Este artículo se publicó hace 16 años.
"El neoliberalismo puede salir reforzado de la crisis económica"
David Harvey. El geógrafo y urbanista es una de las voces críticas más destacadas del pensamiento contemporáneo
El geógrafo y urbanista David Harvey, profesor de Geografía y Estudios Urbanos en la City University of New York, es una de las voces críticas más destacadas del pensamiento contemporáneo. Coincidiendo con la publicación de su libro París, capital de la modernidad (Akal, Cuestiones de antagonismo, 2008), Harvey estuvo en Madrid en un seminario sobre la crisis financiera.
En su libro usa las visiones de Balzac o Baudelaire para comprender el desarrollo de París en el siglo XIX. ¿Qué ficciones reflejarían hoy día la ciudad contemporánea?
Las convenciones cinematográficas cambian según la época que pretenden retratar. Por ejemplo, la ciudad donde vivo, Nueva York, durante la crisis económica de principios de los setenta, fue retratada mediante visiones distópicas, la ciudad parecía al borde del colapso. Luego vinieron películas de Woody Allen como Manhattan (1979), o la ciudad como reflejo del individuo neurótico de clase alta. Finalmente, en los años ochenta, llegaron películas como Wall Street (1987), o la urbe como reducto de los tiburones financieros. Hoy día, un ejemplo de serie de televisión, que refleja extremadamente bien cómo es la vida en Baltimore, donde viví durante mucho tiempo, sería The Wire. Y subrayo lo de Baltimore porque lo que cuenta esta serie sería difícilmente extrapolable a otras ciudades. Precisamente, uno de los motivos por los que cité tanto a Balzac es porque refleja las características particulares de la ciudad, la personalidad del París del siglo XIX.
Usted ha criticado la competencia entre ciudades para captar inversiones mediante, por ejemplo, la organización de grandes eventos. ¿Puede afectar la crisis a este fenómeno?
Este modelo, en el que los gobiernos locales asumen iniciativas del sector privado, es un aspecto clave del desarrollo geográfico desigual, así que espero que entre en crisis (se ríe), pero no lo veo claro. Puede que la competencia entre centros urbanos se haga aún más feroz. Las ciudades sufren actualmente una situación grave de endeudamiento; la tentación de intentar salir del agujero intensificando este modelo está ahí.
¿Cómo puede afectar la crisis a los grandes centros urbanos?
Primero hay que fijarse en sus efectos destructivos, dilucidar hasta qué punto la crisis inmobiliaria afecta a las entidades financieras. En Estados Unidos se empieza a hablar de Katrina financiero. La crisis afecta a las ciudades del modo en que lo hizo el huracán: colapso de los barrios populares y desplazamiento de las clases marginales. Además, habría que saber si está afectada la capacidad expansiva de las ciudades. Actualmente, en Nueva York están parados grandes proyectos inmobiliarios. La capacidad de construir al ritmo que marca el capitalismo se ha reducido. En mi opinión, esto es bueno si entran en crisis fenómenos como la gentrificación [aburguesamiento de la población de un barrio deteriorado], que obligan a las clases populares a desplazarse. Puede ser una oportunidad para afianzar un modelo urbano más atento a las necesidades reales.
También ha escrito sobre la parálisis del neoliberalismo. ¿Puede aprovechar la crisis para reactivarse?
Estamos asistiendo a una intervención del Estado en la economía tan gigantesca, que es casi imposible argumentar que el libre mercado no necesita del Estado para funcionar, como explican las teorías neoliberales. Es importante distinguir entre el aspecto teórico o ideológico de la crisis y el componente práctico. Si uno analiza la historia del neoliberalismo, encuentra que, en ocasiones, los planes de ajuste estructural del FMI incluyen fuertes intervenciones estatales. No es ninguna coincidencia que Henry Paulson, secretario del Tesoro, una de las personas que diseñó la actual intervención estatal en EEUU, sea el antiguo consejero delegado de Goldman Sachs. Esto no es lo que yo entendería como el final del modelo neoliberal, sino más bien como una intensificación del mismo.
Entonces, ¿no ha lugar a un debate sobre la vuelta a los niveles de protección social de la Europa de la posguerra?
La socialdemocracia hablará sin duda sobre la vuelta al Estado del bienestar. Hablará. En la práctica se ha optado por estabilizar los mercados financieros, en lugar de intentar insuflar vida a la economía mediante estrategias de reconstrucción del antiguo Estado del bienestar.
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