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El poeta que inspiró el "Yes, we can"

Si Obama lee poesía es la de Robert Hass. Citado en su campaña por la presidencia de EEUU como modelo de la lucha por un mundo mejor, laureado en la era Clinton, defensor de la alfabetización y del compromiso ecológico, part

PAULA CORROTO

Si Barack Obama llegó a la presidencia de EEUU fue, entre otras razones, gracias al apoyo y la inspiración del poeta Robert Hass. Este hombre de sonrisa amable, nacido en 1941 en San Francisco, le apoyó durante toda su campaña. Las ideas de esperanza, de amor por la naturaleza y de rechazo a la violencia que han impregnado toda su poesía fueron asumidas con inteligencia por el candidato demócrata. El Yes, we can no fue un eslogan tan innovador. Ya estaba en poemarios como Field Guide (1973), Praise (1979) y Tiempo y materiales, que consiguió el Pulitzer en 2008 y que es el único título disponible en español (Bartleby editores).

'En realidad, dudé mucho antes de apoyar a Obama, ya que éste había planteado su campaña vendiendo a Irak como la guerra mala y a Afganistán como la guerra buena', cuenta el poeta, que participará hoy en varias lecturas durante el festival de Cosmopoética, que se celebra estos días en Córdoba.

'En realidad, dudé mucho antes de apoyar a Obama', reconoce Hass

Después, dice Hass, le dio su voto por una razón: habló con sinceridad del problema de la raza en EEUU. 'Fue un discurso en el que señaló que si bien los negros se sentían enfadados por siglos de esclavitud, también había muchos blancos de clase baja enfadados por no poder llegar a fin de mes', sostiene.

El poeta no es político. Por eso, a pesar de haberle votado, se permite la crítica. No le gusta lo que se está haciendo en Afganistán. Forma parte de su ideología antibelicista. Tampoco cómo ha salido finalmente la reforma sanitaria. Esquilmada y al gusto de los conservadores. 'Pero es mucho mejor que lo que tuvimos durante ocho años. Hay que tener en cuenta que en realidad Obama está siendo gobernado por lobbys de la derecha', apostilla.

'EEUU está siendo gobernado por lobbys de la derecha'

Hass, a quien también reivindicó Bill Clinton durante su mandato, creció en aquella California de los sesenta. Aquel oeste que lanzó al mundo las ideas del amor libre, de la libertad y que tan impregnado estaba por el vitalismo de la literatura beatnik. De hecho, gran parte de las influencias de la poesía de Hass proceden de Allen Ginsberg y su poema Aullido (1955). Jaime Priede, traductor al castellano de Tiempo y materiales señala cómo fue capaz de integrarse en la cultura beat, fumó marihuana, se dejó barba y vistió sandalias. Un auténtico hippy.

'Creo que hoy quedan muchas de aquellas ideas. Yo estoy muy contento de haber crecido en San Francisco. Sin embargo, aunque se escribieron muchos libros, ninguno enseña cómo vivir de aquella manera, cómo ser un beat', reflexiona con toda la ironía que arroja alguien que ha sido testigo de los cambios y arrepentimientos que ha vivivido el mundo en los últimos setenta años.

'En cualquier caso, actualmente vivimos con unos valores que van en contra del autoritarismo, hay un nuevo interés por la espiritualidad, pero dejando de lado las religiones. Es una época mucho más cosmopolita', añade mientras se toca sus gafas del estilo John Lennon. Su rostro, su forma de moverse, encajan con la definición que de él hizo la poeta Mary Karr: 'Casi podías oír el chasquido de las hojas de palma a su lado'.

'Se escribieron muchos libros, pero ninguno enseña cómo ser un beat'

Es un poeta de mirada limpia, dice el traductor Priede. En sus poemas cree en el ser humano: 'Es difícil decir qué es peor, la indolencia / Moral o la vergüenza intelectual', escribió en Tiempo y materiales.

Por eso, a pesar de su creencia en el triunfo de ciertos valores de los sesenta, le irrita la desconfianza que se ha instalado en el intelecto y el ascenso de la violencia. 'Cuando pienso en esto me pregunto, cómo se puede llevar a cabo la acción política y cómo puede afectar al arte, porque, por ejemplo, los grandes poemas nunca son políticos. Los poemas políticos sólo influyen durante un tiempo', suelta con convicción.

'Esta generación no está tan sometida al capitalismo como se dice'

Esta reflexión, sin embargo, no es tan actual. El propio Hass, que estudió la poesía del Nobel polaco Czeslaw Milosz, reconoce que ya en los años cuarenta los poetas de esta generación, que vivieron la II Guerra Mundial y el Holocausto, se preguntaban si seguir los caminos de la poesía más experimental o transitar el camino de la sencillez, como forma de cambio.

'Mi conclusión es que hay infinitas posibilidades. Los haikus japoneses pueden ser transgresores, pero hay mil formas. Como gran amante de Walt Whitman, creo que lo principal de la naturaleza humana es que admite todo tipo de variantes', apunta quien ha caracterizado su poesía por la fidelidad al detalle en sus descripciones.

Hass no reniega de la política. De hecho, sus poemas están cargados de dardos envenenados y eslóganes del compromiso: 'Nos identificamos siempre con la virtud/ Y eso-creerse cargado de razones para justificar la ira y el dolor nos convierte en asesinos () No es sólo Violencia, es un gusto por el poder/ Que se suma al desprecio del cuerpo', escribió en el poema La guerra de Bush. 'Creo que no hay un fin para la acción política. Es más, ahora está empezando. Necesitamos un cambio en nuestra forma de tratar la naturaleza, la sexualidad, el género y las religiones', sostiene.

Otra de las inspiraciones de Hass ha sido siempre el medioambiente. De ahí que haya hecho una causa de su defensa. Para él, 'es imposible separar a la naturaleza del ser humano', reconoce. La cuestión en la actualidad es que la relación con ella 'ha cambiado'. 'Ahora nos acercamos a ella de dos formas, o bien para explotarla económicamente o bien para recrearnos en ella', sostiene el poeta. En su poesía rememora la naturaleza a veces como un beatus ille, un mundo ya perdido.

Esta pasión por la naturaleza y también por continuar reivindicando los valores de los años sesenta, le han convertido en un poeta especialmente querido por los autores más jóvenes de EEUU. Él mismo se siente padre de toda una generación. Y está satisfecho porque cree que 'a pesar de que es una generación más conservadora, es más inteligente. Nosotros nos perdimos en ocasiones. Fuimos muy ingenuos, inocentes. Esta generación no está tan sometida por el capitalismo y el mercado como se dice. Sabe que es necesario trabajar duro para alcanzar las cosas y eso es muy bueno', zanja.

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