Este artículo se publicó hace 16 años.
La acrópolis griega
El Villarreal sólo puede empatar ante la tenaz defensa del Panathinaikos

Piedra a piedra, el Panathinaikos exportó hasta El Madrigal la Acrópolis de Atenas, una fortaleza defensiva a prueba de ejércitos que anoche intentó contener las acometidas del Villarreal. Ten Cate, entrenador de los griegos, se llevó hasta el otro lado del Mediterráneo toda una cuadrilla de operarios para construir la muralla. Nueve albañiles y sólo dos escultores Mantzios y Karagounis se bastaron para sacar un gran resultado de cara a la vuelta. Llegó para empatar a cero y se fue con mejor recompensa.
El entrenador holandés no ha tenido más remedio que abjurar de la escuela de fútbol ofensivo de la que procede y ofrecer su cara más conservadora en un equipo sin el talento de otras plantillas por las que pasó. Pellegrini adivinó que el partido sería tan complicado como la toma de un alcázar. De salida plantó a Llorente y Rossi en la alineación, a sus espaldas apareció toda la destreza de Ariel Ibagaza en la media punta. El pulso del Villarreal se movió al ritmo que el argentino bombeaba oxígeno. El otro arquitecto de los amarillos, Marcos Senna, tuvo durante toda la noche la escolta de Gilberto Silva. Ya le tomó la matrícula en el túnel de vestuarios en el saludo cordial entre antiguos paisanos y no le abandonó hasta que finalizó el partido.
El Villarreal careció de continuidad en su juego, aunque tuvo ocasionesEmpezó con brío el equipo español. Ibagaza se infiltró entre las dos brigadas de cinco y tres jugadores que el Panathinaikos colocó en su campo. Todo resultó mucho más cómodo para los puntas cuando el talento del pequeñito salió a relucir. El centro del campo de los castellonenses se armó de paciencia para encontrar el hueco decisivo. Llorente ya se había plantado ante el portero griego a los cinco minutos.
El delantero vasco y Rossi basculaban de un lado al otro del área en busca del contacto con el Caño. El gran trabajo del italiano durante toda la noche no tuvo premio.
La desconexión de Ibagaza estiró unos metros a los visitantes. Mantzios y Karagounis fueron los únicos artesanos de la cuadrilla de picapedreros. Los dos escultores griegos moldearon alguna ocasión en medio del monólogo amarillo. Karagounis enganchó un buen disparo que Diego López atajó dentro de la portería; dio toda la impresión de que la pelota traspasó por completo la línea.
Karagounis heló la eliminatoria con un golazo desde fuera del áreaOcasiones perdidasRegresó Ibagaza al partido, retomó el mando el Villarreal; ese fue el único eslabón que se le escapó a Ten Cate del partido Fueron los mejores minutos de los locales. Rossi y el argentino desaprovecharon dos grandes ocasiones de asaltar la empalizada griega. Tanto Cazorla como Senna acabaron la primera parte más bien desenchufados.
Los castellonenses perdieron la paciencia en el segundo tiempo. Los griegos implantaron el ritmo pausado que tanto les convenía. Karagounis sacó partido de la modorra y enganchó un gran disparo desde fuera del área para helar al Madrigal. La modorra se transformó anestesia para el Villarreal que casi encaja el segundo en una buena acción de Mantzios. En dos minutos y con un 30% de posesión de balón, el Panathinaikos pudo mandar al notario su pase a cuartos.
El oficio de Pires sacó de las sombras al Villarreal con un penalti que transformó Rossi. El genio del italiano sacó su catapulta pero pudo derribar la muralla griega. El cansancio y la precipitación ya dejó todo escrito.
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