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"Siempre doy hasta el último suspiro"

Sol Picó estrena Las Doñas, una performance que mezcla baile, pintura y danza

LIDIA PENELO

Coreógrafa, bailarina y directora de su compañía de danza contemporánea, Sol Picó es una mujer cuyo aspecto no va acorde con la fuerza de su espíritu. Las Doñas se ha estrenado en NAUMON, el barco de la Fura dels Baus, y es una performance en la que tres mujeres se relacionan: ella baila, Elvira Granados pinta y la Dj austriaca Cee pone música y canta. El proyecto muestra el choque de universos de cada una y nació con la idea de ser representada en galerías de arte. “Tenía ganas de salir del circuito de los teatros. Crear algo que me volviera a conectar con el público”, cuenta Sol Picó, en el salón de su casa.

“Aunque hacer realidad Las Doñas no ha sido nada fácil: alquilar el barco de la Fura donde se representa hasta el día 7, la infraestructura... pero bueno, en esta compañía somos especialistas en tirarnos a piscinas que no tienen agua”, comenta la bailarina.

El espectáculo dura 55 minutos, muchos de los cuales están abiertos a la improvisación. Sol Picó se transforma todo el rato: en bicho, en toro, en
stripper glamurosa, en bañista de los años sesenta, en lienzo. Las interferencias, el rechazo, el amor, la desesperación, marcan el ritmo de una pieza en la que las tres mujeres desempeñan su papel.

Durante el espectáculo, Elvira Granados pinta dos lienzos de gran formato, que se construyen y deconstruyen. “Elvira siempre está pintando y yo soy la mosca cojonera”, suelta riendo Sol, que incorpora el sentido del humor a casi todas sus creaciones. Esta última es de pequeño formato y más íntima. “La verdad es que en Las Doñas hay cachondeo. No me propongo hacer chistes, pero el humor es una manera de plantearse la vida. ¿Hasta dónde llega la gravedad de las cosas? Lo más grave es la muerte. Puede parecer filosofía barata, pero lo vivo así. Por eso cuando bailo, lo doy todo, siempre voy hasta el último suspiro”, argumenta Sol, enérgica.

Después de la charla salimos a la terraza de su ático con vistas, plagada de garrafas de agua. “Son para Sirena a la plancha, un encargo que me han hecho para la Expo de Zaragoza. Trata de una mujer que se levanta y se da cuenta de que el agua se termina y empieza a beberla para almacenarla. De tanto beber, se convierte en una sirena. La escenografía es un poco caballo de Troya, con una gran sirena de la que van saliendo mujeres. En este caso, aunque hay humor, el desenlace final es la muerte”, detalla la bailarina.

Sirena a la plancha se estrenará en julio en la Expo. Mientras, podemos disfrutar del dinamismo de esta bailarina en el barco de La Fura todas las noches a las nueve, aunque solo hasta el sábado.

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