Este artículo se publicó hace 13 años.
Adebayor se redime
El togolés ha marcado diez goles en diez partidos al Tottenham
Pepe no estará en WhiteHart Lane. Lo sacó del partido de vuelta la espectacular velocidad de Bale. Perdido en la derecha por la lesión de última hora de Lennon, en cuanto ocupó su banda natural por la expulsión de Crouch, el veloz zurdo le cogió dos veces consecutivas la espalda a Ramos. En la primera cabalgada, se plantó ante Casillas. En la segunda, Pepe tuvo que ir al cruce para evitar que pisara área. Bale iba como una flecha, acreditando esos algo más de 11 segundos que se le midieron cuando combinaba el atletismo con el rugby y el fútbol. Pepe, un tanto pasado de vueltas, fue al quite con la plancha arriba y el alemán Byrch no dudó en mostrarle la amarilla. Por dos entradas similares, Crouch, que tampoco estará en el duelo de Londres, se había ido a la calle.
La ausencia del tallo inglés supondrá un alivio para el Madrid, que le temía mucho. Tanto que en el túnel de vestuarios, antes de saltar al campo, Cristiano le daba instrucciones a Pepe de cómo marcarle. Le señalaba que tenía que anticiparse y evitar que peinara el balón para la segunda jugada. Pepe, que lucía de nuevo la cabeza rapada, escuchaba atentamente los consejos. En el túnel de vestuarios, de nuevo, Karanka volvió a darle consejos antes del inicio del segundo tiempo. Le pedía tranquilidad, que no dejara el equipo con diez sin necesidad. Planeaba el descontrol que sufrió en el partido de vuelta ante el Lyon en el que pudo ver tarjeta con la eliminatoria ya sentenciada, lo que le hubiera impedido jugar anoche.
Fútbol de laboratorioLos centímetros de Crouch y también de Adebayor parecía que condicionaban los detalles del partido. Ese fútbol de laboratorio que muchas veces decide esta clase de partidos y que tanto le gusta dirigir desde el banquillo a Mourinho. En las faltas laterales y en los córners, le ordenó a Adebayor que bajara a defender. Insistió Mourinho en ello, igual que con dos dedos les señalaba a Özil y a Di María que en los saques de esquina de los ingleses se quedaran arriba para conducir las contras.
Fue en dos córners en los que Adebayor se reconcilió con el Bernabéu. Tras unos cuantos partidos muy grises se elevó con rotundidad ante los centrales del Tottenham. Frente al Sporting tuvo dos ocasiones claras, pero enseñó un cuello blando y poca convicción en sus saltos. La explosión de Benzema parecía que había acallado el estallido inicial con la que se presentó en sus primeros partidos en el Bernabéu.
Adebayor se rehabilitó contra un equipo al que le tiene tomada la medida. Con los dos goles de ayer, le ha hecho diez en diez partidos, ocho de ellos en derbis londineneses entre Arsenal y Tottenham. Normal que los 3.000 ruidosos ingleses que llenaron la esquina superior del fondo norte silbaran con fuerza cuando su nombre sonó por megafonía. Adebayor se retiró con el Bernabéu entregado a su figura. Se despidió con los brazos abiertos y santiguándose para respetar sus creencias religiosas. Al poco, el nombre de otro antiguo ídolo tronó con fuerza: Raúl, Raúl, héroe en Milán.
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