Este artículo se publicó hace 16 años.
Las nuevas galerías revolucionan el mercado
Tienen menos de cinco años y venden en todo el mundo
Inés López-Quesada y Silvia Ortiz fundaron Travesía Cuatro en Madrid con la voluntad de representar a artistas emergentes. Son especialistas en atraer a los coleccionistas tradicionales al redil del arte joven nacional, latinoamericano y europeo. Acuden a seis ferias internacionales y representan las nuevas tendencias comerciales, lo que exige tener muchos frentes abiertos por todo el mundo para evitar las pequeñas crisis locales.
Esto antes era impensable, aunque todavía hay galerías que empeñan sus ventas en ARCO y lo que sacan de la venta directa desde su local. “Este es ya un mercado global y si no estás fuera, no existes”, lanza Inés. Desde luego, en España sigue teniendo mucho peso la galería tradicional, pero el tiempo corre en su contra. Las pequeñas irán comiéndose a las grandes, “hay que aprender a jugar con las nuevas reglas”.
Sufrir merece la pena
“Es duro entrar y muy difícil mantenerse”. Para Travesía 4 ésta es su tercera participación en ARCO y saben que sólo les reportará el 10 % de sus ventas anuales. Más o menos el mismo porcentaje que recogen Rebeca Blanchard y Alex Nogueras, de la galería Nogueras Blanchard, que hacen siete ferias al año y entre todas ellas consiguen facturar el 90% de las ventas. “Somos la única galería catalana que irá a Art Basel en junio y en nuestra ciudad cuesta hacernos un lugar, quizá porque estamos en el Raval. Por eso vendemos un 90% en ferias y un 10% en la galería. Este año hemos hecho siete ferias, pero el objetivo es invertir ese orden y salir a dos o tres solamente”, nos cuenta Rebeca, bien representada en ARCO desde su segundo año de marcha.
Tanto Rebeca como Alex venían con la experiencia puesta. Antes de montar su propio negocio ya sabían de qué iba la cosa y tenían una estrategia clara: trabajar mucho y hacerlo con artistas importantes y sin representación en España. Por eso tienen tres artistas que van a la Bienal de Venecia y montan las exposiciones menos comerciales de toda Barcelona. Buscaron la calidad y la red internacional de intercambio. “Hasta ahora son las exposiciones lo que nos ha dado nombre. No creemos en una profesión exclusivamente comercial, pero tampoco ignoramos que nosotros y nuestros artistas viven de las ventas”, explica Rebeca, de verbo rápido e ideas claras.
El riesgo cuenta
También son atrevidos y se dedican a producir obra. Pocos galeristas pagan a sus artistas para que creen piezas nuevas. “Encargamos, producimos, pagamos, exponemos y movemos”, nadie se atreve por el riesgo a la ruina. Miguel Ángel Sánchez dirige la galería ADN, que creó hace cinco años en Barcelona. Él también invierte en sus artistas. No sólo los mueve. “Hace año y medio fue cuando vi que las cifras pasaban del rojo al morado y luego al verde y de ahí al azul”, respira aliviado Miguel Ángel, que hizo un cierre el pasado año de 380.000 euros.
Es su primer ARCO y ha empezado bien: ha vendido dos piezas en la primera mañana. Pero se dice realista: “Ni voy a vender 150.000 euros ni 18 piezas importantes. No sé si me va a compensar, pero lo importante es que hay que estar aquí”, para lanzar al momento un “ADN es todavía un quiosquillo”. Sin embargo, es uno de los galeristas que mejor publicidad tiene entre los artistas emergentes, porque los cuida: paga a tiempo y manda un SMS al autor cada vez que le ha conseguido vender algo.
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