluso las canciones sonaron más contenidas –como Lonesome Day–; pierden en fuerza, pero ganan en interpretación.

Para el bis se dejó la tradicional ristra de éxitos. La gente se empeñó en pedir Thunder Road y el boss, siempre atento, accedió. Una pena, porque en EEUU tocaba joyas escondidas como Kitty’s Back o Thundercrack. Al príncipe, la Leti y las infantas les dio igual, porque para ese momento ya habían abandonado sus butacas.

VIAJE A LA AMÉRICA PROFUNDA EN 24 CANCIONES

Madrid. Palacio de Deportes de la Comunidad. 25/11/2007


1. RADIO NOWHERE
2. NO SURRENDER
3. LONESOME DAY
4. GYPSY BIKER
5. MAGIC
6. REASON TO BELIEVE
7. DARKNESS ON THE EDGE OF TOWN
8. CANDY’S ROOM
9. SHE’S THE ONE
10. LIVIN’ IN THE FUTURE
11. THE PROMISED LAND
12. I’LL WORK FOR YOUR LOVE
13. TUNNEL OF LOVE
14. WORKING ON THE HIGHWAY
15. DEVIL’S ARCADE
16. THE RISING
17. LAST TO DIE
18. LONG WALK HOME
19. BADLANDS
20. GIRLS IN THE SUMMER CLOTHES
21. THUNDER ROAD
22. BORN TO RUN
23. DANCIN’ IN THE DARK
24. AMERICAN LAND

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