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"Todos somos víctimas de la política dictada por los bancos"

El director francés Tony Gatlif ultima la película inspirada en el 15-M, que se estrenará en la próxima Berlinale. Rodado durante la eclosión del movimiento en España, el filme, que mezcla documental y ficci&oac

ALEX VICENTE

Cuando la oscuridad se apodera de la sala, la palabra INDIGNADOS aparece en mayúsculas en color rojo sobre la pantalla. Distribuidores de todo el mundo han acudido a la primera proyección de la esperada película que el cineasta francés Tony Gatlif (Argel, 1948) le dedica a los movimientos ciudadanos que sacudieron Europa durante la primavera pasada, con su cólera contra el sistema como única arma.

'Cuando todo empezó, yo me encontraba en el Rocío', relata Tony Gatlif en París, pocos días después de esa primera proyección, a la que sucederá el estreno internacional de la película en unas semanas en la próxima Berlinale. 'Tuve el reflejo de tomar el primer vuelo a París y coger mi cámara. Hacía muchos años que esperaba que sucediera algo así, que la juventud se decidiera de una vez a expresar su descontento con el mundo en el que vive. Había que moverse rápido y dejar un testimonio filmado del movimiento'.

'Esta es la lucha de estos jóvenes y yo me pongo a su servicio'

Por aquel entonces, Gatlif preparaba un documental sobre Stéphane Hessel, el anciano 'que puso la levadura en el pastel', como describe el cineasta, responsable de títulos como Gadjo Dilo, Vengo o Exils. Lo que sucedía en la Puerta del Sol le pareció una traducción perfecta de su manifiesto superventas, ¡Indignaos!

Decidió entonces filmar las manifestaciones que empezaban a multiplicarse, sin saber muy bien para qué le servirían aquellas imágenes. Finalmente, tras pasar semanas rodeado de una masa heterogénea que protestaba con una sola voz, decidió rodar una película en paralelo a su proyecto sobre Hessel, que la cadena francoalemana Arte estrenará en septiembre. Quiso que documentara el movimiento 'para que los que no habían podido participar en él lo pudieran observar de cerca', dice Gatlif, pero también que sirviera de demostración práctica a la teoría pregonada por el veterano diplomático francés en su libro.

Su película se sitúa a medio camino entre un hilo argumental de ficción y el documental puro y duro sobre el movimiento. Gatlif decide adoptar la mirada incisiva de Betty, una joven africana sin nombre, sin patria y sin documentos, que desembarca en ese El Dorado venido a menos en que se ha convertido el viejo continente europeo.

Deambulando entre Grecia, Francia y España, Betty interpretada por una auténtica sin papeles a quien conoció cuando hacía cola para obtener un trabajo descubre la ebullición del movimiento y decide sumarse a él. El cineasta parece proponer una coalición de combates contra un sistema injusto, en el que los jóvenes del movimiento de protesta se codean con los sin techo y los sin papeles.

Pronostica que Francia encabezará otra oleada del movimiento 'Seguro que los indignados estarán de acuerdo. Todos somos víctimas de una política dictada por los bancos, de la dictadura del crédito. De un sistema que no respeta a nadie, de los más pobres hasta los jefes de Estado, reducidos al papel de marionetas. Los bancos ya deciden hasta quién nos tiene que gobernar', analiza Gatlif.

Al lado de Betty, en Indignados aparecen jóvenes pertenecientes al movimiento de protesta que el director se fue cruzando durante su camino, como Eric González e Isabel Vendrell. Pero también Basile de Gaulle, nieto del celebérrimo general, a quien conoció en una de las escasas manifestaciones que tuvieron lugar en la Bastilla de París, donde el movimiento nunca terminó de tomar forma.

Sin embargo, Tony Gatlif está convencido de que la indignación no se ha extinguido de Francia. 'Cuando llegue la primavera habrá una segunda ola. Y entonces Francia, que hasta ahora parecía dormida, se sumará a la protesta. Y ya se sabe que los franceses, cuando protestan, pueden hacer mucho daño', argumenta el director.

Gatlif, hasta ahora cronista del triste destino de los pueblos nómadas, puntúa su película con pasajes oníricos y fieles a su propio universo. Centenares de naranjas ruedan calle abajo, en homenaje al comerciante Mohamed Bouazizi, considerado el artífice de la revolución jazmín, mientras una bailaora sacude un tablao bajo una lluvia de octavillas de colores.

La película se cierra en Ciudad Valdeluz (Guadalajara), paraje fantasma y mejor ejemplo de la crisis inmobiliaria, en el que su protagonista descubrirá una desoladora pintada: 'Cada día tus ilusiones se cruzan con las nuestras'. El lema de la ONCE, pero recubierto de la pátina negra que imponen los tiempos de recesión. A Gatlif le pareció que el mensaje sintetizaba lo que sucede hoy. Puede ser leído con sarcasmo demoledor. Pero también, si se hace un pequeño esfuerzo, en clave esperanzadora.

Pese a estas licencias poéticas, el director Tony Gatlif considera que su papel en el filme fue prácticamente invisible. 'Mi misión como cineasta es dar la palabra a esos jóvenes. No he querido utilizarlos y no he filmado a nadie que no lo deseara. Yo soy un indignado y un militante desde siempre, pero aquí no estoy dando mis opiniones. Sólo ofrezco una tribuna. Esta es su lucha y yo me pongo a su servicio', concluye Tony Gatlif.

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