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"Salir y sonreír puede cambiar las cosas"

Francisco Jarauta. Catedrático de Filosofía

Xalok

Tan educado como curioso, Francisco Jarauta (Zaragoza, 1941), catedrático de Filosofía, llegó ayer a Barcelona para participar en el ciclo de conferencias Pensar el futuro del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Fascinado por las sociedades ideales, desde las islas soñadas por los medievales hasta la quimera de la ciudad perfecta, El frágil futuro de las utopías fue el título de su charla. Con estudios de Historia, Arte y Filosofía, Jarauta desafía la incertidumbre con una sonrisa.

¿Se puede pensar en el futuro sin sentir ansiedad?

Sí, pero reformulando algunas ideas. Aunque eso no garantice nada... Ninguna de las utopías ha sido capaz de construir la historia. Sin embargo, han ayudado a dibujar en un frágil telón de fondo los bocetos que han forjado nuestra curiosidad y nuestro componente ético.

¿La utopía padece anemia?

La utopía es cada vez más necesaria pero también más imprecisa. Si estamos siendo testigos de algo es de la aparición de nuevas sociedades, y hay que buscar un nuevo horizonte. La humanización del espacio social es fundamental. El futuro no es unívoco, y vías micro utópicas, como salir a la calle y sonreír, pueden cambiar muchas cosas. Un poco lo de El cielo sobre Berlín de Wenders.

¿Ha visto Avatar?

Con gafas 3-D. Avatar cuenta una historia verosímil. Me interesó la recreación de los tópicos históricos, la transformación de la bestia en cómplice, y la forma de plantar cara a la batalla. Esta película pone en escena que en el imaginario de mucha gente existe la disponibilidad de huir de lo cotidiano.

¿Es verdad que pronto demostrará que Matisse se enamoró de la Alhambra?

En diciembre de 1910, Matisse visitó Sevilla y Granada. Siempre que se habla de las relaciones del pintor con la cultura islámica se habla de Marruecos, pero antes de llegar allí paró en Andalucía. Llevo tres años trabajando en una exposición que se inaugurará este octubre en la Alhambra. La tesis de la muestra es un diálogo entre las obras de Matisse y la Alhambra, su obra está llena de guiños hacia ella. ¿Se ha fijado en el fondo que pintó para sus odaliscas?

Mmmm, no.

¡Las celosías que las rodean son iguales que las decoraciones de la Alhambra!

Se fija usted en todo.

Si no mantenemos una curiosidad beligerante perdemos el tren. Soy del grupo de los humanos sedientos. Cuando no tenemos preguntas ya somos póstumos en vida. La curiosidad viaja. Ulises lo hacía por infinita curiosidad. Pero también soy muy contemplativo, y tengo un ideal ético. Creo que tiene que haber la mínima distancia entre el mundo interior y el exterior. Viviendo así abdicas de muchas cosas, pero vale la pena.

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