Este artículo se publicó hace 13 años.
"Los políticos tratan a la gente como si fuera menor de edad"
Entrevista a Daniel Innerarity, autor del ensayo La democracia del conocimiento (Paidós)
Pitágoras sabía cómo motivar a sus alumnos: "Cultivad asiduamente la ciencia de los números, nuestros crímenes no son más que errores de cálculo". Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) coincide en que los problemas de la sociedad proceden de una deficiente gestión del conocimiento, que afecta a los pilares del sistema democrático. El fracaso cognoscitivo de la sociedad es el centro del ensayo La democracia del conocimiento (Paidós). Y sin discutir al gran sabio heleno, Innerarity puntualiza: "Los errores que cometemos vienen de que nos hemos dejado seducir por la idea de que no cometemos errores".
¿La crisis económica es producto de una gran suma de errores?
"La gran expectativa suscitada por Rajoy se le volverá como un búmeran"
La crisis es en buena medida el resultado de la ortodoxia de unos economistas que nos han querido convencer de que sus cálculos de riesgos en escenarios futuros eran indiscutibles. Y ahora reconocemos que es mejor saber que vivimos en un mundo inexacto, que nuestros instrumentos de medición son discutibles y que hay espacio para la política.
Los políticos pocas veces asumen sus errores, pero suelen ser despellejados al mínimo titubeo. ¿Tendríamos que relacionarnos con el error de otra forma?
Sí, pero creo que la ciudadanía tiene más capacidad de escuchar la verdad y de reconocer los errores de lo que los políticos se creen. Tratan a la gente como si fuera menor de edad.Deberíamos tener más comprensión hacia la complejidad actual de la política. En escenarios de interdependencia, con unos riesgos enormes vinculados a cada decisión, con una gran volatilidad de los escenarios, se exige cierta comprensión hacia quien gobierna. Podemos comprender y exigir al mismo tiempo. No lo que hacemos ahora: desentendernos de nuestros deberes como ciudadanos, no formarnos una opinión ajustada a la complejidad de las cosas y al mismo tiempo no soportar que nos digan la verdad.
"La ideología neoliberal conectó con la izquierda de las redes sociales"
¿Cuál sería esa verdad ahora?
La verdad ahora es explicar bien la naturaleza de la crisis, cosa que no han hecho bien ni Zapatero ni Rajoy. Zapatero no ha podido justificar las medidas que ha tomado porque le ha faltado un esquema ideológico en el que hacer coherentes esas medidas. Y el gran error de Rajoy ha sido no reconocer el carácter global de la crisis y suscitar una enorme expectativa que se le va a volver como un búmeran.
La forma de hacer política ha envejecido cien años en los últimos diez. ¿Cuál sería el primer paso para empezar a rejuvenecer?
"La gran tarea actual de la izquierda es no contribuir al asedio que hay contra la política"
Introducir una dimensión reflexiva en la política. Mientras la política esté en tal grado de agitación, será incapaz de distanciarse un poco de sí misma, verse desde fuera y comprender que la mayor parte de los errores proceden de una agitación que es completamente improductiva.
Su libro habla sobre la compleja relación entre expertos y políticos, entre el saber y el poder. ¿La polémica ley Sinde' es un ejemplo de esa tensión?
La actual complejidad requiere un mayor diálogo del sistema político con los expertos. Uno de los debates de mayor calidad que he visto en el Parlamento fue el que tuvieron José María Lassalle y José Andrés Torres Mora sobre la ley Sinde. Una norma, por cierto, que ha tenido apoyos muy curiosos. A todo el mundo le sorprendió que la derecha fuera más liberal en lo digital que la izquierda. A mí no me ha sorprendido nada. La ideología neoliberal ha sido muy fuerte en estos años y ha conectado en una alianza muy curiosa con un cierto sueño en la izquierda cultural, la del mundo de las redes sociales, con espacios libres de regulación, de la posibilidad de prescindir de toda mediación.
Dice que la política no es el gobierno de los expertos, pero en Europa los tecnócratas están tomando el poder...
Que a Berlusconi se lo hayan cargado los mercados teniendo en cuenta que no se lo hubiera podido cargar la política me parece una buena noticia. Pero considerar que la legitimidad técnica pueda hacer innecesaria la legitimidad popular sería una forma intolerable de tecnocracia. En estos momentos en Europa, si los actuales dirigentes son capaces de resolver los problemas con una distancia respecto de sus opiniones públicas, obtendrán un plus de legitimidad.
¿La izquierda ha perdido su lugar frente a la derecha?
Se roban mutuamente argumentos. Hoy en día la gran tarea de la izquierda es no contribuir, aunque sea involuntariamente, al asedio que hay contra la política. Un asedio que se puede realizar obscenamente desde los mercados desregulados, pero también involuntariamente desde el sueño de unas redes sociales que nos permitirían prescindir de toda mediación.
¿Están claros los límites de la responsabilidad?
No. Hay una enorme confusión, hasta el punto de que la gran pregunta que todos nos hacemos es quién manda aquí. Eso explica la proliferación de movimientos de malestar.
Como el 15-M, ¿verdad?
Sí, es un fenómeno que tiene mayor fuerza expresiva que transformadora. Hace mucho que el malestar social no se traduce en revoluciones concretas y se limita, que no es poco, a expresar un sentimiento difuso de malestar. Se comete un grave error al exigir al 15-M un programa de acción, no es esa su competencia. Se hace ya un gran servicio a la democracia dando cauce a un malestar.
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