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Supergrupos o superdesastres

 El último proyecto de Mick Jagger une a varias estrellas, un modelo de banda que no es un seguro de éxito

 

JESÚS MIGUEL MARCOS

Lo habitual es que una banda de rock se forme cuando tres o cuatro chavales o chavalas de instituto se juntan en un garaje a aporrear instrumentos con el objetivo de dar algún concierto para los amigos, ligar y, si hay suerte, ganar algo de dinero. Sin embargo, no todo tiene por qué ser tan precario. También puede surgir de una conversación entre dos adultos millonarios mientras pasan las vacaciones en sus mansiones de Jamaica. Así nació Superheavy, el grupo que han ideado el stone Mick Jagger y el fundador de Eurythmics Dave Stewart, al que se unieron más adelante la estrella del soul Joss Stone, un hijo de Bob Marley y el compositor de la banda sonora de Slumdog millonaire, A. R. Rahman.

Superheavy, que acaba de lanzar su primer disco, es el último supergrupo, un término que la revista Time definió en 1974 como 'un fenómeno rock potente, pero de corta duración, formado por una amalgama de talentos descontentos con las bandas de las que proceden'. Es decir: músicos famosos que salen rebotados de sus grupos y se juntan para intentar revivir viejos días de gloria. La ecuación no es siempre esa, aunque en la larga lista de supergrupos que ha dado el rock sí se pueden observar ciertas tendencias que los convierten en un fenómeno de resultados improbables y, en no pocos casos, desastrosos.

Crosby, Stills & Nash, al que más tarde se añadió Neil Young, fue el primer supergrupo de altura

El término tomó su nombre del álbum Super Session, grabado en 1968 por Al Kooper, Mike Bloomfield (músicos protagonistas en la electrificación de Bob Dylan) y Stephen Stills. Este último fundó el primer supergrupo de altura, que tomó el nombre de los apellidos de sus protagonistas: Crosby, Stills & Nash, al que más tarde se uniría Neil Young. Se trata de un supergrupo modélico, que logró un gran éxito (llegó a ser número 1 en ventas a principios de los setenta) y se mantuvo en activo, de forma intermitente y como camino paralelo de las carreras de sus integrantes, las dos décadas siguientes.

Semejante éxito es poco habitual en la historia de los supergrupos. La inspiración ibérica de esta formación no tuvo tanta suerte: a mediados de los setenta, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, supergrupo formado por integrantes de Los Módulos, Los Pekenikes, Los Íberos y Solera pincharon en las listas de ventas con Señora azul. Aunque la crítica ha situado este álbum como un clásico del pop español, la formación sólo publicó dos álbumes, lo que confirma otro de los síntomas asociados a los supergrupos: su corta duración.

Se trata de un fenómeno endémico: pocos supergrupos aguantan más de dos discos. Es el caso de The Traveling Wilburys, conjunto formado a finales de los ochenta con una alineación galáctica que pondría los dientes largos a Florentino Pérez: Bob Dylan, Tom Petty, Roy Orbison, George Harrison y Jeff Lyne. Los cinco ejemplifican la máxima del 'si no puedes solo, hazlo con amigos', encarnada principalmente en Bob Dylan, que vivía las horas más bajas de su carrera (por aquel entonces, incluso les había pedido a los Grateful Dead que le dejaran entrar en el grupo como guitarrista). Tras debutar en 1988, superaron la muerte de Roy Orbison para lanzar la segunda parte en 1990 y, sin más, desaparecer. Curiosamente, en ese año Dylan ya había reactivado su carrera después del espléndido Oh Mercy (1989).

Bob Dylan impulsó The Traveling Wilburys en las horas más bajas de su carrera

Cuentan que durante la grabación de la canción We Are the World, Quincy Jones colgó un cartel en la puerta del estudio que decía: 'Por favor, dejen sus egos en la calle'. Jones, experimentado productor acostumbrado a trabajar con los grandes de la música, era plenamente consciente del riesgo que suponía encerrar a un montón de estrellas en una sala de grabación, aunque sólo fuera durante unas horas. Es probable que Billy Corgan desconociera la anécdota, porque la carrera de Zwan, supergrupo del líder de The Smashing Pump-kins junto a miembros de respetadas bandas como Slint, Tortoise y A Perfect Circle, terminó a tortas. Publicaron, sin apenas repercusión, un solo disco (Mary Star of the Sea, en 2003) y Corgan acabó acusando a sus compañeros de banda de 'drogadictos'.

Si el supergrupo de Jagger y Stewart junto a un jamaicano, un indio y una inglesa es un batiburrillo de impredecibles consecuencias musicales, lo de Neurotic Outsiders fue un auténtico cóctel molotov en el que se mezclaban miembros de Sex Pistols, Guns n' Roses y, ojo, el bajista de Duran Duran. Cumplen el perfil más clásico en la formación de supergrupos: músicos famosos que se hacen amigos, comienzan a tocar en bares por diversión y terminan grabando un disco que, por supuesto, pasa totalmente desapercibido.

Billy Corgan acabó acusando a sus compañeros de Zwan de «drogadictos»

Entre los supergrupos más delirantes está Avantasia, un proyecto de ópera metal que en el año 2000 incluyó a miembros de gigantes del heavy como Helloween, Scorpions, Kiss o Judas Priest. Más curiosa todavía es la formación de Freebass, el grupo de los bajistas de The Smiths, New Order y Primal Scream, a los que se les ocurrió formar una banda con tres bajos una noche de borrachera. Publicaron un disco en 2010 y poco más se ha sabido de ellos.

 

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