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El Nobel vuelvea hacer "boom"

Con el reconocimiento a Mario Vargas Llosa, las letras en castellano recibían el premio a una generación que apostó por el compromiso político contra la injusticia

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A Mario Vargas Llosa el mayor hito literario de su vida le pilló leyendo. Eran las cinco y media de la mañana del pasado 7 de octubre cuando, mientras pasaba las páginas de El reino de este mundo, de Alejo Carpentier. Sonó el teléfono en su apartamento de Nueva York y el escritor peruano (Arequipa, 1936) se sobresaltó. "Sentí angustia, las noticias son malas a esas hora", confesó más tarde con una sonrisa. La llamada le anunciaba la concesión del premio Nobel de Literatura, justo dos décadas después del mexicano Octavio Paz, el último premiado que escribía en castellano.

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A partir de aquel timbrazo madrugador, Vargas Llosa se convirtió en el personaje de 2010 por varias razones. El premio originó rápidamente un debate público de gran intensidad sobre su literatura y su actual posicionamiento ideológico.

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El ajuste de cuentas que lanzó en su discurso al recoger el premio, donde se bruló de varios países latinoamericanos, no estuvo al nivel del escritor de obras maestras como La ciudad y los perros o Conversación en la catedral. "La ideología que él defiende no aparece en sus novelas", indicó a este periódico el también peruano, Santiago Roncagliolo.

En el aspecto creativo, el autor tuvo una presencia notable. En noviembre, la editorial Alfaguara publicó de forma fastuosa su última novela, El sueño del celta. En ella, Vargas Llosa relata la vida de Roger Casement, el irlandés que denunció las atrocidades del colonialismo en África y fundó más tarde el IRA.

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El autor de La fiesta del chivo es una de las estrellas de este año que acaba, a pesar de que él se quite importancia: "Mi aspiración no era el Nobel sino escribir buenas novelas".

Y todo esto en un año en el que el ebook tampoco despegó, la fallida plataforma Libranda no cumplió con sus retos, el mercado acumuló las peores cifras de venta en los últimos años, la novela negra buscó nuevos autores más allá del frío nórdico (aunque sigan siendo los principales productores de género), los bestsellers se repartieron a los lectores a falta de un Stieg Larsson (que ya ha establecido un modelo de escritor y venta), el ensayo pierde pensamiento a favor de la autoayuda, la RAE cambió de director y ortografía y las celebraciones en honor a Miguel Hernández dieron brillo a una de las temporadas más plomizas.

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'Suite francesa' (Salamandra)
Irène Némirovski

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Obra completa (Varias editoriales)
Jorge Luis Borges

'Traiciones de la memoria' (Alfaguara)
Héctor Abad Faciolince

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'La tierra baldía' (Cátedra)
T. S. Eliot

'The reckoning: the murder of christopher marlowe'
Charles Nicholl

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