Cargando...

El sueño americano que llevó a 8.000 andaluces a Hawaii

Sueños rotos

Publicidad

El investigador Miguel Alba escritor del libro ‘SS Heliópolis’

Actualizado:

“La mayor parte de los españoles consideran como un gran triunfo, como una victoria gloriosa, el acostarse cada día habiendo comido”. Con esta cita del periódico ‘El Imparcial’ de principios de siglo XX arranca su último libro el investigador Miguel Alba. ‘SS Heliópolis’ relata cómo en 1907 se produjo la primera emigración de andaluces a Hawaii.

Publicidad

“Hawaii estaba repleto de chinos y japoneses que, poco a poco, se estaban adueñando del archipiélago”, cuenta Alba. Esto propició que los norteamericanos salieran al sur de Europa en busca de mano de obra blanca –tampoco querían negros- para sus plantaciones de caña de azúcar.

Click to enlarge
A fallback.

Portada del libro su último libro ‘SS Heliópolis’ del investigador su último libro el investigador Miguel Alba

Sueños rotos

El cuartel general de la naviera se ubicó en la calle Cañón de Málaga, junto a la catedral, pero no fue en la capital donde consiguió hacer una recluta de alrededor de 3.800 personas en aquellas primera travesía. “Utilizaban ganchos, al modo de agentes comerciales, que se iban a las pedanías más alejadas, donde era sencillo encontrar más miseria, más hambre, desesperación y analfabetismo para convencer más fácilmente de embarcarse en esta aventura”. Entre las promesas que hacían a los emigrantes figuraba la subvención del viaje a su familia cercana, la posibilidad de obtener la nacionalidad estadounidense a los tres años o la entrega en propiedad de un acre de tierra.

La Andalucía americana

Cuando los primeros españoles alcanzaron California, encontraron una tierra muy parecida a su querida Andalucía, explica el investigador, con clima similar, campos de naranjos, viñas, etc. La voz se corrió rápidamente por carta y el trasvase de Hawaii al continente americano no se hizo esperar.A pesar de que la vida allí era mucho mejor que en el archipiélago, los españoles sufrieron discriminación. “En los cines, ponían incluso una cuerda para separarles del resto de los espectadores”, indica el autor del libro. La xenofobia fue tal que ni siquiera los bancos aceptaban el dinero de los españoles.

Publicidad