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"En el teatro tenemos el deber de contar la Historia de verdad"

Dechent presenta 'Queipo. El sueño de un general' en el Matadero

GONZALO DOMÍNGUEZ

'¡Atención! Radio Sevilla. Queipo de Llano es quien ladra'. Gonzalo Queipo de Llano (Tordesillas, 1875-Sevilla, 1951) se ganó un hueco en la memoria colectiva de los andaluces con sus algaradas desde la emisora de Unión Radio. Utilizando ese altavoz que le daban las ondas, amenazaba a la población de la ciudad y trataba de amedrentar a sus enemigos. Su imagen se engrandeció y el propio Alberti le dedicó esas líneas buscando contrarrestar el efecto que causaba .

'Queipo de Llano es como una sombra que está todavía por mi ciudad', comenta a Público Antonio Dechent (Sevilla, 1960). Esa presencia casi espectral se refleja en los propios recuerdos familiares de Dechent, un hombre que creció escuchando los relatos de terror de su madre, que 'se escondía debajo de la cama acojonada cuando escuchaba a Queipo en la radio', apunta el actor. Dechent se convierte en trasunto del militar en Queipo. El sueño de un general, que se estará hoy en El Matadero.

'Queipo es como una sombra que todavía está presente en Sevilla'

Con una propuesta teatral arriesgada y que se expone a levantar ampollas, la compañía Fundición sube a las tablas a un personaje con ánimo 'casi didáctico. El teatro debe tener un papel en la recuperación y mantenimiento de la memoria, pero con tacto, sin caer en manipulaciones. Tenemos el deber de contar la Historia de verdad', apostilla Dechent.

El teatro se convierte así en una vía más para la transmisión de la ciencia histórica, la producción cuenta con el asesoramiento de Carlos Arenas, experto en la Sevilla de Queipo. La única licencia que se toma el texto 'es que este señor leyera a Shakespeare, sobre todo Ricardo III. Eso nos ha permitido dibujar las aristas de un personaje al que define la ambición del poder', explica el actor sevillano.

La pulcritud a la hora de acercarse al personaje mitiga los temores a que la producción hiera sensibilidades. 'Tenía ciertos temores, más aún cuando comenzamos en Sevilla. La gente en los medios estaba muy preocupada con que se tocara este tema allí, pero los espectadores entran hablando de política y salen hablando de teatro', dice Dechent.

¿Es bueno reflexionar sobre estos temas en el teatro? 'No solamente es bueno, es un ejercicio razonable y, además, es muy necesario'.

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