Aunque la salsa americana sea típica para acompañar pescados, como el rape, también puede servirse como acompañamiento para la pasta. De hecho, unos espaguetis o pappardelle con esta salsa están deliciosos. 

Al ser intensamente aromática, cumple con los cánones de cualquier buena salsa para pasta, ya que inunda el plato de sabor. La salsa americana se prepara con tomate, vino blanco, brandy y caldo de mariscos, y da como resultado un perfil ligeramente ácido, dulce y especiado.

Puedes prepararla con algún caldo que te haya sobrado de otras elaboraciones o utilizar uno de los que se venden en el supermercado.

Una vez lista la salsa, solo tendrás que saltear la pasta al dente en ella y servir inmediatamente con un poco de queso rallado por encima.

Prepara el sofrito base:

En una sartén u olla mediana, calienta el aceite o la mantequilla a fuego medio. 

Añade la cebolla, zanahoria y ajo. Sofríe durante 8–10 minutos, hasta que estén blandos pero sin dorar demasiado.

Flambea:

Añade el brandy o coñac y, con mucho cuidado, flambea (enciende con un mechero para evaporar el alcohol, vigila con la llamarada). Si no lo haces, solo deja que hierva unos minutos. 

Incorpora el tomate picado o triturado y el concentrado (si usas).

Cocina 5–10 minutos para reducir un poco.

Incorporar el vino y caldo:

Agrega el vino blanco, el fumet, el laurel y las hierbas. 

Cocina a fuego medio-bajo durante 20–25 minutos, removiendo de vez en cuando.

Retira la hoja de laurel.

Tritura la salsa con batidora hasta que quede fina (puedes colarla si quieres una textura más suave).

Ajusta sal, pimienta y añade cayena o picante al gusto.

Saltea la pasta:

Cuece la pasta en agua con sal y cuando los espaguetis estén al dente échalos en la sartén de la salsa y saltea. Si se ves que está muy seco, añade un poco del caldo de los espaguetis y remueve enérgicamente hasta que se ligue. 

Agrega queso y sirve inmediatamente.