Este artículo se publicó hace 14 años.
Surrealismo pop
El libro 'Los colores del underground' muestra el mundo de 30 artistas influidos por Disney, el rock y la cultura urbana
La lluvia de ranas es un fenómeno difícil de explicar, pero existe. En la película Magnolia, de Paul Thomas Anderson, los batracios se estrellan contra los coches, las farolas y los supermercados: un momento surrealista. El inexplicable fenómeno también inspiró a David Stoupakis, un artista estadounidense conocido por su imaginario gótico. Cuando sus imágenes no provocan grima y rechazo, podrían servir de base para el próximo filme de Tim Burton. En el mundo imaginario de Stoupakis y de otros 21 artistas ha indagado el periodista Joan S. Luna (Barcelona, 1967) para entender lo que es el surrealismo pop.
Los personajes de Tex Avery y de Disney, los iconos de rock, el grafiti, la ciencia ficción, los delirios de Andy Warhol, las peores pesadillas infantiles, la brujería, el no-arte de Marcel Duchamp... Todo se mezcla y sirve para definir el surrealismo pop, un género artístico poco tratado, aunque muy presente en nuestro cotidiano. "Para entender lo que es, pienso en un paralelismo con la historia de la música pop española: artistas como Radio Futura y Alaska eran underground antes de convertirse en muy populares en los años ochenta; en los noventa, llegó el punk y se cantaba en inglés. A partir de 2000, la gente se despreocupó del pasado para hacer algo propio. En el surrealismo pop, pasó lo mismo: el pop art llegó del underground, en los noventa hubo la contracultura y ahora son artistas que buscan su voz propia", analiza Luna, autor de Los colores del underground (Astiberri).
Luna presenta en su obra 22 entrevistas con artistas que considera referencias del surrealismo pop. Faltan algunos nombres conocidos, como el japonés Murakami "había que seguir muchas reglas para hablar con él, era complicado", dice al autor o el neoyorquino John John Jesse, el autor de la mujer famélica que ilustra las caratulas de la serie Millennium, de Stieg Larsson, pero están unos maestros del género como Eric White.
Artistas que hablan poco"En el 90% de las publicaciones y son pocas sobre el tema, los artistas no hablan", lamenta Luna, quien, tras una pequeña introducción, deja la palabra a los dibujantes. La referencia es la revista Juxtapoz (sólo en inglés), la biblia del arte underground, y uno de los pocos libros en venta en España era Pop surrealism (Last Gap, 2004), coordinado por Kirsten Anderson, propietaria de Roq la Rue, una galería de Seattle, en Estados Unidos, dedicada al tema.
La mayoría de los 22 artistas entrevistados en el libro son estadounidenses, aunque también hay alemanes, japoneses y dos españoles. "Pinto sobre las cosas que me preocupan o que ocupan mi pensamiento, porque supongo que tienen que resolverse. De alguna manera desato conflictos internos y los saco a la luz para que dejen de ser algo oscuro", dice en el libro Sergio Mora.
Su trabajo muy inspirado en los filmes de los cineastas franceses Caro y Jeunet y de los cómics de Alejandro Jodorowsky no es tan inquietante como el de Víctor Castillo. Sus niños de buena familia, con máscaras sonrientes y grandes narices rojas en forma de salchicha, asustan y se parecen a asesinos perfectos.
A Joan S. Luna, crítico de música, no le gustaba especialmente el surrealismo pop, aunque vio en el trabajo de sus entrevistados una clara relación con la música, sobre todo con el hard rock. David Stoupakis trabajó para el grupo metal Korn.
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