Este artículo se publicó hace 13 años.
"No es una película marciana, no tiene mensajes ocultos"
Isaki Lacuesta. Cineasta. Defiende el cine de riesgo y lúdico de 'Los pasos dobles', rodada en Mali
Con el riesgo y el espíritu lúdico por delante, Isaki Lacuesta se hizo ayer con la Concha de Oro por Los pasos dobles, la película que realizó en Mali con la colaboración de Miquel Barceló. Exploración valiente de la vida y el cine como aventura, a Lacuesta le gusta definirla como un cruce entre el cine de aventuras clásico, Pasolini, Las mil y una noches, La princesa prometida y los Monty Python. Tomando como inspiración la vida del escritor y pintor francés François Augierás un maldito al que, como dice Barceló, sólo conocen unas 50 personas en el mundo, Los pasos dobles nos lleva por caminos nada masticados para contarnos qué son los mitos y cómo se fraguan a partir del cruce de historias.
¿Cree que su película ha sido entendida?
«La entenderán bien los niños, tiene algo de Songoku' o Bola de dragón'»
Seguramente hay alguna gente que quiere que el cine sea más pequeño en vez de más ancho. Pero he de decir que la recepción de mucha gente que no pertenece a lo que se llama cine de autor ha sido muy buena, y el público ha respondido muy bien. No es una película aburrida ni mucho menos. Los pasos dobles no tiene mensajes ocultos, es una película muy física, que si la sientes la vas a disfrutar. Tiene algo de cuando vas a ver magia: si quieres descubrir el truco no lo pasas bien, pero si te relajas disfrutarás del espectáculo. Pienso que esta película la entenderán bien los niños. Tiene algo de Songoku o Bola de dragón, en el sentido de que los personajes se van transformando. La película muta, y el espectador va saltando de un momento a otro.
Miquel Barceló afirma que es un ovni...
No debería serlo. Realmente viene de una tradición cinematográfica muy clara: del cine de aventuras, de Pasolini, las comedias de los Monty Python, Las mil y unas noches y La princesa prometida. Bromeábamos mucho durante el rodaje con eso. Hace 40 años habría sido una película más normal. No es una película rara ni marciana.
«Esa intensidad de la aventura es lo que buscamos en la película»
¿Es necesario conocer a Augierás para entenderla?
En absoluto, la película tiene muchas capas. Alguien que no conoce a Augierás la puede disfrutar como quien disfruta de los cuentos, porque la película tiene mucho de relato oral. Si alguien luego quiere explorar la figura de Augierás a partir de la película, genial. Pero es cierto que quien lo conozca sabrá que la estructura es menos caprichosa de lo que parece.
¿Es una reivindicación política de la aventura en el cine y la vida?
Sí, pero no es como el cine de Herzog, que siempre intenta que se vea el esfuerzo que hay detrás del filme. Aquí no se quería mostrar. Creo en la idea de plantearnos las cosas como una aventura, tal y como decían los situacionistas. Esa intensidad de la aventura es lo que buscamos en la película. Cuando veo un filme comercial lo disfruto como espectador hasta el momento en que empiezan a querer resolverlo todo. Nosotros hemos querido hacer como en los relatos antiguos, no tener la necesidad de justificar.
También trata un tema recurrente en su filmografía: los dobles, la posibilidad de ser otros.
Es un territorio que compartimos Augierás, Miquel y yo: jugar a ser otros, jugar las diferentes opciones que tenemos. Augierás dejó escrito: "Voy de metamorfosis en metamorfosis hasta agotar en un día todos mis dobles. Desde el yo más desagradable al más trágico, y el más juguetón". Es la forma de conocerse a uno mismo. Y una manera de acercarnos a las muchas vertientes de los mitos, que están hechos a partir de pedazos de todo.
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