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La rebelión de cuatro magníficos

Mel Gibson y Kevin Costner despiertan de un largo letargo y vuelven a sus mejores registros, mientras que Kevin Spacey y Christopher Walken confirman su carácter estrafalario y sus decisiones temerarias, todos con sus nuevas películas.

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Mel Gibson en su nueva película Blood Father

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MADRID.- Los especialistas dicen que las directoras y directores de cine, con brillantes excepciones, con los años ganan en sabiduría, pero pierden fuerza y a veces entran en un bucle de repeticiones del que no son capaces de salir. Coppola, Ridley Scott, Woody Allen… hicieron lo mejor en sus comienzos. Con los intérpretes parece que sucede al contrario y con la veteranía ganan talento. Algunos solo deben mantenerlo porque siempre lo han tenido. Dos de estos últimos casos han acabado el proceso de hibernación y se han reencontrado con sus habilidades más genuinas y otros dos han demostrado que los años no han podido con su carácter intrépido y aventurero (aunque a veces se equivoquen).

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Mel Gibson, '¿dónde coño estabas?'

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Joven y guapo, Mel Gibson, con gesto de perdonavidas, los pies encima de la mesa y un palillo en la boca que movía de un lado a otro mientras hablaba. Indómito australiano (aunque nacido en EE.UU.) de raíces irlandesas, en una de sus primeras visitas promocionales a España todavía era un homófobo furibundo, un machista incorregible, antisemita, maleducado y bronco. Entonces irritó prácticamente a todos los periodistas que asistieron a aquel encuentro con él. Hoy, con sesenta años, conquistado el respeto de la prensa y de la crítica y después de meterse recientemente en papeles de hombre deprimido que habla con un castor de peluche (‘El castor’) o de guionista postrado en la cama de un hospital (‘El detective cantante’) y tras haberse unido a la ordinaria pandilla de ‘Los mercenarios’, ha decidido demostrar que el Gibson genuino aún existe. Macarra y decidido, abre la puerta de su primera dimensión (‘Mad Max’) y reaparece con una película de acción, ‘Blood Father’, que es serie B de la buena.

Kevin Costner, de nuevo en libertad

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La impresión que un joven Kevin Costner, un tipo alto, bronceado, guapo y con una sonrisa irresistible, dejó a los periodistas en su primera visita de trabajo a España fue inmejorable. Educado, orgulloso de su oficio, puro entusiasmo y feliz de poder hablar y hablar de la película que había rodado.

Kevin Costner

Ahora, con 61 años, no solo se ha despertado de un largo letargo, sino que lo ha hecho con fuerzas renovadas y la memoria de lo mejor de su carrera intacta. La energía de sus primeros trabajos y la experiencia revelada en ‘Un mundo perfecto’ se reúnen en su nueva película, ‘Criminal’, un fantathriller un poco disparatado, con apuntes cyberpunks, que intenta acercarse a la serie B sin conseguirlo del todo, pero que contiene un reparto impresionante y la impagable sensación de que los veteranos ahí reunidos se lo han pasado en grande.

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Estrafalarios Kevin Spacey y Christophen Walken, '¿en serio?'

Christopher Walken

Estrafalarios, desconcertantes, maniáticos y con legiones de fans, estos dos actores se han reunido con un director a su medida, Barry Sonnenfeld, en su nueva película, ‘Siete vidas: este gato es un peligro’, probablemente la que peores críticas ha recibido de sus respectivas carreras. Spacey interpreta a Tom Brand, un ejecutivo exitoso y adicto al trabajo que el día del cumpleaños de su hija compra un gato para regalárselo. De camino a casa sufre un accidente y queda en un estado peculiar, aparentemente en coma, en realidad su alma está atrapada en el animal, señor Pelusín.

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El elogiadísimo, con todos los merecimientos, Kevin Spacey, se ha regalado a sí mismo con sus 57 años este personaje, un capricho –aparece más el gato que el propio Spacey- incomprensible. Por su parte, Walken (73 años ya), que interpreta un papel a medida de su excentricismo, el de ¡susurrador de gatos!, no sorprende en su elección tanto como su compañero, al fin y al cabo este singularísimo actor ha tomado muchas decisiones bastante estrambóticas a lo largo de su carrera. La película es, de cualquier modo, la confirmación de los temerarios, muchas veces imprudentes, impulsos que mueven a estos dos grandes. Es la rebelión de dos magníficos ante lo ordinario, lo esperado y la normalidad.

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