Público
Público

El viaje en el que Matisse vio la luz

El MoMA de Nueva York dedica una gran exposición a la fase más desconocida y decisiva del pintor francés. El maestro de los colores regresó de cinco años por Marruecos y España con una paleta nueva

ISABEL PIQUER

Durante medio siglo, Bañistas en un Río vivió una vida relativamente anónima en una sala del Art Institute de Chicago, en compañía de otros Picasso y Van Gogh más conocidos. Una obra monumental en un estilo cubista, algo rígida, tímida en tonos, bastante atípica en la trayectoria de su autor, Henri Matisse (1869 - 1954), el maestro de los colores.

Pero el cuadro ha resultado ser la clave de una época poco explorada de Matisse, un periodo de búsqueda y experimentación, al que el MoMA de Nueva York dedica una amplia muestra en Matisse: Invención Radical 1913-1917, que se inaugura la próxima semana.

La muestra reclama el papel decisivo de Matisse frente a Picasso

El pintor investigó en esa fase atrevida sus propios 'métodos de exploración moderna', su respuesta personal a un cubismo que empezaba a desbancarle y del que se sentía algo ajeno. El testimonio también de una época complicada, en plena Guerra Mundial, la primera, la más devastadora, la que llamarían la guerra de todas las guerras.

La exposición examina la producción del pintor desde su regreso a París procedente de Marruecos en 1913, que llenaría la obra de Matisse de un orientalismo exótico, hasta su salida hacia Niza en 1917. Tan sólo cinco años pero un importante punto de inflexión en su carrera, años en los que desarrolla la mayor parte de sus obras más exigentes, experimentales y extrañas: pinturas depuradas de detalles descriptivos, geométricas y fuertemente integradas, y dominadas por el color negro y el gris.

El MoMA realiza un recorrido cronológico hasta llegar a la culminación de la búsqueda, a las Bañistas. 'Es una investigación a gran escala', resaltó ayer el director del MoMA, Glen Lowry. Empieza con los viajes de Matisse a Marruecos y España donde produjo, entre otros, el retrato de una mujer con un Mantón de Manila, uno de esos cuadros escondidos en colecciones privadas que sólo pueden verse en escasas ocasiones. Y continúa con la llegada a París en 1914, cuando se instala con su mujer, Amélie, en un nuevo estudio en el muelle Saint-Michel, en París, un espacio que le inspira y en el que crea una docena de obras en menos de seis meses, como Vista de Notre Dame.

Es una radiografía del proceso artístico del pintor francés en pleno cambio

La Primera Guerra Mundial interrumpe ese flujo creativo y Matisse y su familia vuelven a Issy Les Moulineaux, cerca de París. En 1916, uno de los peores años del conflicto, con la sangrienta batalla de Verdun, el pintor se lanza en Los Marroquíes, un cuadro oscuro, reflejo de los cambios por los que pasaba el pintor y que también aparecen en La lección de Piano, una escena familiar en la que su hijo Pierre es más símbolo que persona.

Y, en esa fase experimental, surgen las Bañistas, una obra que el Art Institute de Chicago, que copatrocina la exposición, adquirió en 1953, el año de la muerte de Matisse. 'Cuando lo compramos dice Stephanie D'Alessandro, una de las comisarias de la muestra sabíamos que era una obra crucial en su carrera pero nos tomó todo este tiempo averiguar lo que significaba'.

Las nuevas tecnologías tienen mucho que ver con la vida de la obra hoy. Bañistas pasó por algunas radiografías en los años setenta confirmando que el cuadro había sufrido cambios. Realizado por encargo en 1909 del coleccionista ruso Sergei Shchukin, fue abandonado porque este no quería ver en las escaleras de su casa de Moscú figuras desnudas que pudieran impresionar a sus hijos, permaneció desatendido en el estudio del pintor durante una década.

Bebió de un exotismo único en Marruecos y España

En 2006, aprovechando la remodelación de la sala donde colgaba el cuadro, D'Alessandro y su equipo, lo examinaron más de cerca. 'Usamos todo tipo de técnicas: rayos ultravioletas, reconstrucciones digitales, scanners, y pudimos ver muchas etapas en la elaboración de la obra', dice D'Alessandro.

A lo largo de siete años, Matisse trabajó las Bañistas como un borrador. Nunca la vendió, se convirtió en un carné de notas pictóricas. Al principio, las figuras de las mujeres tenían las formas orondas de cuadros anteriores pero las radiografías mostraron cómo las bañistas se fueron volviendo más rígidas más abstractas, más geométricas, casi etéreas. 'Volvía al cuadro explica John Elderfield, el otro comisario de la exposición pero siempre se paraba antes de tenerlo del todo terminado'.

Los cambios más significativos de Bañistas se elaboraron entre 1913 y 1917. 'Al estudiar el cuadro de cerca 'empezamos a ver una nueva cronología que no habíamos visto antes', dice D'Alessandro, una cronología que ayudaba a entender el proceso intelectual de esta etapa bisagra de Matisse.

Su viaje sólo duró cinco años, pero fue un importante punto de inflexión

Con la llave de las Bañistas, los dos comisarios empezaron a descifrar otros cuadros a los que sometieron a exámenes minuciosos. Acabaron quitando barnices de restauraciones anteriores a 20 de los 40 cuadros de la exposición.

Los comisarios también se centraron en la elaboración de cuatro bajo relieves monumentales inspirados en parte por las Bañistas con cuatro amplias figuras de mujeres, vistas de espaldas, normalmente expuestas en el centro Pompidou de París, en las que Matisse dedicó 23 años y que también pasó por un proceso progresivo de radicalización de las formas, desde el esbozo en barro de una figura más clásica hasta la realización en bronce mucho más lisa y geométrica.

El resultado de la muestra del MoMA es una radiografía del proceso artístico de un Matisse en pleno cambio. Un retrato más completo de la trayectoria del artista. 'Espero que esto sea una revelación para el público comenta D'Alessandro sobre ese momento tan increíble. Se piensa mucho en Picasso durante esa época pero no tanto en Matisse como parte del desarrollo de la pintura. Pero fue parte integrante del momento'.

La expresión

Henri Matisse escribió largo y tendido sobre las intenciones plásticas de sus obras. En ellas reconocía que perseguía 'por encima de todo la expresión'. 'Para mí la expresión no reside en la pasión que está a punto de estallar en un rostro o que se afirmará con un movimiento violento', explicaba. Matisse buscaba la expresión en la composición del cuadro, en el lugar que ocupaban los cuerpos, los vacíos, las proporciones. 'Todo juega un papel concreto', escribe.

La sensación

Pretendió concretar en el cuadro las sensaciones en origen. 'Podría contentarme con una obra en su primer bosquejo, pero me aburriría en seguida, y prefiero retocarla para poder reconocerla más tarde como una representación de mi mente', escribió.

La verdad

Fue el pintor que acabó con el dominio del impresionismo. Lo consideró inútil para hablar de los pintores que rechazaban la primera impresión por considerarla falaz.  

¿Te ha resultado interesante esta noticia?