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'The Amazing Spider-Man' enmascara el 'blockbuster' en 3D

Hollywood reinicia la saga del hombre araña con una precuela que, pese a los cambios en el reparto y la dirección, no termina de convencer

THAIS MUÑOZ

Esta primavera-verano los superhéroes se han propuesto arrasar en taquilla. La fórmula es sencilla, Hollywood la conoce bien y las factorías Marvel y DC Comics garantizan el éxito del juego al que ni tan siquiera vencen la reiteración o la mediocridad.

La suya no es una moda reciente. Aunque la carrera del género se inició hace ya varias décadas con la colaboración de grandes actores y directores, lleva en auge desde el inicio del nuevo siglo, convirtiéndose en la gallina de los huevos de oro hollywoodiense. La capacidad que tienen estos viejos conocidos arraigados en nuestro imaginario para maximizar las posibilidades del 3D, del merchandising y de la creación de segundas y terceras partes son un atractivo demasiado rentable que la fábrica de los sueños no se permite desaprovechar.

Con el precedente de Los Vengadores, la tercera película más taquillera de la historia con una recaudación de 1.438 millones de dólares por el momento, este viernes llega a las pantallas nacionales The Amazing Spider-Man, la cuarta entrega cinematográfica del hombre araña y la primera sin la mano de Sam Raimi y su reparto.

A fin de cuentas qué es el superhéroe sino una gran parábola de Estados UnidosEl fichaje de Marc Webb, director de la cinta 'indie' (500) días juntos, y la presencia del guionista de Zodiac, James Vanderbilt, al frente del libreto junto con Steve Kloves y Alvin Sargent, pueden hacer pensar que en el 50 aniversario de la creación más humana de Stan Lee (quien por cierto hace un breve y divertido cameo en la película) y Steve Ditko, Sony Pictures ha optado por dar una vuelta de tuerca a la saga. Un giro próximo al que supuso para la franquicia de Batman la llegada de Christopher Nolan, que clausurará el 20 de julio su aportación al legado de DC Comics con el estreno de El caballero oscuro: La leyenda renace.

Sería entonces justificable la vuelta a los inicios del héroe con esta precuela, la reconfiguración de la historia del chico listo y marginado de clase que logra multiplicar el sueño americano a la enésima potencia, a pesar de la escasa distancia que guarda respecto a sus predecesoras (la última pieza, Spider-Man 3, vio la luz en 2007). Pero nada de eso. El chasco llega en plena sala y el 3D no es suficiente consuelo aunque en ocasiones transporte al espectador a auténticos momentos de deleite visual.

El bombardeo promocional con meses de antelación augura el éxito de la cintaA favor de The Amazing Spider-Man podrán argumentar la supuesta profundización en la dimensión íntima del héroe, que ya venía redimensionado de casa cuando en los años 60, con el cine moderno como caldo de cultivo, la edad de plata del cómic de Marvel se adaptó para no morir creando a este antihéroe de clase media. O la reivindicación de un rol distinto al que este tipo de historias reserva para la mujer, dedicada a enfatizar los atributos del superhombre incluso cuando ella también tiene superpoderes, y la representación mitológica de la búsqueda del padre para encontrarse a uno mismo (en cuyo caso cabría preguntarse qué lugar ocupa la madre).

Pero no conviene precipitarse. No sólo porque esos intentos sean esbozados con la mínima profundidad y relegados a un nivel meramente formal, quedando sus personajes atrapados en el arquetípico mecanismo de acción-reacción que sustenta a los blockbusters, sino porque además no hay nada que no se haya visto antes.

Sam Raimi contó mejor las contradicciones y debilidades del héroe en Spider-Man 2, donde, basándose en uno de los relatos del cómic, Peter Parker tira la toalla y el traje al cubo de la basura, y la transgresión del estereotipo femenino apenas logra alcanzar la categoría de anécdota a través de la primera novia del joven trepamuros, Gwen Stacy, una 'rebeldía' no muy alejada del papel relativamente activo de Mary Jane Watson en Spider-Man 3.

La primera película de acción de Marc Webb, respaldado por Vic Armostrong como director de la segunda unidad, mucho más curtido en la materia (ha ocupado el mismo puesto en La guerra de los mundos y Los Ángeles de Charlie, entre otras), abusa en exceso de los lugares comunes y da la sensación de que uno ya ha estado demasiadas veces ante las imágenes que se suceden en la pantalla.

Sam Raimi contó mejor las contradicciones y debilidades del héroe en 'Spider-Man 2'El policía autoritario pero de buen corazón, padre de una chica inteligente y sin embargo atractiva, el trauma como desencadenante de la maldad, el científico loco capaz de apañarse un gabinete de pruebas en cualquier nicho o alcantarillado, el marginado de clase dando una lección al que maneja el cotarro en el instituto... Y así sucesivamente, sin incluir todo el campo semántico que reclama la leyenda del hombre araña y que tiene su máximo exponente en la abrumadora colaboración de la ciudad para el triunfo de los fines del héroe enmascarado de Nueva York. A fin de cuentas qué es el superhéroe sino una gran parábola de Estados Unidos, erguido como garante de orden, justicia y democracia.

Como no puede ser de otro modo, habida cuenta del bombardeo promocional con meses de antelación que lleva aparejado este tipo de producciones, se le augura un futuro prometedor en taquilla. Pero no abusen de relacionar calidad y resultado. Como muestra, el botón de Spider-Man 3, que logró recaudar casi 900 millones de dólares en todo el mundo y ser la cinta más taquillera de las trilogía a pesar de su vehemente mediocridad. Alea jacta est.

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