Este artículo se publicó hace 17 años.
Un siglo desnudos: Los artistas de las vanguardias enseñan sus curvas en público
Si una exposición pudiera tener padrinos, los de esta serían Karl Marx y Sigmund Freud. El primero por la revolución social que gestó y el segundo por alumbrar nuevos caminos en la sexualidad. Seguramente ambos se preguntaron a
Hay exposiciones que plantean diálogos entre las obras, yuxtaposiciones que estimulan al visitante. Éste es el caso de la muestra Un cuerpo sin límites que se puede ver en la Fundació Joan Miró de Barcelona hasta el 27 enero. La muestra enseña más de noventa piezas entre pintura y escultura, realizadas entre 1900 y 2007. La exposición permite recorrer la historia del arte del siglo XX a través del cuerpo humano con los desnudos como hilo conductor.
El responsable de este regalo es el historiador del arte Jean Louis Prat. El comisario de la muestra ha sido capaz de reunir obras de Picasso, Braque, Magritte, Miró, Chagall, Matisse, Giacometti, Bacon, Tàpies, Basquiat o Rodin, entre otros. Una tarea titánica que ha contado con el patrocinio del BBVA.
Diversidad de lenguajes
Diez salas reúnen las más de noventa obras (pintura y escultura) realizadas entre los años 1900 y 2007, por 41 artistas representativos de los movimientos artísticos de las vanguardias de principios del siglo XX.
La imagen estandarte del montaje pertenece al cuadro Planos por colores. Gran desnudo de Frantisek Kupka, donde se ve un desnudo sugerente y donde los volúmenes están compuestos por colores. La primera obra con la que se encuentra el visitante es un desnudo luminoso de Pierre
Bonnard, que contrasta con el Desnudo rojo de Chagall. Una de las voluntades de Un cuerpo sin límites, es mostrar la diversidad de lenguajes artísticos que aparecen con el siglo XX. Desde la explosión y ruptura de las vanguardias, hasta los últimos gritos espectrales de Basquiat, presente en la exposición con el cuadro Mater.
Más adelante, entre Magritte, Chagall y Miró, despuntan dos perlas del pintor Wilfredo Lam. Un artista que en palabras de Sebastià Gasch “podría ser la ligazón indispensable entre las fuerzas nativas de América, donde se sobreponen los recuerdos de las civilizaciones indias y los ritos frenéticos originarios del continente negro y la tradición de la cultura occidental”. En la misma sala encontramos otra obra inquietante, Le pianotaure de André Masson, quien aborda el desnudo como un conjunto de dos cuerpos en movimiento. Por su parte, todas estas piezas funcionan como pequeñas islas en las que caer, como Escriptura sobre el cos de Antoni Tàpies.
Inspiraciones y contradicciones
A pesar de que el erotismo está presente en muchas de las obras, la visita se convierte también en un laberinto de mensajes que parten del desnudo para lanzar mensajes de horror y dolor. Las desgracias de la guerra provocaron la necesidad de buscar nuevas vías de expresión . En esa época oscura, nace La noche de George Braque, un hombre que dejó escrito: “No podría representar a un mujer en toda su belleza. No tengo esa habilidad, nadie la tiene”.
Las inspiraciones y contradicciones que marcaron a los creadores del XX están reunidas en esta exposición. En este sentido, los tres cuadros presentes de Nicolas de Stäel resumen la evolución y transformación que vivió la pintura.
A nadie sorprenderá que en Un cuerpo sin límites aparezcan más desnudos femeninos que masculinos. Quizás el más impactante de ellos es el Retrato en relieve de Claude Pascal, de Yves Klein. Desde que el escultor Praxíteles representó por primera vez un desnudo femenino a tamaño natural con su Afrodita de Cnido, el tema parece inagotable.
Y si no, atentos a la pintura que cierra la muestra, un cuadro de Richard Lindner sobre una mujer vestida con los pechos al descubierto. La obra se titula La caza.
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