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Una novela contra la codicia del capitalismo

Pablo Sánchez gana el Premio Francisco Casavella con 'El alquiler del mundo'

PAULA CORROTO

Un hombre cae al vacío desde una altura considerable. Viste traje y corbata, lleva gafas de pasta y el pelo peinado con la raya a un lado. Su rostro es neutro. Sabe que ha llegado su fin, y, además, parece estar seguro de que eso iba a suceder.

Esta imagen, un émulo de la cabecera de la serie norteamericana Madmen, llena la cubierta de la novela El alquiler del mundo (Destino), escrita por Pablo Sánchez (Barcelona, 1970) y ganadora del primer premio Francisco Casavella. Y, por supuesto, no es casual. Al igual que sucede en la famosa serie sobre los publicistas de Madison Avenue, pero 40 años después, Sánchez ha reflejado un mundo de ejecutivos frívolo y cínico, en el que lo único importante es 'darle valor a lo que no vale nada y rentabilizarlo todo. Y eso es lo que más rabia me da de este mundo de especulación exagerada', aseguró ayer el escritor durante la presentación del libro. De ahí que también haya utilizado el verso de César Vallejo para titular la historia: 'El mundo se ha convertido en algo que tiene precio', afirmó.

'Esta novela muestra el lado oscuro de los libros de business management'

'Esta novela muestra el lado oscuro de los libros de business management, tipo ¿Quién se ha llevado mi queso?, manuales que esconden un tratado de codicia', definió el escritor Lluis Mangrinyà, miembro del jurado del premio. Tras los trajes y las blackberrys, según Pablo Sánchez, sólo hay avaricia y egoísmo.

Para el ganador del premio, que trabaja como investigador en la Universidad de Sevilla, el libro 'es un ajuste de cuentas con la mercantilización de la vida'.

La novela retrata la atmósfera viciada de una consultoría en la que los trabajadores están deprimidos y los jefes, con sueldos estratosféricos, son incapaces de mantener una familia.

Una situación que él mismo conoció durante un periodo breve de su vida. 'Era profesor de literatura, pero me quedé en el paro y tuve que aceptar un trabajo en una consultoría. Me pasaba ocho horas leyendo el BOE y no sabía para qué. Fue horrible', contó Sánchez.

La novela no se encuadra en el lenguaje de obreros buenos

Con rabia y a la contra. Así está escrita esta novela de ritmo vertiginoso, cuyo estilo es 'seco, acorde con un protagonista que, aunque es el responsable de optimizar la empresa, no te parece tan odioso. Y eso es bueno', manifestó Ignacio Vidal-Folch, otro de los miembros del jurado.

En este sentido, la novela no se encuadra en el lenguaje de obreros buenos, empresarios malos. Pero, su espíritu crítico sale a borbotones, algo que, según Pablo Sánchez, 'escasea en la novela española de hoy. Falta inconformismo. Mi intención era recordar todas esas cosas que no queremos ver'. Y lo consigue.

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