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El último adiós a Verónica Forqué: se fue el "ángel" con la eterna sonrisa del cine español
Compañeras, ciudadanos y políticos acuden a la capilla ardiente en el Teatro Español para rendir homenaje a la actriz.
Madrid-Actualizado a
La cola para despedir a Verónica Forqué da la vuelta a la manzana del Teatro Español y casi alcanza la calle José Echegaray, dramaturgo y autor de Silencio de muerte, mutismo que también se guarda en la capilla ardiente de la actriz que perdió la vida el pasado lunes en Madrid. "Su fallecimiento me impactó y tenía que estar aquí", afirma Conchita, quien se ha desplazado desde Arturo Soria para darle un último adiós. Como ella, desde las once de este miércoles, lo han hecho cientos de personas, su querido público que la quería como a nadie, llegadas de todos los rincones de la ciudad.
"Era una buena actriz y me gustaba su alegría y su optimismo", explica Piedad. "Y, claro, su sonrisa", la misma que luce Verónica Forqué sobre su féretro, arqueando sus labios e iluminando con sus ojos melancólicos una platea afligida que observa una pantalla donde se suceden fotografías de la artista. Algunas personas suben al escenario, rodean el féretro y sollozan por la muerte de alguien familiar pero desconocido, porque desde que Verónica se coló en el salón de sus casas era una más. Hay quien la recuerda por la serie Pepa y Pepe, si bien jóvenes como Rocío conservan fijada en la retina a la alcaldesa de La que se avecina.
No aciertan a escoger una película suya y se quedan con la persona o, acaso, con la huella que iban dejando sus papeles, como los personajes fronterizos de Pedro Almodóvar, que ella bordaba y sabía mantener en el filo entre lo cómico y lo trágico. Así, Gustavo destaca el "humor" que desprendían sus interpretaciones y destaca Kika, que vio anoche en un especial de TVE dedicado a la intérprete. "No soy de acá y no conozco todas sus películas, pero me gustaba como actriz, aunque me dio penita ver su estado de ánimo en MasterChef. Era una persona joven para acabar así".
"Trabajaba muy bien, pero sobre todo me gustaba su manera de ser, tan alegre. Su muerte me ha provocado una tristeza muy grande", comenta Vicente, quien se ha acercado desde Aluche para despedir a Verónica Forqué. Todos elogian su carácter: para Rocío "desprendía mucha paz"; para Aurora "era una persona llana y muy sensible, y un genio como actriz"; y para Iván "transmitía alegría a pesar de lo que llevaba encima". Un sentido homenaje en el que también han participado compañeros de profesión como Antonio Resines, Aitana Sánchez-Gijón, Carlos Hipólito, Maribel Verdú, Paco León o Juan Echanove.
Algunos perfilaron a la actriz ante las cámaras: María Barranco dijo que se había ido "un ángel" y Pedro Almodóvar subrayó que "el tiempo no la ha tratado bien", por lo que no reconocía "en este final" a una mujer que había sido "muy feliz" y se había sentido realizada en lo profesional y personal. Por su parte, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, destacó la "variedad de registros" de una artista que simbolizó la "modernización de España", mientras que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, valoró su "calidad" como intérprete y "especialmente como persona". Ni ella ni el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, hoy presente, acudieron al entierro de Almudena Grandes.
Desde la llegada del féretro, recibido con aplausos, otros rostros conocidos se acercaron al Teatro Español, como la diseñadora Elena Benarroch, el cocinero y presentador de MasterChef Pepe Rodríguez o la cantante Massiel, quien calificó a Verónica Forqué como un "ser humano lleno de encanto y de dulzura". El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, señaló que "esta impresionante y emocionante movilización" refleja que la intérprete de ¿Qué he hecho yo para merecer esto! "era muy querida por toda la profesión y por el público".
Barroso resaltó su "inmenso talento" y explicó a Público que "no es casual que muchos de sus papeles son memorables y se siguen recordando, ni que sea la actriz con más goyas junto a Carmen Maura". En la comedia, sus personajes más valorados "siempre tenían un trasfondo de dolor y ahora, lamentablemente, lo hemos podido comprobar", razonó el cineasta, quien aventuró que "su forma de hacer reír quizá tapaba el dolor y eso le daba una dimensión que la hacía extraordinaria". Por ello, según él, Verónica Forqué "no era una cómica superficial, sino profunda".
Esa angustia estaba en la mente de los presentes, como el actor Carmelo Gómez, quien aseguró que la frase "no puedo más" —pronunciada por la actriz cuando decidió abandonar MasterChef— debería hacernos reflexionar sobre "en qué mundo estamos". También lo piensa Conchita, convencida de que "la depresión no debería ser una sombra, porque es una enfermedad más". Sin embargo, esta madrileña cree que la sanidad no cubre apropiadamente la salud mental, que a su juicio sigue siendo un tabú. Entonces vuelve a la protagonista de Bajarse al moro: "Me encanta su forma de ser y su carisma", comenta en tiempo presente, como si no se hubiese ido.
Frente al Teatro Español, turistas y curiosos observan la cola de quienes han querido rendirle homenaje. Tras ellos, la estatua de Federico García Lorca sujeta unas líneas bajo la despedida "Hasta siempre, Verónica". Dicen así: "Me he acostumbrado a vivir muchos años fuera de mí, pensando cosas que estaban muy lejos, y ahora que estas cosas ya no existen sigo dando vueltas y más vueltas por un sitio frío, buscando una salida que no he de encontrar nunca". Son obra del granadino y pertenecen a Doña Rosita, la soltera, encarnada por Verónica Forqué y representada en el Teatro Español, donde hoy ha sido aplaudida por última vez.
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