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Suiza 'absuelve' a Polanski

Las autoridades helvéticas liberan al director por no tener pruebas contra él. EEUU no podrá recurrir la decisión

ISABEL PIQUER

Roman Polanski es de nuevo un hombre libre. Después de casi un año de suspense legal, las autoridades suizas decidieron ayer rechazar la petición de extradición del tribunal de California que quería juzgar al cineasta francés de origen polaco por una agresión sexual cometida en Los Ángeles contra una menor en 1977. Polanski, de 76 años, permaneció todo este tiempo en Suiza, primero detenido en una cárcel de Zúrich y, luego, confinado en su residencia de Gstaad.

El anuncio de las autoridades helvéticas pone fin a 33 años de culebrón durante los cuales Polanski no pudo volver a EEUU. La ministra suiza de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, tomó su decisión después de que Washington rechazara entregar información complementaria sobre el proceso al que fue sometido Polanski en Los Ángeles cuando sucedieron los hechos.

Suiza no cree que deba indemnizarlo por el tiempo en prisión

Suiza quería tener acceso a un documento judicial confidencial según el cual el juez encargado del caso aseguraba que la pena impuesta al director de cine justo después de su detención, al mandarlo a una división psiquiátrica de una prisión de California, saldaba la condena.

La confusión legal ocurrida hace tres décadas y la falta de cooperación de las autoridades estadounidenses fueron motivo suficiente para liberar al director. 'En estas condiciones, no podemos excluir con total certidumbre que Roman Polanski ya haya purgado su pena y que por tanto la demanda de extradición sufre de un vicio grave', señaló Widmer Schlumpf.

Otro argumento que utilizó la ministra para justificar la no extradición fue el 'principio de confianza', reconocido en la legislación internacional.

Widmer-Schlumpf recordó que Polanski compró su chalet en 2006 y hasta septiembre del 2009 ni las autoridades estadounidenses solicitaron una demanda de extradición, ni las helvéticas aplicaron la orden de arresto internacional que pesaba sobre él.

Según la ministra, 'el principio de confianza' garantizó a Polanski la protección si viajaba a Zúrich porque había entrado y permanecido con asiduidad en el país sin incidentes.

Las autoridades judiciales estadounidenses no podrán recurrir la decisión. Una portavoz de la fiscalía del condado de Los Ángeles se negó a realizar cualquier comentario.

Polanski fue detenido el pasado 26 de septiembre en Zúrich, donde acudió al festival de cine para ser homenajeado, y el 4 de diciembre fue liberado tras depositar una fianza de 4,2 millones de dólares y confinado en detención domiciliaria en el chalet citado, en Gstaad, donde estuvo hasta ahora, con un brazalete electrónico.

El fiscal del distrito del condado de Los Ángeles, Steve Cooley, aseguró estar 'realmente sorprendido y decepcionado' por la decisión de las autoridades suizas, informó el diario Los Angeles Times. Cooley ha liderado durante años las gestiones para extraditar a Polanski y se desconoce cuál será su siguiente paso después de este revés.

Widmer-Schlumph también dejó claro que no creía que Suiza tuviera que indemnizar a Polanski por el tiempo transcurrido en prisión y por la supuesta tardanza en decidirse sobre la extradición.

La ministra argumentó que los casi diez meses de internamiento forzado se debieron a que las autoridades helvéticas no quisieron interferir en los recursos interpuestos por los abogados de Polanski. Estos habían solicitado a las autoridades estadounidenses que el cineasta fuera juzgado en ausencia, una petición que fue rechazada. La ministra especificó que Suiza no había juzgado si Polanski era o no culpable, dado que no era su misión.

Hay que remontarse a los hechos. Polanski ya se había hecho un nombre en Hollywood con Chinatown y Rosermary's baby y, sobre todo, por el asesinato de su mujer embarazada, Sharon Tate, por discípulos de la secta de fanáticos de Charles Manson en 1969. Ocho años después, en 1977, fue acusado de violar y drogar (con champán y metacualona) a Samantha Geimer, que tenía entonces 13 años, en la casa de su amigo Jack Nicholson, pero llegó a un acuerdo con la fiscalía por el que sólo se declaraba culpable de haber mantenido relaciones sexuales, ilegales, con una menor de edad.

El juez decidió entonces desestimar los otros cargos (uso de drogas, perversión y sodomía), y condenó a Polanski a 90 días en una institución psiquiátrica en la que sólo se quedó 42, tras los cuales fue liberado al considerarse que estaba cuerdo y no presentaba ningún peligro.

El juez amenazó entonces con mandarlo de nuevo a la cárcel para llegar a algún tipo de acuerdo sobre una deportación voluntaria. Fue entonces cuando Polanski decidió huir de EEUU, a principios de febrero de 1978, sin esperar la sentencia, empezando así un exilio voluntario que ni siquiera consiguió romper al ser nominado, y ganar, el Oscar al mejor director en 2002 por su película El Pianista, que también recibió la Palma de Oro en Cannes.

Años después del suceso, tras muchas negociaciones, Polanski llegó a un acuerdo económico con la víctima, Samantha Geimer, y con su familia, quien retiró todos los cargos y se pronunció públicamente por el cierre definitivo del caso, pero los jueces estadounidenses consideraron que el delito no había prescrito. Cuando el suceso fue de nuevo portada, hace casi un año, la propia Geimer, que vive ahora una vida anónima, pidió que el asunto se olvidara.

En París, el abogado francés del realizador Polanski, George Kiejman, se declaró 'muy contento y emocionado' por la decisión y rindió 'homenaje a la Justicia suiza', estimando que 'su análisis jurídico era sumamente justo'.

El ministro francés de Cultura, Frédéric Miterrand, fue muy criticado en su momento por expresar su respaldo al realizador, y expresó ayer su satisfacción por la decisión de las autoridades suizas. 'Roman Polanski puede al fin unirse a la comunidad de artistas que lo han rodeado con calor y respeto' durante el proceso judicial que ha vivido, subrayó el responsable galo en un comunicado.

Mitterrand transmitió en la misma nota sus felicitaciones a la esposa del cineasta, Enmanuelle Seigner, a sus hijos y a todos los que lo han apoyado 'con dignidad y determinación'. Ahora ha llegado 'el tiempo del sosiego' y del retorno al lugar que se merece la obra 'unánimemente admirada' de Polanski, añadió Mitterrand.

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