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Winterbottom se baña en sangre

El director ha adaptado la novela El asesino dentro de mí con la compañía de Casey Affleck, Jessica Alba y Kate Hudson

ALBERTO MORENO

Conocido por un cine de corte social muy apreciado en la Berlinale, el cineasta británico Michael Winterbottom ha decidido cambiar de tercio y adaptar El asesino dentro de mí, ultraviolenta novela escrita en 1952 por uno de los escritores más legendarios de la novela negra americana: Jim Thompson. Y además lo ha hecho respaldado por un reparto de campanillas formado por Casey Affleck, Jessica Alba y Kate Hudson.

'La violencia existe. No es un tema exclusivo de películas de corte documental. Se encuentra en nuestro entorno cotidiano, en el doméstico o en nuestras lecturas, como las novelas de Jim Thompson', respondió ayer a los periodistas, que tildaron su cinta de 'superficial' o de 'ya vista'. Pero su filme no sólo se estrelló contra un muro de reporteros, sino que muchos de los espectadores que pagaron entrada abandonaron la sala horrorizados por la extrema crudeza de las escenas en las que Affleck, un policía tejano imbuido por un sádico espíritu asesino, pinta muchas paredes de sangre.

La prensa recibe con frialdad esta violenta adaptación de Jim Thompson

'No he querido revisitar a personajes como los de American Psycho o Malas tierras', confesó Winterbottom. 'Toda la inspiración proviene de las páginas de Jim Thompson y he intentado ceñirme a ellas', se excusó al ser reprochado por 'no haber creado nada nuevo'. Por lo oído en la rueda de prensa del director, cualquiera diría que si te dedicas al cine social y un buen día te da por pasarte al cine de género, estás obligado a dar más explicaciones que el resto de los mortales.

La abundancia de tramas y secundarios lastran la propuesta

De acuerdo, puede que nos encontremos ante un filme fallido, pero por motivos ajenos al baño de sangre propuesto por el director de Wonderland (que, al fin y al cabo, no hace otra cosa que intentar ser lo más fiel posible a la brutalidad expuesta en la novela de Thompson).

Puede que el problema de El asesino dentro de mí sea la gran cantidad de tramas que giran alrededor del protagonista de la fiesta, un encantador agente de la ley al que de vez en cuando se le cruzan los cables. La vorágine creada por la multitud de secundarios que entran y salen de la trama principal hizo que el desconcierto reinara en el cine por encima de cualquier otro sentimiento.

No obstante, se pueden destacar unas cuantas cosas de Michael Winterbottom. Por ejemplo, su heterodoxia artística, que le lleva a saltar del docudrama (Camino a Guantánamo) a la comedia ligera (24 Hour Party People) y del pseudoporno (9 Songs) a rodajes casi improvisados sin solución de continuidad. 'Cada vez que decido enfrentarme a un proyecto me pregunto a qué quiero dedicarme los próximos dos o tres años de mi vida, y la novela de Thompson me atrapó'.

Depardieu sorprende positivamente con Mammuth

Winterbottom también tuvo palabras para explicar su solitaria comparecencia de ayer en la Berlinale. 'Casey (Affleck) no se prodiga en el cine, y menos aún en las promociones. Es una lástima porque los festivales son un entorno ideal para dar a conocer las películas a todo el mundo', dijo visiblemente decepcionado.

Y si el gran director festivalero por excelencia no rayó tan alto como se esperaba, Gerard Depardieu, que era el tapado de la jornada, sorprendió positivamente con su interpretación en Mammuth, de Benoit Delépine, una comedia experimental con una preciosa fotografía de grano gordo y tres chistes colosales. Esto se acabó. Mañana, el palmarés.

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