A la vejez, viruelas. El dicho popular resume a la perfección el nuevo montaje de Juan Margallo y Petra Martínez, Adosad@s, que se representa hasta el 6 de enero en la sala pequeña del Teatro Español de Madrid. Ellos están en el escenario para reírse de todo, y de todos, pero, eso sí, con un punto ácido. Porque, como el propio Margallo dice parafraseando a Alfonso Sastre, 'nos gusta que la gente se ría; pero que cuando llegue a casa, se avergüence de lo que se ha reído'.

Pero ¿quiénes son? y ¿por qué esa risa? La primera respuesta, a modo de descripción de la obra, puede llevar a equívocos: una casa, un matrimonio y la mundanidad, lo doméstico como base angular del diálogo. ¿Unas matrimoniadas a la vieja usanza? 'No, por favor, todo lo contrario. Esto no tiene nada de costumbrismo, y mucho menos de las matrimoniadas, que me parecen degradantes y machistas', responde Juan Margallo a Público.

Risa como entendimiento

En cuanto al humor, que, por otro lado, siempre ha estado presente en los montajes del actor desde que fundó la histórica compañía Tábano, allá por los 70, la respuesta es fácil: 'Cuando uno se ríe de algo, es porque lo ha entendido. De ahí que los fundamentalistas se rían tan poco de las cosas', sostiene.

Además, en esta ocasión, la risa corre paralela al absurdo e incluso a la intención de bucear en el metateatro. Y es que en Adosad@s se crean situaciones que rayan lo surrealista, como una pata de palo que habla de tú a tú a uno de los personajes. ¿El objetivo? 'Mostrar que la sociedad es cada vez más absurda. De hecho, hay un momento en el que esa pata de palo dice a todos que vamos por muy mal camino', aclara Margallo.

Los temas por los que transita la obra son de lo más variado: la inmigración, la adicción  que tenemos ahora por los productos vitaminados o el teatro contemporáneo, hacia el cual se lanzan algunas chanzas. Algo curioso viniendo de parte de dos actores que se han movido por lenguajes teatrales alejados de lo tradicional.

¿Por qué esta sátira hacia lo moderno? 'Porque hay muchas cosas que no se entienden y lo peor es que se hacen adrede. Y yo defiendo que el teatro debe comunicar. Los actores se tienen que esforzar para que el público entienda lo que está viendo', argumenta Margallo.