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Urbizu y Kore-eda copan las apuestas

S. B.

Masticados hasta la saciedad están los temas candentes de esta edición del Festival de San Sebastián que acaba: que si Fassbender llegó en moto a Donostia, que si Kaurismäki hizo lo propio desde Portugal con furgoneta, mujer y dos perros. Ahora toca lidiar con la madre de todas las apuestas: ¿quién se hará con una Concha de Oro? Los nombres de Kore-eda y Urbizu suenan más que los otros 14 de la competición oficial. Ambas películas han cosechado la más grande unanimidad entre la crítica, y sus realizadores lo merecen. De todas maneras, el Jurado de Donosti juega a la sorpresa.

En esta línea, Mundo injusto, de Filippos Tsitos, podría llevarse algún premio de peso, a pesar de que para la mayoría ni ha existido. La película pinta el desmoronamiento moral y económico del mundo contemporáneo, con humor y un enfoque de fábula. A la presidenta del jurado Frances McDormand podría fascinarle su guiño al cine policiaco de baja estofa protagonizado por dos perdedores de buen corazón.

Otra favorita de tapadillo es la película portuguesa Sangue do meu sangue, de João Canijo. Un folletín situado en los arrabales de Lisboa, que pone el acento en la fortaleza de las mujeres. El filme ya ha ganado una mención especial del premio TVE-Otras miradas.

Y Arturo Ripstein, con su sórdido melodrama Las razones del corazón. Ni a Terence Davies y su excepcional The Deep Blue Sea, que también aborda el conflicto de Madame Bovary: una mujer entre dos hombres, y la sombra del suicidio planeando sobre su cabeza. Sin embargo, parece que hay miembros del jurado que detestan la propuesta de Davies, con lo que la unanimidad está descartada. La china 11 Flowers podría rascar un premio especial o un premio de guión por su esfuerzo a la hora de hacer un filme político sin los mimbres clásicos del género.

Desde luego, poca discusión hay sobre el merecido premio a la interpretación para José Coronado por No habrá paz para los malvados, así como el de mejor actriz, que parece se debatirá entre Arcelia Ramírez por el filme de Ripstein o en las de María León por La voz dormida.

La deliberación está abierta. Los seis miembros del jurado están manos a la obra. Frances McDormand quizás vuelva a quitarle el móvil a Álex de la Iglesia, para que deje de tuitear. Ambos, junto a Guillermo Arriaga, el director noruego Bent Hamer, las actrices Bai Ling y Sophie Okonedo, y la directora de fotografía francesa Sophie Maintigneux, tienen la última palabra.

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