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'Una vida no tan simple', guía de la crisis de los 40 o cómo producir infelices a granel

La nueva película de Félix Viscarret navega entre el drama y la comedia y retrata la crisis profesional, de la edad y de la familia de la que, posiblemente, nadie se escapa. Es un mapa de una sociedad plagada de egos y de eternos 'peterpanes'.

Olaya Caldera y Miki Esparbé son pareja en la película
Olaya Caldera y Miki Esparbé son pareja en la película. A Contracorriente Films

"Pensar en términos de éxito o fracaso es tan egocéntrico", dice un personaje a otro en Una vida no tan simple, la nueva película de Félix Viscarret, una comedia dramática que sirve casi de guía de la eterna crisis del mundo rico. Crisis de la edad, crisis profesional, crisis familiar… conflictos que no son una gran tragedia, que no avisan del fin del mundo, pero que quitan el sueño, producen infelices a granel y arruinan los millones de momentos de dicha que se pueden tener. Alegrías amenazadas casi siempre por la persecución obsesiva del éxito profesional.

En esta ficción, Isaías es un arquitecto que ganó un prestigioso premio cuando era joven. Ahora vive con su pareja y sus dos hijos, en los que descarga buena parte de la insatisfacción profesional que siente. El paso del tiempo le pesa cada vez más, cada día siente que está perdiendo oportunidades, solo es capaz de ver su situación familiar como una carga que se abalanza sobre su trabajo…

Trabaja con su amigo Nico, otro hombre en los cuarenta, que se pregunta constantemente si se equivocó en el pasado al tomar algunas decisiones y con ello ha perdido el tren de la felicidad. Con ellos, Ainhoa, la pareja de Isaías, y Sonia, madre de un niño del mismo colegio que los de estos. Ellas también viven sus dudas y preocupaciones, aunque orientadas, tal vez, hacia otros objetivos.

Protagonizada por Miki Esparbé y Álex García, que consiguen crear una atmósfera de auténtica amistad entre los personajes, y con Olaya Caldera y Ana Polvorosa, Una vida no tan simple retrata un estado de ansiedad y una sensación de encierro y ahogo de los que, como dice el cineasta Félix Viscarret, "hay que saber retirarse. Hay que aprender a soltar".

¿La película navega entre el drama de la realidad y la comedia de una situación que, a toro pasado, entendemos un poco absurda?

Todas estas preocupaciones de si se me está pasando el arroz, de si se me está acabando el tiempo para hacer lo que siempre soñé, que parecen el fin del mundo… Luego efectivamente, si aprendes a soltar, te das cuenta de que somos muy afortunados en la vida. Pero hay esos momenticos…. A mí me pareció que podía haber una comedia o una comedia dramática, al observar esa crisis que nos invade cuando pasamos a una nueva etapa vital. Y hay algo de pérdida, pero también habrá algo de aprendizaje a mejor. Hay que saber soltar y retirarse.

¿En la historia hay mucho de su propia experiencia y de la de gente que conoce?

No lo podemos negar, ¿verdad? A veces el paralelismo es demasiado y aparecía. Hay una parte autobiográfica, claro. Una vez, poniendo a hacer pis a mi hija cuando era pequeña, me vi en esa situación, que es un poco incómoda, y pensé que sería divertido imaginar que en ese momento te encuentras con tu némesis. Enemigo que luego no lo es, porque nos contamos historias, nos creamos nuestros propios enemigos imaginarios.

El director Félix Viscarret, en el rodaje de la película (AContracorriente Films)
El director Félix Viscarret, en el rodaje de la película. A Contracorriente Films

El personaje siente la vergüenza del trabajador, del que no tiene trabajo… ¿es un defecto de ego?

Exacto, sí, Esa cosa del orgullo. Esa importancia que damos a la imagen pública, de cómo nos ven los demás, cómo nos ve la sociedad, cómo nos ve nuestro entorno profesional, que no parezca que somos unos derrotados. Era jugar un poco con esas situaciones. Tu preocupación por la vida profesional es como un monstruo que te absorbe todo el tiempo que puedas dedicarle y al mismo tiempo quieres estar con los niños que también te van a chupar todo el tiempo que puedan. Son como dos monstruos, cada una tirando en la dirección contraria de tu cuerpo. Y lo que pasa es que, hagas caso al que hagas caso, sientes que estás abandonando la otra parte de tu vida. Ahí surge el conflicto que, como tú bien dices, no es el fin del mundo, pero que cuando tú estás ahí… Espero que la gente que ya lo ha superado vea la película con sentido del humor o con ternura y piense que, por suerte, ellos ya han pasado de pantalla. Pero es así, yo he estado ahí.

Presenta una sociedad que todo lo mide por el éxito o el fracaso ¿cree que podremos cambiar eso algún día?

Es una tendencia en el ser humano y va a estar siempre a pesar de su absurdo. Ha estado desde el inicio de los tiempos. Lo que sí creo es que hay que reflexionar sobre ello para poder poner en su lugar las cosas. Para eso están el psicoanálisis, la meditación y espero que el cine también, para reírnos y para ayudarnos a entender nuestras tendencias como seres humanos y a identificar lo que no es bueno. Hay que reírse y al reírnos de eso podremos ver que no es el fin del mundo.

¿Y no se pregunta por qué siempre lo que hace más sombra es la preocupación profesional más que la de los hijos y la vida en familia?

Bueno, pero al final el personaje se va a dar cuenta de qué es lo verdaderamente importante. Entonces, a lo mejor ya no serás protagonista de tu película, sino un secundario, y tu vanidad se resentirá, pero te vas a dar cuenta de cuál es tu verdadero lugar en el mundo…

¿Estos problemas de ego profesional son más de los hombres que de las mujeres?

No sé, no voy tan allá, yo creo que en eso somos muy parecidos hombres y mujeres. Pero es verdad que los hombres tenemos cierta tendencia. Eso se ve a veces en la amistad entre los dos personajes. Parece que entre ellos hay algo que siempre queda no dicho. Los dos entienden que se quieren o se respetan, incluso cuando discuten, incluso cuando se enfrentan, pero algo se queda en lo no dicho como que no hace falta… Y puede que sea por ego, sí. Pero debo decir que nunca me planteé que fuera una historia hombres-mujeres. Yo me siento muy identificado con los cuatro personajes principales. Creo que todos hemos vivido épocas de sentirnos un poco zangolotinos, dándole vueltas a si aquel tren que dejé pasar en el pasado, a si era o no la gran decisión de mi vida… En fin, creo que lo del ego y el orgullo y lo de valorar la imagen pública profesional nos pasa a todos, creo que en eso estamos enfangados a partes iguales hombres y mujeres.

¿Vivimos en una sociedad de eternos peterpanes?

Sí, creo que siempre va a haber historias de maduración. Mucha gente se quiere agarrar a las ventajas de su vida anterior cuando eso ya ha cambiado, pero es que la vida cambia. Es curioso que lo único constante en la vida es el cambio y, aun así, nos seguimos resistiendo a los cambios. Sí, creo que siempre estaremos en procesos de maduración.

Parece una tara grave de la especie vivir anclado en el pasado y no saber disfrutar de lo que hay y lo que vendrá.

Sí, sí, sí, es nuestro gran reto, disfrutar del momento y entender que nuestra mente es una herramienta muy útil, pero que no podemos darle el control absoluto de nuestras emociones. Eso nos vuelve, como al personaje, en gruñones, porque nuestros ideales y nuestras fantasías o deseos siempre van a ser más grandes. Siempre vamos a tener cantos de sirena.

Los personajes son arquitectos, pero ¿la historia se podría contar con profesionales del cine?

Totalmente, pero si los personajes fueran director y guionista, por ejemplo, ya estarían hablando del cine mirándose al ombligo, de que nos creemos el centro del mundo, etcétera, etcétera. La Arquitectura combina lo creativo y lo industrial, todo espectador lo va a comprender, va a entender que hay una parte creativa y hay una parte que tienes que encajar en un mecanismo industrial. Es la reflexión de cómo gestionamos el tiempo los que somos profesionales autónomos de la índole que sea, y cómo conciliamos con la paternidad o la maternidad.

Los actores Álex García y Miki Esparbé, en una secuencia de la película (AContracorriente Films)
Los actores Álex García y Miki Esparbé, en una secuencia de la película. A Contracorriente Films

Es bastante cómico el personaje de esa madre y sus neuras con todo lo que contamina y perjudica a la salud, sobre todo por lo fácil que se contagia…

Eso es lo de las confesiones de parque, por así decirlo, las confesiones de los miedos y las proyecciones que tenemos sobre nuestros seres más queridos… Y solo basta que se alimente una sospecha de que algo es nocivo para ellos, aunque no de tiempo a comprobarlo, ni esté científicamente probado… los móviles o los microondas o el wifi o lo que sea, para ir corriendo a tomar medidas por si acaso. Lo divertido es que eso es una cosa que se confiesa la gente abiertamente en un parque un día cualquiera. Y en una comedia lo divertido es que estas leyendas urbanas sobre qué es bueno o qué es malo para tus hijos se convirtiera en el vínculo emocional entre dos personas.

Ahora la tendencia es sobreproteger a los hijos, ¿eso es mejor o peor para su futuro?

Nos mirarán igual que nosotros miramos a la generación de nuestros padres. Ellos también en su código de valores se desvivieron, se entregaron y lo dieron todo por nosotros. Y ahora decimos, como dicen en la película, pero ¿cómo nos pudieron meter a siete niños en la parte de atrás de un Seat? Ahora lo vemos igual, estaban chalados, pero nosotros también estamos chalados. Lo que nos falta es la perspectiva, la distancia para ver las chaladuras que estamos haciendo hoy. Pero, tenlo por sentado, nuestros hijos dirán que estábamos chalados.

No se cuentan muchas historias de amistad entre hombres en el cine, ¿ha pensado mucho en este tipo de relación haciendo la película?

¿Cómo se verbaliza la amistad entre hombres? A veces es mandar al otro al carajo, pero creo que es porque se aman mucho más de lo que estarían dispuestos a reconocerse conscientemente. Al llegar a una edad te preguntas por ello. Yo me pregunto si estoy cuidando a las amistades tanto como debería. En estos tiempos de auto realizarse a nivel profesional y de no querer desatender a los hijos… No sé si con los años los hombres, no quiero generalizar, pero no sé si vamos teniendo menos buenos amigos y sientes que se va reduciendo ese círculo. Creo que a lo mejor esto es una llamada de atención a ese área importantísima de nuestra vida que también hay que cuidar. En la infancia y la adolescencia, la amistad parece que es una criatura que se alimenta sola. Los amigos van a estar ahí. Pero llegas a esta edad y si no dedicas tiempo y cariño y atención a esto, pues tenderá a resentirse y a reducirse.

¿Tal vez eso ocurra porque tendemos a compartimentar mucho la vida?

Sí. Compartimentamos nuestra agenda y todo parece que es un gran esfuerzo. Ahora, creo que cuidar la amistad va a exigir un poquitico más de atención y cariño. Ese es el reto que tenemos en estos tiempos, es como una llamada de atención, ¡ojo! que eso no se va a cuidar solo, que es igual que tu familia o que tu profesión, necesita que le dediques cariño.

Miki Esparbé y Álex García funcionan muy bien juntos, ¿fue complicado encontrar ese vínculo para los personajes?

Miki Esparbé entró muy pronto en la ecuación. Puede ser muy técnico, pero también muy espontáneo cuando hay que improvisar. Y cuando entró Álex García vi que cada una de los dos tenía algo del personaje, aunque les duela reconocerlo. Ellos dos también se conocen desde hace mucho y siempre habían tenido ganas de trabajar juntos. Parece que hay una especie de cariño mutuo que ya venía de atrás. ¡Qué maravilla! Eso es justo lo que necesitábamos, que cada uno de los dos tuviera más del personaje de lo que les gustaría reconocer y que al mismo tiempo cada uno de los dos tuviera cariño hacia el otro.

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