Este artículo se publicó hace 15 años.
Un último acto indeseado
La que prometía ser una posible final anticipada del próximo Mundial entre Brasil y España ha pasado a ser un duelo menor
La FIFA se frotaba las manos antes del Estados Unidos-España. Los organizadores también. Y el público. Todos esperaban para hoy una final entre Brasil y España. La campeona de América contra su homóloga europea. La vieja rivalidad hegemónica entre el fútbol de uno y otro lado del charco. Había un punto de transgresión histórica en el duelo que disparaba la expectación. España se había apropiado de la etiqueta de Brasil. Si había que hablar de una selección que jugara bien al fútbol, la elección apuntaba al grupo de Del Bosque. Si la pelota le pertenece a España, la velocidad y los contragolpes son de Brasil. Una propuesta a contraestilo, pero que le ha dado réditos a Dunga. Pasó por encima de la Argentina de Riquelme en la final de la Copa América de 2007 (3-0).
Las circunstancias en aquel torneo disputado en Venezuela eran similares al de este. Argentina había arrasado y embaucado con Messi y Riquelme. La selección de Dunga llegó renqueando de fútbol a ese último acto. El desenlace fue que Brasil fundió a Argentina. Ahogó a Riquelme, aisló a Messi y se proclamó campeón suramericano a la europea.
Dunga piensa más en el equilibrio que en la libertad. Por eso Maicon es su lateral derecho titular en vez de Alves. No es tan rompedor y libertino como el jugador del Barça, aunque hoy ante Estados Unidos podrían formar el ala derecha. Dunga también sopesa alinear a Alves como lateral izquierdo. Desde que se hizo cargo de la selección en el verano de 2006, Maicon ha sido su preferido. En las eliminatorias para el Mundial, Alves sólo ha salido de inicio en dos ocasiones y en ambas por lesión del lateral del Inter.
Enfrente, Estados Unidos tratará de incomodar como lo hizo frente a España. Donde no llegan con la técnica lo hacen con el orden, el físico y ese sentido de la competitividad que les caracteriza. Por ahí pueden acusar la baja de Bradley. El hijo del seleccionador es el termómetro táctico y rítmico del juego estadounidense.
La consolaciónEspaña se despide ante los anfitriones. La derrota en semifinales ha escocido al grupo y a Del Bosque. No han digerido bien la derrota ante un rival inferior. Habían gestionado el torneo apoyados en su superioridad técnica. Sin dar un paso de más. No encontraron su juego ante los yanquis y Del Bosque reconoció que podía haber dado paso a Llorente para jugar más directo y ganar potencial aéreo. Se quedó corto de miras. Cambió jugadores para jugar a lo mismo que no estaba funcionando.
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