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El alambre de Minsk

El Real Madrid se juega su futuro en Europa en un campo helado y esperando un favor del Juventus

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El Madrid camina desde hace días como un funambulista de circo menor al que se le espera una caída inminente. El equipo pisa el alambre, se tambalea, bracea con desesperación para evitar el batacazo y, de forma milagrosa, continúa en pie. El riesgo es constante, sobre todo por la inseguridad que demuestra ante empresas menores (Recreativo, Valladolid, Almería...) y el peligro se hace más plausible si como escenario se coge un campo bielorruso que recibirá a los blancos a siete grados bajo cero.

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Para colmo, el Madrid comenzará el encuentro sabiendo si se la juega a vida o muerte porque el Zenit se mide al Juventus a las seis de la tarde. Lesiones, debilidad ofensiva, diferencia de criterios... A priori, el Madrid debe rezar para que su amigo Pinturicchio se saque de la chistera una genialidad ante los rusos y así sufrir menos, por no decir nada, cuando salte al terreno de juego.

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Schuster conoce la realidad y, a diferencia de otros días, habla con certeza de lo que espera a su equipo: "Para jugar en este campo, hay que estar mentalizados. Si no estamos preparados y jugando con ese clima, lo vamos a pasar mal porque tardaremos en entrar en juego".

Mentalización le va a hacer falta hasta al alemán. Schuster se hubiera echado las manos a la cabeza si hace dos meses le dicen que se podría jugar toda la temporada en Minsk, y con el agravante de no poder contar con Van Nistelrooy, Robben, Higuaín, De la Red, Metzelder... Al menos, recupera a Sneijder, a quien se le forzará pese a estar maltrecho.

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"No podemos permitirnos lujos. Parece que está bien, y tengo la sensación de que va a estar bien y va a poder jugar. No estamos para reservar nada. Si no jugara él, tendría que salir yo", ironizaba Schuster. El planteamiento será más correoso de lo habitual (ni con tantas bajas parece suficiente para Saviola). El alemán repoblará el centro del campo para que la posesión recaiga siempre en el Madrid.

Schuster no quiere un partido de ida y vuelta. Es consciente de la debilidad física de su equipo y profetiza un partido de control. "El BATE recupera a sus dos delanteros y debemos estar seguros. Si ganamos y el Juventus nos hace un favor, mejor. Jugarnos el pase a octavos a un partido con el Zenit no entra en nuestros planes", explicaba Schuster antes de pisar el campo helado que tiene como escenario el encuentro.

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Los operarios no paraban de quitar nieve a palazos y los de Borisov se frotan las manos. Desean que nieve más. Esa es su mejor arma futbolística. "El frío es un factor que juega a nuestro favor. Ellos saben manejar bien el balón y mantener la posesión, pero con nieve nosotros nos movemos muchos mejor", afirmaba el técnico, Bliznyuk, que incluso ha bromeado con teñirse el pelo si logra que el Madrid se pegue el batacazo en Minsk. No es para menos, le habrán tirado del alambre.

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