Este artículo se publicó hace 13 años.
Poemas para un mundo feliz
Se publica en español la obra poética de Aldous Huxley
Bajo todas aquellas toneladas de pesimismo postatómico, detrás de la sonrisa forzada producida por drogas como el soma y el moksha, más allá de las profecías disfrazadas de relatos distópicos, había poesía. Y bajo la misma piel del autor de novelas como Un mundo feliz y La isla, del ensayista que lo mismo escribía sobre la paz, la política y la religión que sobre la ingesta de sustancias psicodélicas, estaba el poeta. Aldous Huxley (1894-1963) creció como novelista y maduró como filósofo. Pero nació poeta, según una cita de Jerome Meckier, uno de los mayores conocedores de su obra, que se recoge, por fin, en la primera traducción al español de su poética.
Poesía completa (publicada por Cátedra en edición bilingüe) no sólo traduce por primera vez los versos de Huxley al castellano, si no que recopila casi la totalidad de la obra poética de un autor "bastante prolijo", según cuenta a Público Jesús Isaías Gómez López, encargado de un titánico trabajo que le ha llevado cinco años: reunir en un tomo no sólo los siete poemarios publicados en vida del autor, también hurgar en bibliotecas y universidades en busca de material disperso, ni siquiera recogido en ediciones en inglés, además de traducirlos al castellano y firmar un prólogo imprescindible de 140 páginas que sirve para conectar la labor poética de Huxley con sus novelas y ensayos, con sus temas habituales (filosofía, ciencia, política) y con la obra de poetas que le marcaron a la hora de conseguir una voz propia.
"Huxley escribió poesía toda su vida. En realidad, fue poeta toda su vida. Los mayores especialistas en su obra coinciden en que sus novelas están plagada de versos y de poesía. No sólo en cuanto al estilo, el ritmo y la métrica de un poema, sino en las metáforas e imágenes que usa, muy poéticas", dice Gómez López, que revela que el autor escribió su primer poema con apenas 10 años, durante su época de estudiante en el internado de Hillside, en una revista llamada Doddite que él mismo fundó junto a otros dos estudiantes y su profesor de inglés. Este poema, titulado Caballitos de mar, del que apenas se conoce una estrofa gracias a la biografía oficial de Sybille Bed-ford, es el único material que se le ha resistido a Gómez López en esta antología.
Inmolar la poesíaHuxley partió hacia la poesía, como tantos jóvenes que durante décadas han soñado con la imagen romántica del poeta, desde el simbolismo, "especialmente Baudelaire". Escribió poemas en prosa, en la forma experimental de los simbolistas (Leda, 1920), cuya huella está en piezas como La rueda ardiente (1916), Jonás (1917) y La derrota de la juventud (1918). El jazz también dejó su eco en su versos, en unos primeros años en los que, tras casi quedarse ciego, pasaba noches sin dormir leyendo y tocando el piano. Una "simbolismo sonoro" que se aprecia en Morriña... desde la ciudad y La tienda de cuadros (1914-1916).
Después llegarían otros poemarios "de madurez", como Arabia Infelix (1929) y Las cigarras y otros poemas (1931), aunque para entonces Huxley ya había tomado la decisión de ser novelista, visto el éxito de sus obras de ficción, confirmado con Un mundo feliz (1932). Para Gómez López, "lo que hace es inmolar su poesía en su novela". Pero en ella quedó su filosofía. "Allí gestó la mayoría de las ideas que luego desarrollará en novelas y ensayos. Como si sus poemas fueran pinceladas, destellos de lo que luego sería su prosa: filosofía, pacifismo, espiritualidad, la búsqueda del entendimiento entre los hombres sin la intervención de poderes políticos o religiosos, especialmente en épocas de incertidumbre y caos. Era un visionario y reflejó lo que sería el devenir de la humanidad a finales el siglo XX e incluso en la actualidad".
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