Este artículo se publicó hace 13 años.
"No he logrado que el CDN tenga más independencia de Cultura"
Gerardo Vera. Director del CDN. Estrena ‘Woyzeck', de Georg Büchner, en el teatro María Guerrero
Gerardo Vera está de retirada como director del Centro Dramático Nacional (CDN). El próximo 11 de marzo estrenará Woyzeck, de Georg Büchner, en versión de Juan Mayorga, y será una de sus últimas obras a falta de otras dos antes de que culmine su gestión en enero de 2012. Nombrado por la ministra Carmen Calvo en 2004, la primera de sus obras como director y gestor del CDN fue la espectacular Divinas palabras. En su despedida ha decidido ir a una obra existencialista. En esta entrevista, realizada ante los retratos de todos los directores del CDN desde 1978, se confiesa orgulloso de su etapa, a pesar de haber batallado contra la crisis y "la intransigencia de la extrema derecha".
¿Por qué Woyzeck' para la recta final de su mandato?
Es una obra que me persigue. Tengo una fijación con la obra porque entiendo que con ella empieza el teatro contemporáneo. Woyzeck se ha visto como una obra social, aunque yo la veo más como existencial. Pensé que tenía que hacerla al final de mi etapa, ya que es muy complicada. Está muy fragmentada. Estuve a punto de llamarla Woyzeck fragmentos, puesto que son fragmentos de la vida de este lumpen. Pero, aunque esté inacabada, creo que no le falta nada. Quizá le falta un remate final que cada creador hemos interpretado de una manera.
¿Y en su caso?
En mi caso entra en un proceso de liberación parecido a la muerte. Es un proceso en el que se encuentra consigo mismo y le produce ese conocimiento, una paz enorme, libre de todo tipo de ataduras.
"El teatro ilumina las partes más oscuras de la sociedad"
¿Es un estado al que ha llegado también en este final de etapa?
No, no. A mí todavía me queda mucho. Ahora estoy preparando proyectos para cuando me vaya del CDN. Volveré a hacer cosas de cine, que echo de menos.
Woyzeck' está confuso y perdido. En su trayectoria ha escogido siempre a personajes que se enfrentan a algo más poderoso que ellos. ¿Qué le provocan para llevarlos a escena?
Me interesa mucho la gente que vive bocabajo. Esa dicotomía entre el ser humano y lo que le rodea. Además, en esta época lo podemos ver aún más. Hay un entorno absolutamente hostil, donde el ser humano tiene que sobrevivir sin entender absolutamente nada. Yo no entiendo nada. No entiendo cómo en este momento la economía mancha, tiñe todo lo que hacemos y queda tan poco espacio para el espíritu. Sólo entiendo, y me reconforta, lo que me rodea, el entorno más inmediato. Y el teatro es lo que más me ayuda a entender. El teatro ilumina las partes más oscuras de la sociedad.
Dice que en esta obra ha ido a lo esencial. ¿Tiene que ver también con que hay que ajustarse el presupuesto?
No, no. Lo que pasa es que nosotros estamos haciendo un CDN para el que tenemos bastantes recortes y estamos ajustando el presupuesto. Pero en esta obra no se nota. Tiene más que ver con mi discurso. Yo cada vez voy hacia una simplicidad mucho mayor.
Se ha arriesgado con Rodrigo García y Angélica Liddell. ¿Qué cree que ha representado su programación?
Los ciudadanos de este país son pluriculturales. Por eso he programado desde Angélica Liddell a Miguel Mihura. Aunque he tenido muchas quejas, sobre todo con respecto a la obra de Rodrigo García. Muchas manifestaciones de la extrema derecha muy beligerantes y muy vejatorias. Pero es que hay un problema en la extrema derecha de este país: se manifiesta contra los derechos de los demás. Y eso me da mucha rabia y me indigna. No obstante, estoy orgulloso, ya que mi obligación era programar a Rodrigo García.
¿Qué retos no ha logrado en su etapa en el CDN?
Creo que no he conseguido lograr que un Centro Dramático Nacional tenga más independencia del Ministerio de Cultura. El futuro del teatro público pasa más por una fundación donde los responsables tengan que rendir cuentas a un patronato que tenga autonomía de gestión, más que depender tanto de un aparato administrativo de Cultura. Yo no he tenido ningún problema porque he tenido la suerte de contar en el Ministerio con gente muy eficaz. Pero el futuro debería contemplar una estructura distinta para que el creador tuviera más independencia.
Rodrigo García comentaba que su generación había fracasado en la gestión cultural. ¿Usted qué cree?
Yo creo que llegará su momento, de hecho está llegando ya. Serán los que nos sucedan a nosotros en la gestión de los teatros públicos. Es una evolución lógica.
¿Qué opina de la etapa de la ministra Sinde? ¿Está de acuerdo con la ley que ha elaborado?
Ha tenido grandes marrones y grandes problemas, pero creo que la experiencia para ella va a ser impagable. Ángeles es una artista, una creadora, una mujer de cine, y todo lo que le ha pasado va a ser extraordinariamente positivo para su bagaje intelectual y su trabajo. Y estoy de acuerdo con la ley. Creo que es un camino para solucionar muchas cosas. No se estaba bien como se estaba antes.
Ahora que nos rodean los directores del CDN. ¿Qué significa su etapa?
He aportado estar inmerso en los problemas de mi país. La cultura es lo que salva a un país. Cuando vemos que España en algunas comunidades está rozando esa cosa impune del berlusconismo de utilizar los tribunales, los medios de comunicación La cultura es un antídoto extraordinario para todo eso. Y yo estoy en esa lucha. Trabajo porque la sociedad en la que vivo sea más justa y menos intransigente. Y más culta, lo que quiere decir más humana.
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