Este artículo se publicó hace 16 años.
Objetivo: el orgasmo
15 mujeres exploran su sexualidad e intercambian experiencias bajo la batuta de la terapeuta sexual Marina Castro en el Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja
Bienvenida al Taller del Orgasmo. Un solo día es necesario para desterrar falsos mitos sobre el placer femenino, localizar el punto G, investigar métodos efectivos de masturbación, saber qué ejercicios ayudan a mantener en forma el periné, repasar teorías y encuestas sobre sexo o hacer una lista de libros y películas que ayuden a disfrutar.
La psicóloga y terapeuta sexual Marina Castro imparte este cursillo desde hace tres años.
Algunas alumnas acuden al taller atraídas por el título y porque realmente tienen problemas para llegar al orgasmo. Otras lo hacen sencillamente porque quieren saber más.
Como Ana y Beatriz, de 26 y 21 años. Asistieron a la última edición, el pasado abril. Ana dice que la empujaba la curiosidad: "El sexo es importante en la vida de todos". Beatriz asegura que se apuntó porque le gusta el placer. "Pensé que lo que iba a aprender,seguro que ni mi madre me lo ha contado".
Palmo a palmo
Lo que se llevaron en la mochila es un manual de lujo. Ambas afirman conocerse más íntimamente que antes. Sobre todo, a nivel anatómico. Localizar y descubrir lo que su sexo escondía fue lo mejor.
“Las mujeres no nos observamos y da mucha rabia; sabemos poco de nosotras mismas. Por ejemplo, yo creía que el clítoris era sólo externo. No sabía que era como una raíz que llega hasta la vagina y que es absurdo diferenciar los orgasmos clitorianos de los vaginales; todos son clitorianos”, cuenta Beatriz.
Los gráficos le sirvieron a Ana para enterarse de que “lo del punto G es sólo cuestión de ponerse a ello y localizarlo”.
Con el mismo fin de conocer mejor el cuerpo femenino interviene Encarni Mañas, fisioterapeuta y especialista en uroginecología y fisiosexología, que enseña cómo ejercitar la musculatura del suelo pélvico para mejorar el placer ayudándose, si se presta, de las famosas bolas chinas.
En el taller se practican ejercicios de dinámica de grupo. Gracias a éstos se alcanza un clima de confianza que ayuda a que afloren con naturalidad problemas velados.
El grupo comprende y a veces comparte estos problemas. “En un inicio habíamos pensado en hacer subgrupos de edad, pero intercambiar experiencias entre mujeres de varias generaciones es enriquecedor. Todas tienen un objetivo común que es querer mejorar y ampliar su sexualidad, y acaban apoyándose entre ellas.
Muchas deciden irse juntas a comer y suelen hacer otra mesa redonda, totalmente espontánea, sobre sus experiencias”, comenta la terapeuta.
Fuera obsesiones
Uno de los momentos en que más claro queda que se ha creado un ambiente de serena camaradería es cuando se aborda el autoerotismo y la masturbación, uno de los temas clave del taller.
Además de hablar de ella abiertamente y de sugerir técnicas, libros, películas o juguetes sexuales, se lleva también a cabo una práctica donde todas las mujeres del grupo se imaginan amándose a ellas mismas.
Muchas experimentan así hasta qué punto las fantasías que crea el cerebro son el mejor afrodisíaco y la vía directa al placer.
El ejercicio se corta antes de que se llegue al orgasmo, porque la cúspide del placer no es más que una pequeña parte del proceso sexual y es importante no obsesionarse para disfrutar al máximo del camino.
Una relación sexual, reza el dossier, "es una caricia en la espalda, una mirada o unas ganas de fundirse con el otro". Y todo es placer. Es como ir al teatro y disfrutar "de la cena, el paseo, los decorados... y, si cabe, del aplauso final".
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