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‘Ted’, un oso de peluche parlante y políticamente incorrecto

El creador de 'Padre de familia' debuta en el cine con una comedia muy bestia que se ríe de todo y todos

M. J. ARIAS

A primera vista, Ted parece un tierno y dulce oso de peluche. El compañero de juegos ideal para un niño. Sin embargo, en cuanto abre la boca, esa imagen idílica se hace trizas. Ted es grosero, irreverente, cafre y, sobre todo, políticamente incorrecto. No podía ser de otra forma habiendo salido de la cabeza de Seth MacFarlane, creador de las series animadas Padre de familia, Padre Made in USA y El show de Cleveland. Con Ted debuta en el cine y lo ha hecho por la puerta grande, dominando la taquilla estadounidense el fin de semana de su estreno (29 de junio) y acumulando más de 200 millones de dólares de recaudación. Esta semana llega a las salas españolas. Tendrá que pelearse con Rock of Ages y la última de Pixar, Brave.

Cuando Ted cobró vida en la mente de MacFarlane lo hizo como personaje de una serie animada. Sin embargo, pronto pasó de un dibujo para la pequeña pantalla a una película que mezclaba acción real con animación. La historia se prestaba a ello. Un niño solitario, John Bennett (Mark Wahlberg), al que un día le regalan un adorable oso de peluche y que, cansado de ser el marginado del barrio, pide como deseo que su muñeco esté vivo. Al despertar a la mañana siguiente, Teddy ha cobrado vida y se ha convertido en un oso de peluche parlanchín de lo más simpático y amigable. Como cualquier ser humano, crece y pasa de ser un adorable osezno de trapo a un oso adulto con voz ronca y una inclinación hacia la fiesta preocupante.

Ted es una gamberrada. Pero, como casi todas las que idea MacFarlane, detrás de los disparates y las barbaridades se esconde un trasfondo que va un poco más allá. Aunque sin pasarse de trascendental. Después de todo, es una comedia. En su debut en el cine el creador de Padre Made in USA ha incluido varios temas que se tratan con mucho sentido del humor. Durante toda la película sobrevuela la idea de la fama efímera, esa que vive el protagonista animado cuando el mundo sabe de su existencia. Hasta que se cansan de él y pasa a ser un oso de peluche parlante corriente, como si eso fuese lo más normal del mundo. 'Ocurre en la vida real. Y una vez pasado el momento, ¿qué se hace con el restante 95% de la vida? Esa es la parte realmente cómica de Ted', dice MacFarlane al respecto. Y a este oso no es al único que le ocurre esto. Hay otro personaje, que es mejor no desvelar para no aniquilar la sorpresa, que también sufre de lo mismo.

La fama efímera, el difícil paso de la adolescencia a la madurez y la amistad eterna. Esos son los tres grandes temas de Ted, los tres vistos desde la sátira y el ridículo. Porque, ¿hay algo más ridículo que un treintañero para quien su mejor amigo sigue siendo su oso de peluche? Quizá sí, que su novia tenga que darle un ultimátum para obligarle a madurar: o el oso parlanchín, porrero, borracho y con las hormonas disparadas o ella (Mila Kunis). Todo porque John y Ted hicieron la promesa de ser siempre compañeros inseparables y el segundo no deja madurar al primero.

Argumentos trascendentales o no, Ted no deja de ser una comedia dirigida a un público muy concreto y con guiños a una generación, la de los ochenta, que sabrá apreciar con mayor facilidad algunas de las gracias que MacFarlane ha repartido a lo largo de la cinta. Durante la hora y media larga que dura el director, guionista y productor está más que presente. Él es quien le presta su voz al oso en su etapa adulta. Su voz, pero también su cuerpo, porque MacFarlane se pasó el rodaje con unos extraños tirantes colocados sobre su ropa que iban capturando sus movimientos. Hasta dirigió con ellos puestos.

La película ha sido toda una sorpresa en la taquilla veraniega. Estrenada el pasado 29 de junio, en su primer fin de semana en cartel superó el récord de Resacón en Las Vegas como mejor apertura en EEUU de una calificada para mayores de 18 años. Y es que los chistes de Ted no son aptos para todos los públicos. No todo el mundo acepta que se convierta en humor cualquier cosa. Cuentan que a Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York, y a su esposa no les hizo ninguna gracia el chiste sobre el 11-S, por ejemplo. Sí, MacFarlane es capaz incluso de hacer humor sobre uno de los episodios más traumáticos de la historia de Estados Unidos y ponerlo en boca de un oso de peluche. Aún así, el éxito que precede a la película en EEUU animó a los distribuidores a adelantar el estreno a este mismo viernes en España cuando estaba previsto para el 21 de septiembre.

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