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Aguirre echa al público y éste le pide que se vaya

El Betis le da un bañó a un pésimo Atlético

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Era el día de las peñas. Agrupaciones entregadas a un sentimiento y a un escudo. Gente que se desplaza para ver a su equipo, para gozar de una ilusión. Quinientas de estas asociaciones rojiblancas se encontraron en la carpa que había instalado el club. Era un día grande a priori y acabó con el personal amargado. Unos se fueron porque no soportaron otro bodrio. Y los que se quedaron pidieron la cabeza de Aguirre, que ha manejado el triple de recursos que sus predecesores y va camino del abismo. Está engrandeciendo el paso de Manzano y de Ferrando.  
El Betis llegaba sin cinco titulares y con pocas intenciones.  Contra ese Betis diezmado el Atlético de Aguirre hizo el ridículo. Firmó un partido infame. Son dos años bajo la tutela del entrenador mexicano y fútbol ha visto muy poco la hinchada rojiblanca. Como por juego no podía sacar pecho, ha estado parapetado bajo la tabla de clasificación. Hasta se envalentonó en la previa del partido: “Si al final somos cuartos la irregularidad será una anécdota”.

Negación del fútbol
No ha tenido más ambición Aguirre que la de llegar hasta la Liga de Campeones como sea. Ha vivido de la pareja Kun-Forlán,  que es un caudal de goles para jugar sobre seguro, y de los culebreos de Simao. Ha negado el fútbol Aguirre. Desestimó a Riquelme para apostar por ese doble pivote que le ha funcionado muy poco. Ayer, le concedió otra oportunidad a Santana, más músculo, y el equipo no jugó a nada. En la multitud de ocasiones que tuvo que bajar el Kun a iniciar el juego de ataque está la respuesta a si este equipo necesitaba o no un mediapunta. Da igual que se llame Riquelme o no. No tiene el Atlético un cerebro y cuando los de arriban no la enchufan aparece ese fútbol plano que ayer terminó por echar a parte de la grada del estadio y a otra a corear el “Aguirre vete ya”.

Los errores de siempre
Uno tras otro fueron apareciendo los mismos errores que han hecho del Atlético un equipo vulgar y predecible. Primero la lentitud de repliegue: Odonkor entraba como una bala una y otra vez sin nadie que le obstaculizara. Ni a él, ni al que le entregaba el balón.  Segundo, la endeblez defensiva, que permitió a Juande llegar desde atrás y aprovechar un mal despeje centrado de Leo Franco. El gol del Kun fue una venda esporádica.
Al poco de iniciarse el segundo tiempo apareció otro de los agujeros negros de esta temporada: Pablo. El central cometió una falta absurda en la central. Entró a por un balón aéreo sin ningún temple. Ni se acercó a rozar el balón. Fue al bulto, señal inequívoca de que está desquiciado y superado  por la situación.  Xisco clavó la falta, aprovechando que Leo Franco le invitó a ello con su pésima colocación. La escabechina la culminó Melli, que entró por el medio como si fuera Beckenbauer y dejó a Capi solo ante Leo Franco; gol. Indignada tras dos años de juego soporífero la grada estalló. Quiere ver a un equipo, no a una banda

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