Este artículo se publicó hace 14 años.
Los veranos que caben en un libro
Los editores españoles se mojan con sus lecturas para vacaciones y se fijan en la competencia. Clásicos, grandes historias, aventuras y humor ocupan sus maletas
Los libros de 700 páginas no pesan en verano. Con el calor no se le hacen ascos a esas historias que prometen aventuras, ni las que presentan un buen asesino y un bonito cadáver. Y mucho menos a la risa: la carcajada parece esperar a que llegue el tiempo libre para salir disparada. Incluso los hay que se atreven a entregarse a la reflexión reposada que provoca un buen ensayo. En todos los casos, bienvenido es un buen chapuzón literario, sin miedos.
Estas son las apuestas de editores y escritores como recomendaciones para estos meses. Títulos como la novela de Peter Mathiessen, País de sombras, que ha ganado el último National Book Award y ha sido concebida bajo el epígrafe de la gran novela americana; La última noche en twisted river, de John Irving (todo un clásico veraniego); y Nadie acabará con los libros, estructurado a partir del diálogo entre Jean Claude Carrière y Umberto Eco, defensores del libro de papel en tiempos de convulsiones tecnológicas.
Nadie acabará con los libros (de papel), defienden Eco y Carrière
Otras apuestas parecen más seguras, como El tiempo entre costuras, de María Dueñas. Es uno de los libros más vendidos de este año (más de 500.000 ejemplares), y es la elección de un editor veterano como Chus Visor, que asegura que se lo llevará de viaje. Le han hablado muy bien de él y le interesa "ver lo que ha escrito", explica. En las maletas tampoco faltarán otros dos best sellers que llevan en las estanterías desde el invierno: El asedio, de Arturo Pérez-Reverte, y Dime quién soy, de Julia Navarro.
"En verano uno tiene la tranquilidad de dejarse llevar por una literatura reposada", argumenta Juan Milá, editor de Salamandra. Su propuesta es la exótica Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, una historia llena personajes que definen cómo es ser inmigrante en EEUU. "Te hablan desde la primera página y se puede saborear su delicadeza", afirma Milá, quien también recomienda Olive Kitteridge, de Elizabeth Strout, premio Pulitzer de 2009, retrato de la sociedad norteamericana actual con sus soledades y miserias.
El verano suele ser también tiempo de cumplir con los clásicos. De coger esos libros que uno siempre quiere leer, pero que se van escapando ante el aluvión de novedades. Es el caso de Pilar Reyes, editora de Alfaguara, que apuesta por recuperar a Raymond Carver y su Principiantes, quizá uno de los libros de relatos más conocidos del escritor que mejor ha sabido poner al lector frente a su espejo y que más a menudo se ha preguntado de qué va realmente eso del ser humano.
Enrique Redel: "Anna Karenina nunca decepciona estos meses"
Enrique Redel, editor de Impedimenta, también garantiza el placer de la lectura a través de un clásico: Anna Karenina, en la reciente edición de Alba. "El clásico de Tolstoi es, sin duda, la típica literatura veraniega de tarde aburrida y sin nada que hacer. Nunca decepciona", asegura. Tampoco lo hace, para él, la biografía de Carmen Laforet, Una mujer en fuga. "Además tiene cierto morbo, porque se adentra en el terreno de su sexualidad, que siempre estuvo algo oculta", apostilla. De la misma época fue también el poeta Jaime Gil de Biedma, del cual se ha editado ahora su El argumento de la obra: Correspondencia, un título clave para Juan Milá. "Sus poemas están muy cercanos al estilo del diálogo y la conversación, y aquí tienes todo eso. Por otra parte, no hace falta que lo empieces por la primera página, sino que puedes ir picoteando. Ideal para las vacaciones".
Destino: las MalvinasPara el lector que prefiera un verano con marcha, al que le vaya la carne y la intensidad, no tiene más remedio que lanzarse a Los Pichiciegos, de Fogwill, una historia que bordea el punk. Es la sugerencia de Pilar Reyes para este tipo de lector: la Guerra de las Malvinas contada por un escritor que se permite el lujo de jugar con los soldados como le da la gana. Una historia que incomoda porque Fogwill no se calla: a esos jóvenes argentinos los enviaron a morir sin escrúpulos.
'País de Sombras' es un ejemplo actual de la gran novela americana
De rojo se tiñe también la recomendación del escritor argentino Javier Sinay (revelación por su libro Sangre joven), ¿Quién mató a Daniel Pearl?, de Bernard Henri-Lévy. "Es un trabajo periodístico, la historia de un asesinato, pero también un viaje por las zonas más conflictivas y pobres del mundo. Y esto no significa que sea pesado. Yo me lo leí el año pasado en la playa", asegura.
Pero si algo apetece en verano es la risa. De ahí que a Enrique Redel recomiende la novela que más alegrías le ha dado en los últimos meses: La hija de Robert Poste. Divertida (con bastante flema británica), con muchos enredos y entretejida por un humor blanco que busca el disfrute del lector.
Y luego está ese libro de 700 páginas que no pesa en la maleta. Se trata de Una novela real, de la japonesa Minae Mizumura. "Una visión posmoderna de Cumbres Borrascosas", dice la argentina Gabriela Cabezón, autora de la excelente La Virgen cabeza. Amor, humor o sangre. El verbo es el mismo: disfrutar.
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