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El partido de Cascos fulmina al director del Festival de Gijón

José Luis Cienfuegos había convertido el certamen en una referencia del cine independiente a nivel internacional. IU atribuye la destitución al 'rodillo ideológico' de Foro Asturias

E. G. BANDERA

The Brothers McMullen, el primer largometraje de Edward Burns, inauguraba en 1995 el Festival Internacional de Cine de Gijón. Esta película, que acababa de ser premiada en Sundance, fue el primer paso del profundo cambio que José Luis Cienfuegos imprimió a un festival que ha convertido Gijón en un referente del cine de autor. Del cine vivo, didáctico, reivindicativo, transgresor y, en definitiva, independiente.

Para muchos, hablar de Cienfuegos era hablar del Festival de Cine de Gijón. Era, porque ayer el Ayuntamiento de Gijón, gobernado en minoría por el partido de Francisco Álvarez-Cascos, decidía destituir al director del certamen tras 16 años de trayectoria. En la última edición, que se celebraba el pasado noviembre, consiguió consolidar aún más su propuesta y el público volvió a llenar las salas, incluso un 10% más que en 2010.

El concejal Rubiera dijo que hay que 'rentabilizar mejor' el certamen

La concejala de IU-LV en el Ayuntamiento de Gijón, Libertad González, calificó de 'incomprensible' la destitución y la atribuyó al 'rodillo ideológico' que con 'arbitrariedad' aplica el Gobierno municipal de Foro, el partido de Cascos. También en las redes sociales la reacción fue furibunda, convirtiéndose en trending topic durante todo el día de ayer.

Su destitución le habrá sorprendido, habida cuenta de que el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Carlos Rubiera, le había manifestado, ante los rumores que apuntaban a un cambio en la dirección del certamen, que le mantendría en el cargo. La etapa de Cienfuegos, por decisión de Foro Asturias, se acaba justo el año en que el certamen cumple sus bodas de oro. 'La coincidencia de este 50º aniversario con el cambio político en Gijón, Asturias y España es la ocasión propicia para abrir un nuevo ciclo para rentabilizar de la mejor manera el merecido prestigio del certamen, abriéndolo a Asturias y de manera que actúe de catalizador de la incipiente industria cinematográfica asturiana', explicaba ayer el concejal de Cultura gijonés.

Media hora después de comunicar la destitución a Cienfuegos, Rubiera presentaba a un joven aspirante a cineasta, Nacho Carballo (Gijón, 1972), como sustituto. En su haber tiene varios cortometrajes y colaboraciones en la industria cinematográfica y televisiva, por ejemplo, en películas como Luz de domingo o El dos de mayo, de José Luis Garci.

El Ayuntamiento quiere darle mayor impulso a los autores asturianos

Tras agradecer la labor realizada por quienes participaron en las 49 anteriores ediciones del certamen, Carballo quiso lanzar un mensaje de tranquilidad, aunque el profundo malestar por la destitución de Cienfuegos ha motivado que hoy se convoque una manifestación de apoyo a su antecesor en Gijón. 'A los pájaros de mal agüero que saldrán diciendo estos días que es el fin del festival, les digo que no venimos a romper, sino a potenciarlo, a darle un nuevo impulso, con nuevas secciones y temáticas'. Carballo también dijo que se mantendrán las secciones que hasta ahora tenía el certamen, pero que aún no han decidido si las cambiarán de nombre.

Lo que sí está claro es que se le dará un mayor impulso a la participación de los autores asturianos. 'Tenemos que quitarnos los complejos, Asturias tiene grandes profesionales y no somos inferiores a nadie. En la última edición, quizá viendo las orejas al lobo, hubo más cineastas asturianos, pero no en ediciones anteriores', criticó. 'Desde algunos sectores asumimos que nos llamen aldeanos, pero prefiero que me critiquen por llevar montera picona y contar con todos sin discriminar a nadie'. Y añadió: 'No quiero sólo al público inteligente, sino a todo el mundo en las salas y volver a llenarlas. Con el máximo respeto, quiero a todo el público de Gijón y Asturias, no sólo a los inteligentes'.

Pese a que aseguró que la alfombra roja no es su prioridad, sí quiso recordar que por el Sundance que puso en marcha Robert Reford han pasado grandes estrellas de Holly-wood. 'No es incompatible un festival independiente y tener una alfombra roja, es muy importante que venga gente conocida, porque es una manerade rentabilizar el festival'.

'No quiero sólo al público inteligente', declaró ayer el nuevo director

Cienfuegos siempre mostró cierto respeto ante la comparación con Sundance. Un gigante comparado con la modestia del de Gijón. El festival, que había nacido para un público infantil en 1963, se colocó muy pronto en la vanguardia para exhibir lo más selecto de la temporada en cine joven, rompedor, en ocasiones provocativo y en otras difícil de entender.

Siempre con uno de los presupuestos más ajustados de los festivales nacionales de primera línea y con un equipo joven, pero bregado en el circuito internacional de festivales y distribuidores, Cienfuegos recibió un certamen herido de muerte y consiguió regenerarlo y darle entidad propia. Se le reclamó que trajera a grandes estrellas, pero se arriesgó y optó por la calidad de las películas, invitando a estrellas que lo serían más tarde, una vez reconocido su trabajo. El equipo de Cienfuegos fue el que se empeñó en que el Dogma se viera en España en la gran pantalla, con estrenos de Lars von Trier, entre otros.

Los nombres de los invitados de estos 16 años han sido muchos. Basten ejemplos como Abbas Kiarostami, Aki Kaurismäki, Fatih Akin, Todd Haynes, Paul Schrader, Seijun Suzuki, Jem Cohen, Kenneth Anger, Ulrich Seidl, Hal Hartley, Robert Aldrich, Karel Reisz, Lukas Moodysson, Claire Denis, Pere Portabella o Todd Solondz.

Cienfuegos, que ayer no quiso hacer declaraciones, tuvo claro que necesitaba el apoyo de la ciudad. Y supo cogerle la medida a Gijón con nuevos y rompedores desafíos cada mes de noviembre. Fue el primer certamen que aprovechó la escena musical alternativa, que en Gijón trascendió como Xixón Sound, para conju-gar los conciertos con el cine.

La cuidada selección de las películas de la sección oficial, con sus aciertos y errores, fue incluso la antesala en más de una ocasión de los Oscar. El mejor ejemplo es el filme Boys Don't Cry, premiado en Gijón y con el que Hillary Swank recibiría la estatuilla dorada. A Cienfuegos también se le debe haber abierto el festival gijonés a los nuevos realizadores asturianos. O haber conseguido patrocinadores mediante la concertación de diferentes voluntades, muy distintas entre sí, en favor de un certamen que daba vida a la hostelería y que permitió salvar algunas salas de cine de la ciudad pese a la oleada de cierres de toda España.

A Cienfuegos nunca le ha gustado personalizar y, seguro, sus primeras palabras serán en nombre de todo su equipo. Eran cuatro: trabajaban durante todo el año para hacer un festival distinto al resto.

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