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Patacho Recio y Ñete (SEDA): "Los derechos de autor no son un aguinaldo, sino nuestro salario"

El presidente y el socio de la Sociedad Española de Derechos de Autor aseguran que su entidad defiende mejor que la SGAE los intereses de los músicos y los compositores.

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Ñete y Patacho Recio, socio y presidente de SEDA (Sociedad Española de Derechos de Autor). — CEDIDA

madrid, Actualizado:

Manuel Patacho Recio, guitarrista del grupo Glutamato Ye-Yé, fundó SEDA (Sociedad Española de Derechos de Autor) como alternativa a la SGAE. Ejerce de presidente, respaldado por otros directivos y por socios como el batería de Nacha Pop, Antonio Martín, Ñete, quien asegura que la entidad defiende mejor los intereses de los compositores.

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Tras pasar por las citadas bandas, emblemas de la movida madrileña, han tocado en multitud de grupos, aunque desde hace cinco años están embarcados en una nueva aventura alejada de los escenarios, cuyos pormenores detallan en esta entrevista.

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¿Qué es SEDA y en qué se diferencia de la SGAE?

Patacho: SEDA es una es una sociedad de músicos para músicos. Una sociedad necesaria para proteger nuestros derechos de manera colectiva y para transmitir a la sociedad que el derecho de autor no es un impuesto ni una extorsión, sino una retribución justa que los compositores debemos percibir por el trabajo que realizamos.

Los compositores hacemos canciones que, además de hacer felices a quienes las escuchan —el 90% de los españoles escucha música semanalmente—, suponen la materia prima de una industria musical que da de comer a casi un millón de personas en España. Toda la gente que trabaja en discotecas, salas de conciertos, emisoras de radio, agencias de mánagers, sellos discográficos, productoras audiovisuales, bares y un sinfín de comercios y negocios, además de los promotores de conciertos, viven gracias a la música.

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Parece razonable que un porcentaje del dinero que se genera sea para los autores de esas canciones. No nos basta con saber que hacemos felices a la gente que escucha nuestra música. También queremos comer, poder vivir en una casa o comprar ropa a nuestros hijos.

Ñete: SEDA es una sociedad de gestión que surge a raíz de que en este país ya no existe el monopolio de cualquier cosa. Surge como alternativa a la SGAE mucho más transparente. Es algo mucho más personal y mucho más asequible. Los socios podemos tener acceso a cualquier información que nos pueda interesar. Me parece interesante poder disponer de este tipo de material.

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Patacho: Además hay una diferencia sustancial: SEDA es la única entidad de gestión colectiva que gestiona exclusivamente derechos de autor de música. Una entidad creada por músicos para gestionar y defender sus derechos colectivamente, lo cual además evita conflictos entre diferentes grupos de profesionales y creadores.

¿Por qué decidieron crear una nueva sociedad de derechos de autor?

Patacho: SEDA nace en el año 2019 ante la grave situación que estaba viviendo la SGAE, con graves problemas estructurales y financieros, inmersa en una serie de procesos judiciales y de fraudes como el famoso caso de la rueda, expulsada de los organismos internacionales como la CISAC (Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores), pendiente de que la Justicia autorizase su intervención o incluso de que el Ministerio de Cultura le retirase la licencia.

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Podíamos optar entre dos opciones. Una era esperar la intervención temporal de la SGAE e intentar su regeneración. Y la otra, ofrecer una alternativa a la SGAE, creando una nueva entidad de gestión especializada en la música, que gestionase solo los derechos de autor de música.

Primero intentamos ver si era posible rescatarla y reformarla, pero ante la imposibilidad de hacerlo por las trabas y zancadillas que nos ponían, decidimos crear una entidad nueva, una alternativa limpia, y partir de cero sin conflictos internos ni deudas del pasado.

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Ñete y Patacho Recio, socio y presidente de SEDA (Sociedad Española de Derechos de Autor). — CEDIDA

Ñete: Hay una cosa que ahora tengo y antes no tenía. Yo no soy un gran autor, como para originar grandes derechos, pero en SEDA he cobrado y en la otra no había cobrado nunca, a pesar de que mis canciones se han grabado en discos, se han tocado en conciertos y han sonado en la radio. Creo que hay una diferencia. El hecho de que un autor pequeño como yo cobre un mínimo, lo que sea, ya me indica que estoy en el sitio adecuado.

Yo llevo muchos años como músico, y ahora cobro, aunque sean 15 euros, pero nunca me habían dado esos 15 euros y a lo mejor había originado 3.000, lo desconozco. Ahora yo sé que he originado una ganancia y que se me ha pagado. Me parece satisfactorio darme cuenta de que estoy en una entidad que responde a mis intereses, los defiende, los cobra y me los paga.

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Patacho: Efectivamente, ese es uno de los principios de SEDA, que todos los socios perciban lo que le corresponde en justicia. Que nadie cobre de más ni cobre de menos.

Ñete: Yo no entiendo que a los autores que generan poco no se les pague, porque todos esos autores son muchos, son miles. No olvidemos que el 70% de los artistas en España no llegan a mileuristas. Si encima no se les pagan esas pequeñas cantidades, yo me pregunto: ¿a dónde va ese dinero? ¿A engrosar el reparto de otros? Si fuese así, se estaría cometiendo una injusticia tremenda. Y sobre todo, ese dinero es nuestro y nos corresponde.

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¿Contaban con alguna experiencia previa en la gestión colectiva de los derechos de propiedad intelectual?

Ñete: Mi experiencia en la gestión colectiva era preguntar por mis derechos y que nadie me contestara. Ahora pregunto por mis derechos y me contestan y me explican. Creo que es una diferencia estupenda.

Patacho: Los socios fundadores teníamos conocimientos suficientes para elaborar, con ayuda de expertos, unos estatutos, un sistema de actuación y un plan de viabilidad, pero no es tan importante que los socios de SEDA tengamos experiencia en la gestión. Lo importante es que para hacer esa gestión contemos con profesionales cualificados para ello.

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Si cuando vamos a actuar en directo, contamos con mánagers y promotores, o cuando vamos a grabar un disco contamos con productores o ingenieros de sonido, lo lógico es que cuando tratamos de gestionar nuestros derechos de autor contemos también con profesionales. Eso sí, que lo hagan bajo nuestro control.

En SEDA organizamos jornadas formativas para que todos nuestros socios tengan acceso a ese conocimiento sobre sus derechos y sobre el funcionamiento de la entidad. Todos los músicos y los artistas en general deben tomar conciencia de cuáles son sus derechos y saber cuáles son sus posibles fuentes de ingresos.

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¿Qué ha conseguido SEDA desde su fundación y a qué aspira?

Patacho: SEDA se constituyó como asociación cultural sin ánimo de lucro a finales de 2019 e iniciamos los trámites ante el Ministerio de Cultura para conseguir la licencia para operar como entidad de gestión colectiva, que se nos concedió en verano de 2020. Es importante que aclaremos que para operar como entidad de gestión colectiva en España hay que cumplir una serie de requisitos y demostrar que se tiene la capacidad para gestionar eficazmente los derechos de los socios.

Nosotros hicimos un plan de viabilidad a cinco años vista porque, evidentemente, hay que entender que uno no puede partir de cero y recaudar desde el primer día. Han pasado tres años y estamos cumpliendo los objetivos fijados. Estamos recaudando y repartiendo derechos a pesar de los obstáculos que algunos nos han puesto. En estos momentos podemos garantizar la recaudación de nuestros derechos en todo el mundo, no solo en España. De hecho ya somos miembros de la CISAC o de la Mechanical Licensing Collective (MLC).

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Nuestro objetivo es estar a pleno rendimiento en 2025 y poder garantizar absolutamente el cobro y pago de los derechos de nuestros socios sin sufrir las demoras que hemos sufrido hasta hace poco por causas ajenas a nuestra voluntad.

Ñete: También hemos puesto ya en marcha un Fondo Asistencial y Cultural para, por un lado, ayudar a los socios que lo precisen y, por otro, dar a conocer nuestro repertorio musical. Lleva dos años funcionando.

Patacho: Me gustaría aclarar que la licencia se ha concedido a SEDA y que no se puede transferir ni ceder ni donar ni vender, como insinúan algunas malas lenguas.

¿Cómo se financian? ¿Con qué estructura y recursos cuentan para llevar a cabo su actividad?

Patacho: SEDA es una entidad sin ánimo de lucro y los gastos de funcionamiento y gestión se sufragan por medio de un descuento de administración que se aplica a los diferentes derechos que gestionamos. Es decir, que un porcentaje sobre la recaudación que se realiza se destina a cubrir los gastos. Este porcentaje lo decidimos y aprobamos los socios reunidos en asamblea. Por ejemplo, para los derechos en radio o televisión se descuenta un 15%, y en internet o en conciertos es sólo de un 10%.

¿Cuántos socios tiene SEDA?

Patacho: Éramos catorce cuando fundamos SEDA y en estos momentos somos 250 socios. Hay una serie de autores que provenimos de la SGAE, como Ñete o yo, y otros como Rosa León, Aurora Beltrán, José María Guzmán, Bernardo Fuster o Luis Martín, de Los Ronaldos. Gente, digamos, de la vieja guardia.

Luego, curiosamente, aunque se van incorporando de manera paulatina autores provenientes de la SGAE, la mayoría de nuestros socios son gente nueva, autores nuevos o emergentes que no proceden de SGAE necesariamente, autores que no habían estado antes en ninguna entidad de gestión y que son no ya el futuro de la música en España, sino en muchos casos el presente: Rupatrupa, Fajardo, Estela Julia, Claudia Pumarega, Iñigo Coppel, etcétera.

También se han unido muchos músicos urbanos, como DJ Kun, Rondo o Musa, grupos de rock, cantautores o autores del audiovisual como Dario Palomo o Iván Caramés.

¿Cuántos socios debe tener SEDA para que sea sostenible?

Evidentemente, cuantos más socios seamos menores serán los descuentos de administración que apliquemos y más dinero podremos repartir. Pero no es tan importante el número de socios como el volumen del repertorio y la repercusión que tenga ese repertorio para poder afrontar los gastos.

O sea, hay canciones que generan muchísimo dinero. Y luego hay canciones que generan poco. De hecho, eso es algo lógico y evidente. Una canción que tenga millones de escuchas en las plataformas digitales o se toque en los grandes conciertos y festivales va a generar mucho más dinero que mil canciones que no escuche nadie.

¿Cómo se elige al presidente y a los miembros del consejo de administración y del órgano de control de SEDA?

Patacho: Es la asamblea de socios la que, cada tres años, elige a los miembros del Consejo de Administración. Aquí también nos diferenciamos de la SGAE, ya que en SEDA aplicamos un principio básico de la democracia: todo aquel que tiene derecho a votar tiene derecho a ser votado, por lo que todos los socios pueden presentarse a las elecciones y ser elegidos miembros del Consejo.

El sistema electoral es similar al de las elecciones al Senado en España. Los socios más votados son elegidos para formar el Consejo y, posteriormente, es el Consejo de Administración el que designa entre sus miembros al presidente.

¿De qué ha pecado la SGAE y qué fallos intentarán no cometer ustedes?

Ñete: Yo creo que ha pecado sobre todo de una falta de transparencia y de una falta de claridad absolutas. Yo creo que incluso hasta de cierto desprecio en el trato hacia los socios, porque no tienen en cuenta que el dueño de SGAE es el socio. Siempre que acudes allí, tienes que ir con la cabeza gacha, como pidiéndole un favorcito a la SGAE. Si me puedes hacer una gestión o si me puedes adelantar algo... La respuesta suele ser fría. Detalles que hacen que la SGAE resulte antipática a los socios.

No entiendo ese tipo de postura, cuando en realidad el propietario de la SGAE es el autor. Sin embargo, te encuentras a esa gente con sus sueldos, con sus coches y con su manera de vivir estupenda —gracias al trabajo de los autores— que te hace sentir un poco como el pringadillo que va a pedir un favor, cuando la entidad es tuya, no de ellos, ¿no?

Patacho: Yo prefiero no hablar del pasado. Ya he explicado antes por qué decidimos marcharnos. Los errores que pueda cometer otra entidad no nos afectan. Creo que lo bueno de todo esto es que la competencia entre entidades nos hace mejor a todos. Es importante que los autores tengamos alternativas donde elegir.

Desde luego, lo que sí tenemos claro es que conocer muchos de esos errores del pasado nos permiten no caer en ellos. SEDA es una entidad que nace limpia, transparente, sin ningún tipo de deudas ni estructura anquilosada.

En SEDA estamos creando algo nuevo. Hemos nacido, de hecho, en el mundo digital y nuestra estructura es moderna, atractiva y, como he dicho antes, totalmente transparente, donde todos los socios pueden acceder fácilmente a su información y conocer en cualquier momento que está pasando con sus derechos, con sus obras, con sus registros, con sus eventos y con todo lo que les afecta en su carrera profesional.

Y con un trato muy directo, muy personal y muy afectivo, donde lo importante es que nosotros mismos nos reconozcamos como personas y que seamos conscientes de que el derecho de autor no es un aguinaldo que nos llega de vez en cuando porque hay alguien generoso que nos lo regala.

El derecho de autor es nuestro salario. La música es nuestra forma de vida y tenemos que defender los derechos que genera. Ante nosotros mismos y ante la sociedad. Y la sociedad debe entender eso también. Cuando alguien paga un derecho de autor —un bar, una discoteca o cualquier otro negocio— debe saber por qué lo paga.

Tiene que saber que es una retribución justa por la música que está utilizando para generar más ingresos. Insisto, las personas que han creado esas canciones deben recibir un porcentaje y las entidades como SEDA deben garantizar que ese dinero va a los autores de la música que utilizan en sus negocios, que no se pierde por el camino.

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