Este artículo se publicó hace 14 años.
La propiedad ya no importa
Necesitamos nuevos negocios para otra tecnología y nuevos consumidores, no peleas entre creadores y fans, ni leyes abusivas e ineficaces. Es necesario redefinir la propiedad intelectual en la sociedad de la información, donde hay más creadores y el público es activo. Aumentar las posibilidades de negocio, de consumo y los derechos de los autores cuando las obras enganchan a su público en las redes sociales y son distribuidas con menos costes e intermediarios.
El poder cambia de la economía de la oferta y la industria del consumo masivo a la demanda, hiperconectada, en busca de valor añadido y consumo inmediato en cualquier plataforma. La economía de la abundancia satura: 75.000 libros publicados, 1.500 películas de cine y más de 20 millones de CD vendidos al año en España. El hiperconsumo encuentra antídoto en la tecnología digital y las descargas cuando parte de la identidad de los consumidores son sus contenidos.
Con la tecnología digital la copia carece de valor y la propiedad se hace irrelevante. Los nuevos modelos de negocio huyen de copias repetidas para el mercado masivo: de lo mismo para todos cuando decide el proveedor -las pantallas de exhibición- a una experiencia única para disfrutar en cualquier lugar y equipo con conectividad total y contenidos alojados en servidores para ser consumidos a demanda. Sin paquetes donde parte de lo pagado no interesa.
Esa fue la revolución iTunes para la música, de Amazon con los libros, eBay con las compras o Google con las aplicaciones en internet. Es la promesa del streaming, el vídeo bajo demanda, las aplicaciones móviles o los ebooks.
El hiperconsumo encuentra antídoto en la tecnología digitalNetflix ofrece películas por 7 euros al mes. Facturó 1.670 millones de dólares con 16 millones de suscriptores en 2009 y gana más abonados que toda la televisión por cable en EEUU. Hulu ya es rentable con más publicidad en sus vídeos que las series en televisión. Spotify, Yes.fm o Jamendo revolucionan el modo de escuchar música con recomendaciones y suscripción. Lo mismo intentará 24symbols con los ebooks y Kindle permite leer y comprar libros en cualquier pantalla.
Las aplicaciones para móvil o iPad son un nuevo mercado. Facebook o Groupon explotan la recomendación social. Telefónica convierte Tuenti en un operador de móvil y Nokia regala música en sus teléfonos. Mientras, el transmedia alarga la vida de las obras por distintos medios y con participación.
Hay negocio. Pero no el de siempre. Hacen falta nuevas licencias, más flexibles y abiertas, dejar de cobrar por las copias y crear ingresos más allá de la venta. Reformar el canon digital con transparencia. Respetar al consumidor, simplificar la gestión de los derechos y revivir las obras huérfanas. Un mercado único europeo para aumentar una oferta digital todavía escasa y perseguir a quienes se lucran con lo ajeno sin amenazar los derechos de todos. Un pacto por la creación y el consumo.
* Periodista. Autor del blog periodistas21.com
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