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Yenín

Alfombra roja en la orilla del río Jordán

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El séptimo arte y Yenín están de enhorabuena. En esta ciudad de Cisjordania acaba de inaugurarse el flamante Cinema Yenín, una coqueta sala que cuenta con 350 butacas y además, en la parte trasera, se ha instalado una segunda pantalla gigante al aire libre junto a una cafetería exterior. Sin embargo, el cineasta alemán Marcus Vetter, de 43 años, el alma del proyecto, no está seguro de que el esfuerzo que ha realizado mucha gente durante los últimos dos años y medio vaya a tener continuidad.

Poner en marcha el Cinema Yenín ha costado un millón de euros. La parte del león, 325.000 euros, la ha puesto el Gobierno alemán, mientras que con otras donaciones privadas y de compañías particulares alemanas se ha alcanzado la cifra mágica. La inauguración se celebró por todo lo alto este mismo agosto, pero los números rojos ya amenazan.

Ahora mismo existe un déficit de 30.000 euros que ha puesto el voluntarioso Vetter de su propio bolsillo y no existe ninguna garantía de que se pueda pagar a los 15 empleados que, ayudados por 50 voluntarios internacionales, trabajan en la empresa.

'El Gobierno alemán nos ha advertido de que no pondrá más dinero. Tal vez ha llegado el momento de que se impliquen otros gobiernos europeos para mantener el local, aunque nos consta que son reacios a meterse en una empresa que seguramente será deficitaria', comenta Vetter mientras bebe un café turco en la cafetería del cine.

La dedicación de Vetter ha conseguido implicar a un gran número de compañías alemanas y voluntarios europeos. El personaje más conocido, que ha participado con una generosa donación y con su apoyo moral, ha sido Roger Waters, líder del mítico grupo Pink Floyd, que visita la región periódicamente para mostrar su solidaridad con los palestinos y denunciar el muro que Israel ha construido en Cisjordania.

La inauguración se celebró por todo lo alto este mismo mes, pero los números rojos ya amenazan

Vetter ha confeccionado un programa específico para el mes de Ramadán, cuando se emitirán series propias del mes de ayuno que tienen éxito en todo el mundo árabe. Cuando termine, la idea es proyectar diariamente dos o tres películas, árabes y europeas, algunas al aire libre. El precio de las entradas, un euro, es mucho más asequible que el de la sala comercial que ya funciona en Ramala y que cobra cinco euros.

'La idea es que el proyecto siga adelante con la venta de entradas, aunque creemos que será muy difícil. Estimamos que para mantenerlo serían necesarios unos ingresos mínimos de 500 euros al día, y es bastante irreal pensar que cada día podamos hacer una caja semejante', comenta Vetter.

'Queremos proyectar filmes que no sean demasiado intelectuales ni tampoco de entretenimiento gratuito', continúa Vetter, quien ahora se marchará a Alemania para editar un documental que ha realizado a lo largo de los últimos dos años y medio acerca de todo el proyecto del Cinema Yenín. De tanto en tanto volverá, pero ya no se quedará permanentemente en la ciudad.

El propietario del edificio sigue siendo un palestino que ha alquilado las instalaciones a Vetter. El local del Cinema Yenín ya funcionó como cine hasta el estallido de la Primera Intifada en 1987. Luego cerró, como todos los cines de los territorios ocupados.

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