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La SGAE, atrapada en las prisas por vender sus teatros sin perder dinero

Recibe ofertas por debajo de lo invertido y decide contratar a expertos para 'acelerar' el proceso

ANA FLORES

La SGAE dice que quiere dejar de ser la SGAE. Que quiere ser simplemente una gestora de derechos, el embudo al que acuden los autores a cobrar, en lugar de un entramado societario plagado de fugas por las que se escapa el dinero recaudado. Una organización que promocione la cultura en lugar de un imperio inmobiliario endeudado con los bancos por 158 millones de euros, que los autores estarán pagando hasta el año 2025. La prisa, en esto último, cada vez es mayor. Ayer la SGAE emitió un comunicado anunciando la revisión de su estructura organizativa y la decisión de 'acelerar la desinversión en la red de teatros Arteria'.

Pero para dejar de ser la SGAE no basta con pasar el tipex en el organigrama sobre el nombre del expresidente del consejo, Eduardo Teddy Bautista, sus familiares y amigos. Ni con disolver todas las empresas que crecieron de la rama de la SGAE y su filial, la Fundación Autor. Ni, en plena crisis inmobiliaria, basta con colgar el cartel de 'se vende'a la puerta de los teatros, algunos de los cuales ni siquiera son en propiedad sino cedidos por los ayuntamientos.

Los créditos para la adquisición de la red teatral Arteria llevan el nombre de bancos que quieren cobrar y que ya han exigido a la SGAE que, aunque la deuda esté a nombre de la Fundación Autor, se avalen al menos 83 millones directamente con la recaudación de derechos.

Según ha podido saber Público por fuentes cercanas al proceso, la SGAE ha empezado a recibir ofertas informales por sus teatros que 'se han rechazado rotundamente'. El motivo: no sólo no se gana dinero, las ofertas (que incluyen la sede de Arteria en Sevilla, la de Buenos Aires y el centro audiovisual CATA) están muy por debajo de las inversiones realizadas. Algunos de los interesados son empresas españolas una de ellas se habría ofrecido únicamente a gestionar Sevilla, lo que no interesa a la gestora pero hay desde grupos persas hasta un viejo socio del grupo SGAE: Stage Holding. La productora de musicales es la inquilina de la SGAE en los dos teatros madrileños que dispararon en 2009 la deuda de la Fundación Autor hasta situarla en 110 millones. Se trata del Coliseum y el Lope de Vega, ambos en la Gran Vía.

Estos dos teatros fueron adquiridos a sus antiguos propietarios mediante la compra de las empresas que los poseían, Emvi y Exhibidores Unidos. A pesar de que el estallido de la burbuja inmobiliaria era ya más que una realidad, la SGAE no dudó en subrogar a la Fundación Autor a los créditos que dichas empresas habían asumido para comprar los teatros.

Ante esta situación, el patronato de la Fundación Autor tomó ayer la decisión de contratar a expertos externos, entre los que se ha barajado el nombre de Aguirre Newman, para que elaboren un cuaderno de venta y dirijan el cada vez más complicado proceso de desinversión en Arteria. Además, se nombró a José María Segovia Murúa secretario general de la Fundación, en sustitución de Carlos Fernández-Lerga.

La Junta Directiva de la SGAE avanzó también ayer en el desmantelamiento del área de informática que dirigía José Luis Rodríguez Neri, presunto cabecilla de la trama de desvío de fondos. Para sustituirle al frente del área de Innovación y Calidad se ha nombrado a José Manuel Macarro Arrojo.

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