Este artículo se publicó hace 12 años.
Spielberg llama al frente a toda la famila
Tras el éxito de 'Tintín', el director estrena un drama sentimental ambientado en la Primera Guerra Mundial. "Los jóvenes no tienen tiempo de mirar hacia atrás", dice
Isabel Piquer
Steven Spielberg (Ohio, 1946) reconoce que está obse-sionado con la Historia. "Siempre me ha preocupado el hecho de que la historia pase con tanta rapidez. Estamos muy preocu-pados consumiendo la cultura contemporánea que a la vez nos consume. Y los jóvenes no tienen tiempo de mirar hacia atrás, por eso hago muchas películas sobre la historia porque creo que no podemos vernos a nosotros mismos si no somos capaces de imaginarnos a nuestros abuelos o a nuestros antepasados".
En War Horse, que se estrenó ayer en Reino Unido y el próximo 10 de febrero en España, Spielberg vuelve a las trincheras de la Primera Guerra Mundial con una historia mucho más sentimental que sus precedentes incursiones bélicas, Salvar al soldado Ryan (1998) y la miniserie tele-visiva Hermanos de sangre (2001), donde ejerció de productor.
La cinta llega a las pantallas españolas el próximo 10 de febrero
"War Horse es ante todo una historia sobre los sacrificios del amor, los de un chico en tiempos de guerra para buscar a su caballo y los del caballo para sobrevivir; y cómo sus destinos están totalmente ligados", comentaba el director estadounidense en la presentación del filme en Nueva York. "Lo que más me atrajo de la historia fue la comunicación silenciosa entre el chico y el animal".
War Horse es la historia de Albert Narracott, un joven granjero de Devon, que cría desde pequeñito a su caballo, Joey, con el que desarrolla una relación muy profunda. Pero el padre de Albert decide vender el animal para pagar lo que debe de la granja a los oficiales que vienen buscando monturas para la guerra. El caballo inicia así un increíble periplo en el frente, pasando de bando en bando, testigo de las atrocidades de un conflicto que debía terminar con todas las guerras.
"Todas mis películas hablan de cómo me gustaría que fuera el mundo. Muy pocas sobre cómo funciona el mundo de verdad. War Horse idealiza los acontecimientos y no es la mirada realista de otras cintas, pero lo he hecho a propósito. Quise que esta fuera una película sobre unos valores que son importantes", explica Spielberg.
"Todas mis películas hablan de cómo me gustaría que fuera el mundo"
War Horse fue primero un libro infantil, escrito por Michael Morpurgo y publicado en 1982 que rápidamente se convirtió en un clásico en Reino Unido y que recientemente se trasladó al teatro donde triunfó en el West End londinense y sigue triunfando en Nueva York, gracias al increíble trabajo de un grupo de titiriteros que consiguieron crear en el escenario a los caballos protagonistas.
Historias del pubLa génesis del libro tiene una bonita historia. Michael Morpurgo estuvo años pensando en escribir algo sobre la Primera Guerra Mundial pero no encontraba el ángulo. Hasta que un día, en el pub de Iddesleigh, el pequeño pueblo de Devon donde vivía, uno de los aldeanos empezó a recordar sus vivencias en las trincheras de 1916 y sobre todo su cariño al caballo con el que compartió el horror de aquella carnicería. Morpurgo deci-dió entonces narrar la guerra en la que murieron diez millo-nes de personas desde la perspectiva de uno de esos caballos. Desde el lado británico, un millón llegaron a las trincheras y sólo 62.000 volvieron.
"'War Horse' idealiza los acontecimientos y no es una mirada realista"
Y si en el teatro los increíbles maestros de la compañía surafricana Handspring Puppet Company recrearon a los animales, en el cine, Steven Spielberg sabía que debía hacer algo distinto pero insistió en mantener una visión tradicional y recurrir lo menos posible a imágenes digitalizadas. Para ello el director tuvo que reclutar a un centenar de caballos (14 para Joey) bajo la dirección del entrenador ecuestre Bobby Lovgren que ya trabajó en Seabiscuit (Gary Ross, 2003). Sólo se usaron efectos especiales para las escenas bélicas más duras.
Steven Spielberg hizo un storyboard con todas las esce-nas y preguntar primero a los entrenadores si se podían hacer. "El 85% de las veces me dijeron que sí. Y los caballos improvisaron mucho más allá de lo que podíamos soñar", cuenta el director, "porque sentían las vibraciones de los actores, algo que no teníamos planeado".
Jeremy Irvine, un actor novel que protagoniza su primera película, es Albert. Spielberg dice que le recordó enseguida a Christian Bale (El caballero oscuro, Enemigos públicos) cuando lo fichó siendo todavía un crío para plasmar la novela biográfica del escritor inglés J. G. Ballard El imperio del sol (1987).
"No podemos entendernos hoy sin imaginarnos a nuestros abuelos"
A Irvine todavía le cuesta digerir la fama que se avecina. "Esto es tan nuevo para mí que todavía no sé muy bien lo que me espera", dice Irvine a los periodistas al contar que dos de sus bisabuelos lucharon en la Primera Guerra. "Uno estuvo en Galipoli y tenía un caballo llamado Elizabeth, tenemos incluso el recibo de compra por 28 libras".
Entre los otros protagonistas, en una película donde todos tienen papeles bastante cortos, figuran nombres popu-lares como Emily Watson, la madre de Albert, Peter Mullan, Tom Hiddleston (que se lució recientemente interpretando a Scott Fitzgerald en Medianoche en París de Woody Allen), y David Thewlis, más conocido por haber hecho de Remus Lupin en la multimillonaria saga británica de Harry Potter.
Spielberg vuelve a trabajar en este filme con sus viejos cómplices: la productora Kathleen Kennedy con la que lleva colaborando desde la exitosa E.T. el extraterrestre (1983) y la que descubrió War Horse en el teatro, y el director de fotografía Janusz Kaminski, que ganó un Oscar por La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1994).
Realismo en las trincherasComo siempre con Steven Spielberg, la escala no es un problema y las escenas en las trincheras son especialmente impresionantes. "Llovía constantemente, siempre estábamos resbalando" recuerda el realizador, "era un caos. Un día mientras andaba en las trincheras después de una tremenda tormenta, me caí en un agujero de medio metro, lleno de agua, me hundí totalmente y el equipo tuvo que sacarme".
Richard Curtis, uno de los dos guionistas, que ha escrito, entre otras, Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell, 1994), Notting Hill (Roger Michell, 1999)y Love Actually (Richard Curtis, 2003), defiende el tono sentimental de la película. "Las cosas horrendas no son por naturaleza más auténticas. Como europeo, nunca deja de asombrarme lo rápido que se olvidó la Segunda Guerra Mundial. La gente decidió que era algo del pasado. Es importante también hablar de la verdad del optimismo. Yo escribo sobre gente que se enamora. Es algo que pasa millones de veces. Pero si alguien escribe sobre un soldado que descuartiza a sus víctimas, se llama realista pero no ha pasado. Como las películas sobre asesinos en serie. Cuando cuentas una historia optimista también es cierta", zanja.
El nombre de Steven Spielberg suena ahora otra vez para los Oscar. Su carrera de éxitos en Hollywood parece no tener fin.
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