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El árbitro empuja al Athletic para empatar

Los vascos igualan un 0-2 gracias a dos penaltis inexistentes

HUGO JIMÉNEZ

Nadie contaba con Bebek, pero el colegiado croata tuvo demasiado que ver en que el Athletic no sumara la primera derrota en Europa de la temporada. Por cómo se consiguió fue un punto que parecieron tres. Y todo gracias a seis minutos de desquicie general, sobre todo del árbitro, que permitieron que los de Bielsa sigan gobernando su grupo (más si cabe tras el empate entre el Slovan Bratislava y el PSG en el otro partido del grupo).

Todo comenzó, o mejor dicho cambió, a los 68 minutos. Herrera, que terminaba de entrar al campo, se dejó caer con descaro dentro del área austriaca. Lejos de amonestar al bilbaíno, Bebek se inventó el primer penalti de la noche que, por supuesto, Llorente no desperdició.

El Athletic comprendió entonces que podía buscar el segundo. Sin convicción, zarandeados por el ambiente de San Mamés, los locales apretaron. Pero era insuficiente. Los de Bielsa colgaban balones, una y otra vez, pero no terminaban de encontrar la portería de Gusttafsson.

Entonces llegó la esperpéntica jugada del empate. Amorebieta empuja dentro del área a Lindgren, que sale despedido en volandas, y retiene el esférico con sus manos. El jugador del Salzburgo, en un acto reflejo, interceptó el balón con las manos, dando la falta por clarísima, pero el colegiado croata la volvió a liar. Señaló el segundo penalti en sólo seis minutos y, de paso, mandó a Lindgren a la caseta. Ni siquiera los jugadores del Athletic daban crédito a la secuencia. Pero valió un empate inpensable por entonces.

Y es que hasta esos momentos el Salzburgo ofreció más que los locales. La velocidad que ayer le faltó al Athletic es la que tuvieron los austriacos para hacer daño al contraataque. El Salzburgo disimuló su ambición durante los primeros minutos para, luego, sacar partido a los errores locales.

De hecho, hasta el primer gol, el Salzburgo se presentó como un cualquiera. Replegó las líneas en torno a Gusttafsson y le dio la pelota al Athletic. Se dedicó a achicar balones hasta que el Athletic redujo una marcha. Tampoco es que el juego de los de Bielsa fuera excesivamente vertiginoso, pero al menos generaban llegadas al área del Salzburgo. Aún así fue un Athletic desnaturalizado, muy diferente al de los últimos partidos. Sorprendentemente no utilizó las bandas y lo fió todo al acierto de Llorente y a las genialidades de Muniain en tres cuartos de campo. No estuvieron tan acertados como de costumbre, y el Athletic lo pagó. Pero estaba Bebek, que nadie le esperaba pero ayer hizo de Llorente y Muniain juntos. Fue el recurso inesperado del Athletic.

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