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La segunda vida de Cassidy

EULÁLIA IGLESIAS

 

‘BLACKTHORN' 

Director: Mateo Gil

Género: Western

Nacionalidad: España

Reparto: Sam Shepard, Stephen Rea, E. Noriega,

Duración: 98 Minutos

EN SÍNTESIS

Cuenta la leyenda que Butch Cassidy murió en Bolivia junto a The Sundance Kid en un tiroteo en 1908. La película, sin embargo, imagina al mítico bandido envejeciendo con tranquilidad, bajo el nombre de Blackthorn, en un rancho del país suramericano mientras prepara el retorno a su tierra natal. Hasta que un día conoce a un ingeniero español que acaba de asaltar la mina donde trabajaba y le solicita ayuda en su huida. La sangre de forajido que corre por las venas de Blackthorn vuelve a bullir.

COMENTARIO

Ningún otro género como el western cuenta con tantos certificados de defunción. Algunos firmados por directores tan ilustres como John Ford, Sam Peckinpah o Jim Jarmusch. Tras filmes como ‘El hombre que mató a Liberty Valance', ‘Grupo salvaje' o ‘Dead Man', ¿tiene sentido dirigir un western clásico? Los prolegómenos de ‘Blackthorn' invitan a pensar que, en su segundo largometraje como director, Mateo Gil se ha planteado una nueva incursión en el territorio del poswestern donde entran en duelo la leyenda y la historia. O que pretende dar otra vuelta de tuerca a esos westerns crepusculares en que los vaqueros ya se sentían fuera de su tiempo y de su lugar. Algo hay de ambas tradiciones en ‘Blackthorn'. Desde sus inicios, la película pone en cuestión uno de los datos supuestamente históricos que han forjado la leyenda de Butch Cassidy y The Sundance Kid: su muerte en Bolivia en 1908. A partir de aquí, parece que el filme va a adentrarse en el terreno del western crepuscular. El protagonista es un Butch Cassidy envejecido y desubicado, consciente de que se ha acabado la edad de oro de los forajidos del Oeste. Junto a él, aparece otro personaje fuera de sitio, Eduardo, el madrileño interpretado por Eduardo Noriega que encarna a la perfección la actitud de España hacia América: roba todas las ganancias que ha generado la mina donde trabajaba y provoca con ello la muerte de muchos indígenas. La relación entre ambos protagonistas permite a Gil desarrollar un conflicto entre dos formas de entender el badolerismo, en una mirada cargada de nostalgia por los mitos clásicos. Ya no hay forajidos como los de antes, parece decir el director a través de su película. Y así, a pesar de explorar nuevos paisajes y personajes (atención a esa Bolivia convertida en un Oeste precolombino), ‘Blackthorn' desea en el fondo funcionar como un western clásico prescindiendo de la conciencia de que esto ya no es posible. En lugar de poner en cuestión la naturaleza legendaria de Butch Cassidy, Mateo Gil prefiere reforzarla en la nueva vida que le otorga. ‘Blackthorn' pone en evidencia de esta manera su condición de quiero y no puedo, al situarse en unas peligrosas arenas movedizas entre el pastiche televisivo del género y la relectura esforzada de sus mitos fundacionales.

LOS VIEJOS VAQUEROS

'Sigo rezando / para que pongan un programa doble: / 'Conspiración de silencio' / y / 'Veracruz'. Este ruego cinéfilo en verso libre se encuentra en ‘Crónicas de motel' (Anagrama), espléndida colección de textos firmados por Sam Shepard, el actor que da vida al viejo Butch Cassidy. La elección de este intérprete, escritor, rockero, marido de Jessica Lange, ranchero, guionista de ‘Paris, Texas' de Wim Wenders y, como queda claro, gran conocedor de la mitología del Oeste, es sin duda la decisión más sabia que ha tomado Mateo Gil al llevar a cabo ‘Blackthorn'. A su lado, Eduardo Noriega trabaja duro para hacer creíble un papel nada fácil. El tercero en discordia, otro de los grandes, Stephen Rea, como la némesis de Butch Cassidy. La conversación entre los dos viejos enemigos es el mejor momento de la película.

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