Este artículo se publicó hace 2 años.
Primera locura de amor al sol del verano
Con el estreno de 'HollyBlood', una comedia de adolescentes enamorados y enredados con vampiros, recordamos con el cine la ternura, los desengaños y algunos ardores sexuales del primer amor en verano. Desde 'Pauline en la playa' y 'Esplendor en la hierba' hasta 'Supersalidos' y 'Adventureland'.
Madrid-
El anfitrión dice a los dos únicos invitados que quedan con él: "Entonces, está decidido. Cada uno tiene que contar la historia de su primer amor. Le toca a usted, Serguey Nicolayevich". "No tuve un primer amor. Empecé directamente con el segundo", contesta éste. El propio anfitrión reconoce que en su primer amor no hubo nada extraordinario. Es el turno de VIadimir Petrovich —"Tenía entonces 16 años. Era el verano de 1833"—. Así comienza Primer amor, la aclamada novela corta de Iván Turguénev.
El actor y director Maximilian Schell dio voz en el cine a ese relato en una película en 1971. "La sangre me hervía, el corazón se me encogía ridícula y dulcemente. Esperaba y temía algo. Todo me sorprendía y estaba como a la expectativa. Mi imaginación jugaba y revoloteaba en torno a las mismas ideas, como los pájaros alrededor de un campanario". En esos recuerdos, el primer amor era ternura y deseo, pero también era dolor y desengaño.
Sueños de pura lujuria
Todo era intenso en ese enamoramiento y en él había mucha menos motivación sexual que entre los adolescentes de Supersalidos, segundo largo de Greg Mottola, donde los inadaptados Evan, Seth y Fogell sí soñaban con escenas de pura lujuria. También era verano, esa época fabulosa que en la juventud asociamos con libertad y en la que brota a menudo el primer amor... o los primeros ardores hormonales.
"Dos semanas de trabajo manual, un mes de sexo oral, lo que sea, lo que sea. Y luego, la hago mi novia. Y tengo como dos meses completos de sexo. Para cuando llegue la universidad, seré como el chef de hierro de la vagina", decía Set, interpretado por Jonah Hill, a quien acompañaban Michael Cera y Christopher Mintz-Plasse, en los papeles de esos tres desubicados preparando una fiesta a la que han invitado a las chicas de sus sueños.
Romanticismo y vampiros
Solo un año después de esta divertidísima gamberrada llegó al cine Crepúsculo y el amor adolescente volvió a cargarse de intensidad y seriedad. Gravedad de la que ahora se aprovecha, para satirizarla, Jesús Font en la comedia HollyBlood. Javi está locamente enamorado de Sara. Ella solo tiene ojos para HollBlood, una saga literaria juvenil de vampiros. Sara, tras una serie de malentendidos, cree que Javi es un vampiro. Y en el instituto sí que hay una "antigua y maligna amenaza".
Óscar Casas e Isa Montalbán dan vida a la joven pareja, en esta película que, "partiendo de la premisa de las películas románticas de vampiros", pretende, en palabras de su director "que los espectadores pasen un momento de terrorífica diversión, con descargas de adrenalina y emoción. Unos protagonistas adolescentes luchando contra los vampiros a estacazos, driblando mordiscos y con ristra de ajos al hombro. Unos jóvenes que aprenden a convivir y a amar mientras inexorablemente crecen".
'Fiesta del beso'
Y de los vampiros a los zombis. Joe Lamb y sus amigos dedican el verano a rodar una película de zombis, en la que el adolescente y Alice se enamoran nada más verse. El mejor amigo de Joe, Charles, también se queda prendado de la chica, pero la amistad supera cualquier posible roce entre ellos… la amistad y la enorme cantidad de cosas inexplicables y sospechosas que pasan en el pueblo después de que una camioneta se estrelle contra un tren de mercancías. Eran los personajes de Super 8, una película fabricada entre Steven Spielberg (productor) y J.J. Abrams (director y guionista), repleta de corazón adolescente, emocionante, tierna y rebosante de admiración por el buen cine.
Un pelín más retorcida y con una buena carga de humor nada correcto era la historia que rodeaba el enamoramiento de Max en Buenos chicos (Gene Stupnitsky, 2019). Todavía preadolescente, le han invitado a su primera 'fiesta del beso' —"tengo que preguntarle a mi mamá"—, y está emocionado, pero el auténtico dilema es que no han invitado a sus dos grandes amigos, Lucas y Thor. Además, se han cargado el dron del padre de Max y tienen que hacer lo que sea necesario para reemplazarlo, aunque eso les lleve a negociar con camellos o a huir de la policía. La cámara a su altura y la historia, contada desde su perspectiva y su pequeña experiencia. Y justamente esto es lo que más enternece y más divierte de estos chiquillos. "Yo no soy feminista. ¡Yo amo a las mujeres!"
Amor ardiente, agridulce, clandestino...
Otros primeros amores de verano han recorrido el cine a lo largo de los años. Amores reprimidos, como el de Dennie Loomis y Bud Stamper, en la impresionante, violenta y al mismo tiempo hermosísima Esplendor en la hierba, del gran Elia Kazan, con Natalie Wood y Warren Beatty. Amores a escondidas, como el de Maureen, a espaldas de su hermana Dani, con Court, en Verano en Louisiana, una de las mejores películas, junto con Matar a un ruiseñor, de Robert Mulligan. Amores apasionados, como el de Mona y Tamsin en un caluroso verano en Yorkshire, en My Summer of Love, del prestigioso cineasta Pawel Pawlikowski. Amores agridulces, como el de James y Em Lewyn en un decadente parque de atracciones, en Adventureland, de Greg Mottola. Amores luminosos, como el de Marion y Sylvain en la costa de Normandía, en Pauline en la playa, del maestro Eric Rohmer…
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