Este artículo se publicó hace 14 años.
El primer experimento literario sin Nocilla
El ideólogo de la generación se desmarca del grupo con una novela sobre la pederastia
El pasado diciembre, Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970), actual director del Instituto Cervantes en Albuquerque (EEUU) y una de las fuentes de inspiración del grupo de la "literatura mutante", también conocido como "generación Nocilla", se desmarcaba de todos ellos. Justo en el momento en que gozan de toda la atención, de los mimos de los lectores y las grandes editoriales, él lanzó un artículo en su blog en el que declaraba que lo mutante aprieta demasiado: "Llevo puesto un uniforme muy ajustado, un traje que me aprieta en exceso". Se quejaba de que no podía hablar ni lucir honores a sus apuestas literarias por narradores no mutantes, como Mallarmé o Joseph Conrad.
Ahora, con su nueva novela en la calle, Alba Cromm (publicada por Seix Barral), se aventura en la trama de una red de pederastia. Su protagonista, la subcomisaria de Policía Nacional Alba Cromm está obsesionada por acabar con quienes seducen y agreden a los niños desde la oscuridad de Internet. Un planteamiento abiertamente impopular entre sus ex compañeros de grupo, para quienes la denuncia de la actualidad más próxima a las noticias no es motivo de interés.
Alba Cromm está obsesionada en acabar con quienes seducen a los niños desde Internet
Vicente Luis Mora confirma que en la nueva literatura española, aquella amamantada en los calores de la nueva democracia, hay un rechazo a tratar la cruda realidad: "No sé a qué se debe, pero la realidad de las novelas españolas, salvo algunas excepciones, huye del conflicto y presenta una sociedad no problemática". El autor, doctor en Literatura Española Contemporánea, reconoce que se decantó por un tema de este calado porque le parece "una realidad terrible, que ha tenido escasa repercusión narrativa en la actualidad. No sé si la sombra de Lolita era demasiado alargada", explica desde su residencia en EEUU a Público.
Vuelve el compromiso
El poeta, novelista y ensayista se ha decantado esta vez por un libro que no renuncia al tono experimental que ha trabajado en poemarios como Tiempo (Pre-Textos, 2009), ni al posicionamiento ético del escritor con su época. "Unos días me levanto pensando que el único compromiso del escritor es con su obra y otro pensando que la literatura debe hacer pensar a su tiempo y concienciar de los problemas actuales. Unos días me despierto Gautier y otros Brecht. Alba Cromm está escrita, salvo algunas páginas, por el segundo yo, pero nunca olvido que el esteticista es también una parte ineludible de mí", aclara sin corsés el autor.
Al tratar la pederastia en la Red, el análisis de las fórmulas de la comunicación digital como un lugar más en el que nos presentamos a diario era inevitable: "Es un proceso fascinante ver cómo las personas se presentan a sí mismas digitalmente Somos lo que escondemos".
"La originalidad no es la mayor virtud de una novela"
Otro de los motivos de atracción de esta novela es que la ha escrito como un número especial de una revista. Incluso ha incluido publicidad hecha por él mismo. "El formato novela es un antiformato, que debería ser hijo de muchas virtudes. La originalidad no es la mayor virtud de una novela", y señala otras como la ambición, el interés, la complejidad ("no necesariamente dificultad"), la profundidad ("no necesariamente metafísica"), estilo, oído, vista, trama y psicología.
Alba Cromm es menos irónica y más dramática primer puñetazo a la posmodernidad, puede que sea una de las consecuencias de acercarse a la actualidad, a los hechos y a la voz periodística. Aunque como reconoce, la incursión de la publicidad en la novela es una idea corrosiva "acerca de cómo vivimos y cómo aparecemos en los medios".
Quería hacer tres cosas con la novela: "Parodiar revistas de hombres y mujeres, que son las novelas de caballerías y pastoriles de nuestro tiempo, con esos retratos de machotes héroes y princesas imposibles. Quería también una estructura que me permitiera contar una historia sin acudir al narrador omnisciente. Y por último, un formato con el que todo el mundo estuviese familiarizado. Hay quien no lee libros, pero no conozco a nadie que no haya ojeado jamás una revista". Es decir, "Alba Cromm es una novela cervantina", resume.
Mora confirma que la renovación de la novela no llegará sólo por las nuevas formas; el tema también cuenta. En este caso, el esfuerzo del autor ha sido por mantenerse fiel a la innovación, lejos del aburrimiento, y "sin caer en el originalismo, que es un vicio nefasto". Ha tratado de dar una respuesta narrativa de su época a un problema de su tiempo y el resultado ha sido un punto de inflexión en su carrera y, probablemente, en la de otros: "Creo que he sido mucho menos experimental que en otros libros míos, porque el tema lo exigía".
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